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Mufeng se esforzaba por no tomar de inmediato la mano de Jiang Xun.
Jiang Xun miró rápidamente alrededor. Cuando nadie la miraba, se metió el dulce en la boca a la velocidad del rayo.
Mufeng no pudo evitar reír al verla así. Extendió su palma otra vez y dijo —Dame el envoltorio.
Ella llevaba una falda sin bolsillos, así que no tenía dónde guardar el envoltorio. Jiang Xun puso el envoltorio en la palma de Mufeng nuevamente y le agradeció en voz baja.
—No tienes que ser tan cortés conmigo —Mufeng sostuvo el envoltorio en su mano, en el cual aún permanecía el calor restante de Jiang Xun. Luego lo guardó en su bolsillo, sus dedos sujetando ligeramente el envoltorio con aroma a frutas.
En ese momento, era incierto si era la temperatura del cuerpo de Jiang Xun o de Mufeng la que aún permanecía en el envoltorio.