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—Incluso tú no puedes soportar comer esos platos, ¿cómo voy a comer más yo? —Mufeng le dio una palmada en la cabeza—. Vamos a comer sopa de verduras con arroz juntos.
Entonces, los dos pasaron felizmente dos minutos para conseguir cuatro tazones de arroz y le pidieron a la tía que les echara un poco de sopa de verduras en el arroz.
—¡Tía Yang, cuánto tiempo sin vernos! —Jiang Xun reconoció a la tía de la cantina y dijo con una sonrisa.
No esperaba que la tía aún siguiera trabajando aquí después de dos años.
La tía no esperaba que Jiang Xun aún la recordara y estaba muy sorprendida—. ¿Aún te acuerdas de mí?
—Por supuesto, ¿cómo no me voy a acordar? En esa época, tenía mucho apetito y comía mucho, pero tenía poco dinero para la comida. Siempre tratabas de traerme más comida cada vez —dijo Jiang Xun con una sonrisa—. Muchas gracias.