En este momento, no había luces en el edificio de Qin Yang, y los pocos trabajadores que hacían horas extra ya habían salido del trabajo.
Era casi medianoche, y las calles estaban muy tranquilas. Aunque había pocos coches yendo y viniendo, de vez en cuando se podía oír el sonido ocasional de algún coche pasando.
Sin embargo, Jiang Xun no podía oír nada de eso en este momento. Su cara estaba siendo sostenida por las ardientes manos de Mufeng.
Los bien definidos y largos dedos de Mufeng cubrían su rostro por completo. Colocó sus dedos sobre sus orejas. Las orejas de Jiang Xun estaban ardiendo. Desde sus orejas hasta sus mejillas, ya estaba roja.
El viento soplaba, y el aire estaba frío por el rocío de la noche. Chocaba con el calor de su rostro, pero era inmediatamente derrotado.
Cuando esperaban a Mufeng, Jiang Xun sintió frío después de abrir la ventana por un rato. Pero ahora, ni siquiera sentía un rastro de frialdad.
