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—Hace tanto frío y viento. ¿Seguro que quieres salir a pasear?
Guanglin llevó a Jiang Xun a una esquina y susurró:
—Es así. Zhang Shuidong y Zhang Kangwang ambos esperan que te puedas quedar aquí de manera permanente.
—¿Es verdad lo que dijeron? —Jiang Xun se sorprendió—. Pensé que solo eran educados.
—Claro que lo dicen en serio —dijo Guanglin—. Justo ahora, me sostuvieron de ambos lados e insistieron en que aceptara tu residencia permanente. ¿Qué dices? ¿Estás interesada?
—No tengo problemas con ser residente permanente —Jiang Xun asintió—. Me gusta bastante el ambiente aquí. Podré salir a trabajar y cocinar por mí misma. La calidad del aire aquí también es buena, claro...
El tono de Jiang Xun cambió:
—Quedarme aquí permanentemente tendrá un precio diferente.
Guanglin se limpió la cara:
—Mientras estés de acuerdo, hablaré con el Presidente Wang sobre los detalles.
Jiang Xun accedió sin problemas. Tener un gerente era bueno, y ella no necesitaba preocuparse por nada.
