En el atelier, Song Fengwan tenía las mangas subidas hasta la mitad y su largo cabello recogido holgadamente. Estaba dibujando un modelo de yeso cercano, y la iluminación resaltaba su pequeño rostro tan claro y brillante como la luna.
—¿A quién vas a dibujar para la tarea que asignó el profesor? —preguntó el chico con vacilación.
—Todavía no lo he decidido —Song Fengwan no dejó de dibujar al responder.
—Creo que es mejor dibujar a alguien conocido. Estoy pensando en dibujar a mi papá, pero dudo que esté dispuesto a ser mi modelo…
Los dedos de Song Fengwan se detuvieron. Frunció los labios y asintió sin decir otra palabra.
Viendo que ella no quería hablar, el chico estaba un poco ansioso. Desde el rabillo del ojo, vio a un grupo de personas paradas en la puerta trasera. Estaban vestidos de negro y tenían expresiones frías en sus rostros. Su corazón se sobresaltó del shock.
—Señor, ¿a quién busca? —La voz del chico estaba ligeramente ronca por su nerviosismo.