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—¡Es Isabelle! —Molly entrecerró los ojos, sin esperar que Isabelle viniera aquí.
—¡Sean, no puedes tocarla! ¡Ábreme la puerta ahora! —Las palabras de Isabelle hicieron que Molly se burlara juguetonamente.
—¿Qué tipo de drama era este? —¿De verdad podría estar Isabelle aquí para salvarla?
—Sean tampoco esperaba que Isabelle viniera aquí a exigir que dejara ir a Molly. Hizo una señal a un hermano que estaba junto a la puerta, y el hombre la abrió sin decir otra palabra.
—Isabelle entró apresuradamente sin aliento; al ver que Molly estaba ilesa, sintió una mezcla de decepción y alivio.
—Señorita, ¿por qué ha venido? —La voz de Sean era suave; incluso la feroz cicatriz en sus ojos no parecía tan intimidante ahora.
