Chris pensaba en ello cuando vio un destello rosado detrás del espejo. Su espalda se tensó.
En medio de la niebla, sonó una voz coqueta de mujer. —Hermano, ven a jugar...
Chris se quedó completamente paralizado. La niebla en el baño se hacía cada vez más densa, haciéndole casi imposible respirar. Su mente también se había vuelto lenta, y sus manos y pies estaban rígidos.
En ese momento, Chris pensó en el bolso de paja que acababa de quitarse y había dejado en la mesa de noche... Torció el cuello con dificultad...
Detrás de él, un par de pies salieron de la bañera. Con un chapoteo, el tul rosado aterrizó a sus pies. Desnuda, se acercó lentamente a Chris...
Chris instantáneamente tuvo piel de gallina en todo el cuerpo. No sabía de dónde sacó la fuerza, pero antes de que la figura pudiera tocarlo, de repente sacó los pies y corrió como loco. ¡Con un golpe, la puerta del baño casi se destrozó!