Al ver alejarse los zapatos rojos, Harper soltó y exhaló un suspiro de alivio. Sin embargo... una voz ronca y desagradable sonó de repente en sus oídos —Jeje... te encontré...
La espalda de Harper se tensó. Giró la cabeza como una piedra y vio a un hombre de unos cuarenta o cincuenta años acostado a su lado. Tenía los ojos hundidos y la piel amarilla, como si hubiera estado enterrado en la tierra durante mucho tiempo antes de salir. Su cabello estaba medio afeitado y tenía una larga trenza en la parte trasera. Todavía llevaba puestos antiguos trajes de la Dinastía Qing. Al verlo mirar, el fantasma masculino mostró una extraña sonrisa, revelando dos grandes dientes dorados.
Harper:
—...