—Amelia sacudió su cabeza confundida y preguntó a Alex:
—Papá, ¿qué están haciendo?
—Alex miró la ribera del río ahumada y dijo:
—Probablemente esto es porque los humanos dan más miedo que los fantasmas. Algunas personas no les importaba mirar el alboroto. Para ganar algo de popularidad, no dudaban en hacer comentarios sarcásticos o echar leña al fuego. En sus ojos, las vidas humanas eran solo herramientas que podían ayudarles a ganar dinero. Estas personas parecían humanas por fuera, pero en realidad eran más aterradoras que los fantasmas.
Amelia mordió su paleta y permaneció en silencio.
—Alex dijo:
—Mia, ¿qué necesitas de papá?