—Alex dejó a Amelia en el suelo y tomó su mano hacia las tres tabletas. Recogió seis varitas de incienso y las encendió. Le dio tres varitas de incienso a Amelia y él sostuvo tres varitas de incienso. Alex se arrodilló en el tapete de oraciones y se postró. —Viejo Maestro, mira quién es esta. No esperabas que tu nieto tuviera una hija tan linda en su vida, ¿verdad?
Todos estos años, lo último de lo que Alex no podía deshacerse era la última vez que vio a su abuelo. Se giró y su abuelo también lo estaba mirando. Cuando volvió a girarse, solo quedaba la espalda ensangrentada de su abuelo. Claramente sabía que era la última vez, pero no tuvo tiempo de decir nada.
—Alex dijo —Miao, este es tu bisabuelo.
Amelia imitó a Alex y se arrodilló en el tapete. Gritó —Bisabuelo.
La garganta de Alex estaba ligeramente seca. Dijo de nuevo —Estos son Abuelo y Abuela.