Amelia recordaba que en los dramas de televisión que había visto, cuando se casaban, juraban solemnemente ser fieles y respetarse mutuamente. No importaba si eran pobres o estaban enfermos, nunca se abandonarían. Por lo tanto, no andarían por ahí involucrándose con otras mujeres. Esto era algo que los hombres debían hacer. ¿Cómo se convirtió eso en una cualidad positiva?
Amelia sentía que aún era demasiado joven para entender la lógica a los ojos de los adultos. Sacudió la cabeza y miró a Ashley seriamente. —Tía, Mia te ayudó a deshacerte de tu mala suerte hoy. ¡Espero que la tía sea más valiente en el futuro! Si algo no te gusta, ¡tienes que mencionarlo y rechazarlo valientemente!