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Las lágrimas de Rebeca caían silenciosamente, y ella parecía dolorida y tolerante —Mia, Mami también tiene la culpa. No estuve a tu lado cuando más me necesitabas... Las dos hablaron una tras otra. Todos comprendieron rápidamente la situación. ¡Así que estos eran el padre de Amelia y su madrastra!
El Anciano Maestro Walton estaba a punto de decir algo cuando Jorge alzó la mano para bloquearlo. Les echó una mirada a Jonathan y Rebeca. Jonathan y Rebeca se alegraron cuando vieron esta escena. ¡Este movimiento fue realmente efectivo!
Jonathan continuó suspirando —Mia, Papá admite que me importaste demasiado poco mientras crecías. ¿Puedes perdonar a Papá?
Rebeca también se ahogó —Mia, Mami lo ha pensado bien. En el futuro, no querremos más hermanitos. Solo queremos que estés tú, ¿de acuerdo? Vivamos bien como una familia.