Gu Dai aceptó la libreta de Chu Min, escaneó brevemente su contenido y sus dedos danzaron sobre el teclado.
Pasaron diez minutos -
Luciendo relajada, Gu Dai se recostó en su silla y declaró con calma —Ya está todo hecho.
Chu Min, sosteniendo su portátil, exclamó en un arrebato de emoción —Estos códigos me tenían atascado, jefa. No sabía qué hacer. Pero tú los descifraste tan rápidamente. ¡Eso es increíble!
Había un matiz de decepción mientras Chu Min continuaba —Si sólo pudiera ser tan bueno como tú, no tendría que molestarte.
Gu Dai suspiró suavemente, dando a Chu Min una mirada consoladora —Ya eres bastante bueno. Acabo de revisar los registros —en los últimos tres años, has detenido a esta persona cientos de veces. Sus habilidades fueron top esta vez. Está bien que estuvieras atascado.
