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Aunque Gu Dai se abstuvo de revelar detalles sobre sus últimos tres años, Su Ting, tras sus recientes interacciones con Song Ling, logró inferir algunas de sus experiencias. Esta percepción intensificó su compasión por Gu Dai.
Su Ting gentilmente liberó la mano de Gu Dai de su boca, su voz calmada mientras la consolaba—. Hermana, deja atrás el pasado. No necesitamos detenernos en esos tres años, porque tenemos los próximos tres años, y hasta treinta años por delante...
Gu Dai asintió, asegurándole—. En efecto, esos tres años fueron inconsecuentes. No hay necesidad de detenerse en ellos. Plantar flores es más importante en este momento.
Viendo el entendimiento de Gu Dai, Su Ting exhaló un suspiro de alivio.
La madre de Gu Dai era una amante de las flores apasionada, que disfrutaba cultivando una diversa variedad de ellas ella misma.