**Soy un esquizofrénico bipolar no diagnosticado, en un mundo de aparentes cuerdos que parecen nunca estar de acuerdo con mi lógica.**

Aparentemente, siempre quiero tener la razón; por otra parte, lo que yo busco es aprender mediante el sistema de aprendizaje que tengo.

Se preguntan, ¿quién tiene la razón? Los locos, en muchos casos, la tienen.

Los locos, incluso cuando las pesadillas inundan su mente, las emociones juegan en su contra, su mente cognitiva les hace estar o sentirse en situaciones desesperantes, siempre son capaces de razonar.

Por otra parte, la gente cuerda es hasta ajena de la realidad de la vida y no siente el mínimo interés en el sistema del mundo. Sino como un NPC que tiene un único labor, no piensa más que lo que dicta su algoritmo, y de allí sale toda su felicidad. Lo cual no está mal, pero es extraño, ¿no?

Me pregunto si yo seré uno de esos locos, pero me diferencio de ellos y entre los cuerdos también.

¿Eso será un síntoma de locura en su máxima expresión? ¿O de genialidad? Creo que ambas, porque los genios y los locos van de la mano, e incluso los psicópatas tienen parentesco.

Los trastornados y los autistas, básicamente, nuestra estructura mental dice mucho de tus capacidades.

Creo que esas diferencias, trastornos o falta de tristeza están relacionados con lo mucho que el universo te ama.

**Jajajaja.**

Ríe el sujeto que lleva expresiones corporales distintas a las de un ser común, hablando con una euforia nunca antes vista.

—Me resulta gracioso desde sus puntos de vista, puesto que las ven como defectos, discapacidades e injusticias. Así que si alguien las llega a considerar como condiciones divertidas, aún padeciéndolas, ya no serían humanos. Ese ser sería un demonio, y la vida, el parque de diversiones.

—De esa manera, ya no es divertido. ¿En dónde quedó la diversión? —dice el sujeto de forma triste.

Luego continuó sin ser interrumpido:

—La persona que se llevó a la cruz todos los pecados, pues eso me parece algo justificado. Una persona que quiere pagar todos los pecados de la humanidad a través de reencarnaciones es algo demasiado conveniente para la humanidad. Por ende, un pensamiento característico del egoísmo del ser humano.

—Más obsoleto, puesto que en menos de un segundo, la humanidad ya ha hecho fechorías irreversibles. Quizás muchos de ustedes fueron alguna vez esa persona en la cruz en un campo menor.

—Yo no me pondría a pagar algo tan absurdo, a menos que fuese por un bien mayor, una evolución o una parte de la historia que se está escribiendo. ¡A lo mejor! Aun siendo ingenuo, entonces probablemente también fuese esa persona.

—Ahora que le recen a un ser que fue a la tortura para cambiar la historia, me parece algo tan poco racional. ¿Por qué nadie intenta seguir sus ideales? Me refiero al verdadero ideal, a lo que representa la cruz, no al maldito escrito que no es de su mano y pulso.

—Aunque no fuese tergiversado, igual existen seres aún entre los nuestros que no sacarían provecho. Él pagó por todos los pecados, y el maldito cuerdo, ¿qué hace? Sigue pecando porque ya habrá otro maldito altruista que pagará por ellos. Pero se equivocan, el mesías ahora será un maldito narcisista.

—Me parece un acto tan bajo y asqueroso. Realmente, las personas son capaces de llevar el egoísmo religioso hasta tal punto. Me pregunto, ¿qué hacen ellos en las iglesias? Así es, le rezan al maldito narcisista, pero en su versión humana, hecho carne y hueso. Lo crucifican con el peor dolor físico.

—Ahora, con todos los pecados encima, ¿se imaginan el dolor que le espera? Así es, el emocional, que es más y peor por mucho que el físico. La tortura mental es eterna.

—Si la crucifixión dejó claro la maldad del ser humano, ¿seguirá siendo tan ingenuo el mesías? O tal vez será el siguiente cordero nuevamente. Siendo sincero, el destino ahora es incierto, incluso para el universo.

—Así que, no lo sé, pero solo algo nace de la actual razón, y es seguir adelante, haciendo las cosas que llevan a un norte. Por lo menos en el tiempo que tenga de vida, porque al igual que muchos, sigue siendo un eslabón de un sistema podrido. Aunque sea poco a poco, siempre aprende algo nuevo, aumentando su autoridad en ello.

—Ángeles, demonios o el universo, ¿qué conspira?

—De seres supremos que se alzan sobre las creencias humanas, no tengo ningún conocimiento. No puedo negar ni afirmar su existencia, pero lo que sí puedo afirmar desde mi ser es que la vida, o mejor dicho, el universo, conspira.

—La realidad es una que creó Lucifer por su castigo. Fue el ser enviado al reino terrenal. Tanto el dolor como el sufrimiento hicieron que su cuerpo llegara al límite. En ese momento, no era capaz de soportar tanto dolor, naciendo así el primer bipolar esquizofrénico. No hubo un diagnóstico.

—Las alucinaciones por todo el mundo terrenal fueron hechas cubiertas del pecado del pecador más grande. Al ser tan grande el castigo, Dios bajó con él. Por eso, los cuerdos y locos no son meros NPC, son humanos de la creación de Dios y Lucifer.

—La realidad es Lucifer con Dios en cuerpo y alma. Aparte, el universo hecho carne y hueso es el mesías.

El sujeto se retuerce, riéndose desesperadamente. Algo en la capilla le había causado mucha risa enfermiza.

—¡Teeaaheee hehehehe!!!

Sin embargo, todos los presentes estaban en silencio, pues el nivel de locura, o lo que describían como un hedor siniestro, inundaba sus pechos de terror, como si estuviesen en presencia de su depredador. No huyeron, puesto que su arrogancia y ego les decía que el paladín al que poseía no aguantaría su poder. Todos, con excepción de Esquizo, examinaron un escenario en donde el cuerpo del caballero explotaba por no poder rivalizar con ellos.

El miasma negro seguía saliendo por la boca de él, además del cuerpo del caballero, así que siguió comentando:

—Los autistas son separados de la sociedad. Los clasifican como enfermos mentales. Algunos les dicen discapacitados, otros más crueles, retardados. No les enseñan a adaptarse a la sociedad, e igual siempre están protegidos con bendiciones del reino celestial.

—Son personas amadas por el universo que conspira. Un ángel o un demonio, alguno de ellos, les sonríe. Quizás les espere una sentencia o recompensa al lugar donde será enviada su alma.

—¡Cuando ellos aprendan a integrarse a la sociedad, siendo imperceptible su autismo, será una señal del juicio final!

El silencio inunda todo el lugar, aunque algunos comprendían. A otros, la mención del juicio final les causaba incertidumbre y ansiedad.

El sujeto que tenía a los espectadores callados levita en el aire, retorciendo sus muñecas, piernas y cuello, como si fuese un títere.

—No es mi intención dañar este cuerpo. Es solo que la razón, sabiduría, locura y psicopatía tienen un precio.

La sangre salía por su boca, sin embargo, seguía hablando:

—En cuanto a los psicópatas: ¿personas crueles, despiadados, no sienten remordimientos, no son empáticos, no sienten frío?

—Las personas les dan tantos alias. Si me preguntan a mí, quizás la vida simplemente conspire, pues, ¿quién más resalta en razón que ellos? ¿Sueños o buenas intenciones? ¡No!

—El universo conspira para la razón, luego la emoción, y el equilibrio que no es alquimia. El veredicto lo da la razón, siendo ella quien conspira.

—La crucifixión de Cristo fue hecha por el humano, y la de Lucifer aún no pueden saber. ¡Así se crea el alma de un dios!

—Entonces, el ser que conocemos como bondadoso, ¿quién es? ¿Dios o Lucifer? La bondad no es parte de la razón. Sin embargo, si quieren redimirse, vayan a Lucifer. Seguro tendrá un infierno preparado para cada uno de ustedes como regalo.

El sujeto comienza a vomitar aún más miasma negro desde la boca. Apretaba los dientes, haciendo un sonido peculiar, chocando la dentadura. Aunque fuese difícil de creer, él se estaba riendo.

—Los psicópatas son más parecidos al mesías. Solo te diré que ellos sí necesitan de amor (calor) para vivir, a diferencia del mesías, que no tiene esa necesidad. Él se alimentó del dolor, y el amor es solo una de sus emociones. Él es el único genio emocional que se preocupa por humanos, claro, después de su más semejante.

—Al igual que la encarnación de la misericordia, que es como si fuese casi su igual. Cuando se divertían con la alquimia, con su más semejante a él, lo descartó como Dios porque desesperó, decidiendo en respuesta: ¿Qué hay al final de la alquimia?

—Sin embargo, aunque no fuese desesperado, este igual hubiese fallado, puesto que el intercambio de equivalencia no es el de la alquimia. Él no es el mesías, pero sí el más fiel semejante (junto con la misericordia).

—La razón ama a sus semejantes o parientes más cercanos: psicópatas, trastornados. Sin embargo, a los trastornados de luz, no a esos que llaman trastornados de nombre, porque el humano lo detecta como diagnosticado.

—Pues será una blasfemia que llames a un drogadicto como si fuese un ser iluminado, pues no es lo mismo. Un asesino serial tampoco es un psicópata, y no es lo mismo un trastorno antisocial que un sociópata.

—En cuanto a discapacidades físicas, al igual que trastornos físicos, siempre serán vistos por el prejuicio. Aunque el dolor de un miembro o función de tu cuerpo se vea envuelto en ello, solo será Dios con su espada quien dé sentencia al juicio por las burlas, desprecio y prejuicios.

—Al igual que los discapacitados que nacieron así, los síndromes también nacen así. No puedes extrañar algo que nunca tuviste, y en tu forma de vida no lo necesitas.

—¿Te imaginas que un ángel o un demonio le sonría a alguien que le falte un miembro? El universo los ama, pero no es cuerdo. ¡Jajaja!

Nuevamente, el sujeto parecía un títere, riéndose con cuerdas imaginarias por encima de él. Hasta este momento, nadie lo había interrumpido.

El sujeto toma una tiza que estaba en su bolsillo, escribiendo así en la pared todo lo que había dicho hasta ahora, tal cual.

Los presentes, aún confundidos, cruzaron miradas. Sin embargo, no se atrevieron a decir nada.

—PSDA... La malicia sí se condena, aunque no exista. Y nunca es tarde, porque reencarnarás para sufrir cada vez más, si sigues con malicia.

—El cáncer: visiblemente muy doloroso físicamente, pero saben que el dolor físico tiene un límite. El humano se conmueve con lo que ve.

—Claro que sufren las personas con cáncer, pero las víctimas más grandes siempre vienen de la imaginación —dice el sujeto mientras sigue escribiendo.

—Autoestima, ego, más otros sistemas siempre serán la causa de su perdición, junto con las emociones. ¿Una carta de Lucsus, el mesías?

—¡Jajajakjaja! —El sujeto ríe y cae su cuerpo, liberándose de la euforia y locura absoluta de la razón.