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Chapter 9 - Capítulo 9: Elena

Mí Lady siempre había sido una persona excéntrica, siempre hacía lo que quería y cómo quería. Elena no la entendía, aunque llevaba tiempo trabajando para ella, especialmente últimamente. 

Por alguna razón, la personalidad de Seraphina había cambiado... ¿o eso creía Elena? Aunque siempre había sido muy impredecible, no entendía algunas cosas que hacía últimamente. 

Seraphina estaba actuando más excéntricamente desde que se enfermó del estómago. Desde ese día, había estado haciendo cosas que iban más allá de la comprensión de Elena. Al principio, pensó que eran las secuelas de su malestar del cual fue víctima directa. 

Pero Elena se dio cuenta de que era otra cosa. Seraphina, a quien nunca había escuchado disculparse, se disculpó con ella. El impacto fue tan grande que, sin querer, derramó un poco del jugo que bebía en su rostro. 

En ese momento, Elena pensó que Seraphina la castigaría o, en el peor de los casos, la golpearía, pero solo lo tomó como algo sin importancia y dijo que estaban a mano. Algo con lo que no estaba de acuerdo, pero aun así ese compromiso fue algo que sorprendió a Elena y confirmó que algo definitivamente había cambiado en su Ama. 

 

Desde entonces, Seraphina había sido buena con ella e incluso le daba a probar esos deliciosos postres que comenzó a disfrutar como si fuera algo normal. Pero cuando volvía en sí, recordaba que solo era una sirvienta y eso no era algo que debería hacer, así que trataba de ser lo más profesional posible. 

 

'Pero esos dulces... bueno, ella es la ama, si dice que está bien entonces lo está', pensaba Elena diciéndose a sí misma que estaba bien mientras su lady lo permitiera. 

 

Aunque Elena trataba lo mejor posible de actuar como una buena sirvienta, se dio cuenta de que a Seraphina ni siquiera le importaba que la mirara con una mala expresión. No sabía qué, pero sentía que todas sus acciones le mandaban algún tipo de mensaje que no entendía. 

 

Continuaron con el entrenamiento en el que Elena se veía obligada a participar. Al principio, no sabía por qué una sirvienta necesitaría entrenar, pero luego de que empezó a ver los resultados, comenzó a interesarse y a participar voluntariamente. 

 

Antes de darse cuenta, a pesar de que trataba de mantener los modales, ella le hablaba a Seraphina sin importarle su estatus y no dudaba en corregirla si se equivocaba. 

 

La primera vez que lo hizo sin querer, pensó que hasta ahí llegaba ese pequeño episodio de excentricidad, pero al parecer, en lugar de ponerla en su lugar, Seraphina aceptó el regaño de Elena de buena gana. 

 

Luego incluso le dio una poción que le hizo despertar la bendición del Dios de la Oscuridad, algo que le agradecía mucho si no fuera por lo que le obligó a hacer una semana después. 

 

Ella se vio obligada a involucrarse en una escapada con la excusa de que iban a buscar un objeto legendario. Todo el viaje estuvo enojada, pero aun así tuvo que salvar a Seraphina cuando se vio envuelta en un altercado sin ninguna razón. 

 

Ella decidió que ya no dudaría en golpearla para tranquilizarla si era necesario. Pero al final, el viaje no fue en vano, ya que de verdad estaban buscando algo y no solo perdiendo el tiempo como pensó al principio. Encontraron lo que Seraphina se refería como 'objeto legendario'. 

 

Pero cuando ella vio lo que era, tuvo ganas de sacar a *George*, el garrote al cual últimamente le había cogido cariño y nombrado. Sin embargo, se contuvo ya que Seraphina seguía siendo su ama y una noble. Pero lo peor fue que Seraphina la bañó con su vómito. Era la tercera vez y ya comenzaba a sospechar que lo hacía a propósito. 

 

Después de eso, regresaron y nada fuera de lo común pasó, además de algunos regaños de la señora de la casa a Seraphina, así como el señor llorando mientras la abrazaba y la moqueaba. Eso hizo que Elena se diera cuenta de que definitivamente eran padre e hija. 

 

Al ver esa escena, sinceramente, se puso un poco celosa ya que desde que tenía memoria vivía en un orfanato en el cual era una marginada. Solo se llevaba bien con una de las cuidadoras, que era lo más cercano a una figura materna durante su niñez, pero murió de vejez, lo que le entristeció mucho. 

 

Casualmente, no mucho después, fue recogida por Seraphina, lo que la llevó hasta aquí siendo su sirvienta personal. Recordar el pasado mientras veía la escena le hizo sentir un poco melancólica. Seraphina, que por alguna razón últimamente siempre estaba pendiente de ella, pareció darse cuenta un poco de lo que sentía. Lo que le hizo sentir peor ya que uno de los más grandes errores que una sirvienta puede cometer es preocupar a su amo. 

 

Elena recordó las lecciones del mayordomo y las sirvientas más antiguas que se compadecían de ella por ser la sirvienta directa de Seraphina. Más tarde, Seraphina le dijo que ella también era su familia, así que no necesitaba estar triste y podía llorar en sus hombros mientras hacía una mirada presumida, como si fuera un gran privilegio. 

Y aunque su expresión no cambió ante esas palabras, avergonzando a Seraphina en el proceso, haciendo que Elena contuviera su risa de las payasadas de su ama. Aun así, en el interior sus palabras crearon muchas emociones distintas dentro de ella, fueran palabras realmente ciertas o no. 

.. 

en algún momento seraphina se las arregló para convencerla de llamarla Phina al menos en privado. ya no tenías ganas de negarse y seraphina era muy tenas en esos asuntos y sinceramente ya se sentía cómoda en su presencia, a pesar de sus payasadas que a veces le hacían darle una dura mirada e incluso sacar a George, se divertía entrenando o comiendo postres con ella. 

 

Sabía que eso era lo que Phina quería, así que no le daba la satisfacción y siempre trataba de mantener su cara lo más profesional posible. Aunque algunas veces Phina la hacía enojar de verdad, como la vez que la vio riendo asquerosamente mientras sostenía sus bragas que de quién sabe dónde las consiguió. Eso hizo que Elena usara a George sin medirse. 

 

Pero aun así, Phina reconoció que era su culpa, así que no pasó a mayores. Sinceramente, Elena ya no entendía dónde se dibujaban los límites de amo-sirvienta cuando se trataba de Phina. 

Hubo momentos en que Phina trató de convencerla a que comenzaran a entrenar en peleas reales con bestias y monstruos. Elena solo se negó porque, aunque se habían hecho más fuertes, no estaban preparadas para eso. 

Pero Phina siguió insistiéndole incansablemente, incluso se atrevió a amenazarla con no darle más pasteles si no la ayudaba. Al no aguantar más sus insistencias de entrenamiento real, Elena le dijo que solo si atravesaban la primera metamorfosis, que sería el primer paso de las personas que caminan el camino del poder. 

.. 

Lo lograron más rápido de lo que pensó y no le quedó otra opción que aceptarlo. Así comenzaron las batallas reales con bestias y monstruos. Para ser sincera, Elena tuvo que esforzarse en no parecer asustada. Curiosamente, la alborotadora de Phina no tuvo problemas con eso, decía cosas como 'si imaginas que es un videojuego no da tanto miedo', lo cual Elena no entendía. 

 

Phina peleaba frente a esas bestias de frente y con ese extraño arte marcial que obtuvo de ese objeto legendario de dudosa forma. Elena, por su parte, enfrentaba a las bestias con las artes marciales que había empezado a practicar después de la primera metamorfosis. 

 

Unos días después de la metamorfosis, Phina dijo que tenía un arte marcial que le convenía y luego de pasarle un cristal de memoria que se utiliza para guardar información, Elena empezó a practicarlo y ciertamente le convenía, así que decidió perfeccionarlo hasta poder dominarlo. 

Elena vio cómo Phina, sin miedo de mancharse en sangre, cazaba a los monstruos, una imagen que contrastaba con su hermosa apariencia y gracia naturales que mostraba de forma natural cuando no hacía de las suyas. 

Así que Elena no quiso quedarse atrás y juntas comenzaron a ver el resultado de su entrenamiento, matando a cualquier bestia o monstruo que se encontraba a su alcance. Cuando encontraban una muy poderosa, Phina hacía unas poses extrañas y mientras susurrar algo, solo para luego tirar una poción explosiva que les permitía escapar o matar directamente a esa bestia.