Ryosuke yacía en el suelo, sudoroso, el pecho subiendo y bajando mientras intentaba recuperar el aliento. Las horas de entrenamiento habían drenado cada gota de energía que tenía.
Ryosuke: (Jadeando) Yuji... no puedo más... ¿Cómo haces para... seguir así?
Yuji, apoyado en una de las columnas del dojo, observaba a su joven compañero con una expresión tranquila. Estaba acostumbrado a ver esa mirada en los novatos, esa mezcla de agotamiento y duda. Después de todo, todos pasaban por esa fase.
Yuji: (Sereno) Uno no despierta sus poderes de la noche a la mañana, Ryosuke. El verdadero poder llega cuando menos lo esperas... como me pasó a mí.
Ryosuke levantó la cabeza con esfuerzo, sus cejas se fruncieron con curiosidad.
Ryosuke: (Cansado pero intrigado) ¿Cómo fue eso? Nunca te lo he preguntado... tus poderes, ¿Cuándo los despertaste?
Un silencio denso cayó entre los dos. Yuji apartó la mirada, sus ojos se endurecieron mientras recordaba. Las sombras en su rostro parecían profundizarse con el peso del recuerdo.
Yuji: (Con voz baja) Fue... el día que mi padre murió.
El corazón de Ryosuke se encogió. Sentía un nudo formarse en su garganta, sabiendo que había tocado un tema delicado. Él mismo no sabía dónde estaba su padre, pero al menos seguía vivo... o eso quería creer.
Ryosuke: (Con pesar) Lo siento... No quería…
Yuji: (Cortando, con voz más firme) No te preocupes. El dolor es parte del camino. Y tú... aún no has recorrido el tuyo.
Ryosuke bajó la mirada, mordiéndose el labio. Sabía que Yuji tenía razón, pero la incertidumbre sobre su propio futuro lo devoraba por dentro. ¿Qué pasaría si nunca despertaba? ¿O si lo hacía en las circunstancias más oscuras?
Semanas después…
El entrenamiento continuó sin descanso, pero algo en Ryosuke había cambiado. sus habilidades físicas mejoraban, y su resistencia al cansancio era mucho mayor que antes.
Yuji: (Frío como siempre) Ryosuke, te han asignado una misión. Irás con dos despertados del gremio. Es una entrega sencilla... pero es importante. Será tu primera experiencia real en el campo.
Ryosuke: (Sorprendido) ¿Una entrega? ¿Por qué usan despertados para algo así?
Yuji: (Con tono neutral) Es más barato que pagarle a una empresa de envíos. Y mucho más seguro, considerando lo que podrías encontrarte en el camino.
Kaito: (Gritando) ¡Ryosuke! ¡Ryosuke! ¡Por aquí!
Ryosuke: (Gritando) ¡Señor Kaito!
Ryosuke corre hacia Kaito y se encuentra con dos personas completamente distintas. Uno de ellos, un joven alto de cabello rubio y expresión arrogante, lo mira con una mueca de desdén.
Rui: (Sonriendo de lado) Así que tú eres el novato... No me estorbes, ¿vale?
Ryosuke: (Pensando) Genial, el típico fanfarrón... esto va a ser interesante.
A su lado, una chica de aspecto frágil y voz suave lo saluda tímidamente.
Mei: (Con voz suave) Hola, ¿Ryosuke, verdad? Soy Mei. No te preocupes, esto es solo una entrega rápida, lo haremos en un abrir y cerrar de ojos.
Rui: (Interrumpiendo, impaciente) ¡Basta de charla! Solo sigue mi ejemplo, novato, y saldremos de aquí en un santiamén.
Ryosuke observa a ambos con cautela. La diferencia en sus personalidades es evidente. Mei intenta calmarlo, pero la confianza desbordante de Rui lo pone nervioso. Sin embargo, no tiene elección; esta es su primera misión, y tiene que cumplir.
Mientras los tres se acercaban al lugar de la entrega, el silencio entre ellos era denso. Mei, caminando a la par de Ryosuke, intentó romper el hielo mientras Rui se mantenía a una prudente distancia, concentrado en su entorno. Sus pasos resonaban suavemente en el pavimento, y Ryosuke podía notar el leve crujido de las hojas bajo sus pies.
Mei: (Con voz suave) Entonces, Ryosuke… ¿Cómo te sientes con tu primera misión?
Ryosuke, aún algo tenso, miró a Mei y esbozó una sonrisa incómoda. Sabía que ella trataba de relajarlo, pero la situación lo abrumaba.
Ryosuke: (Titubeante) Eh... no lo sé. Supongo que... nervioso. Esto es todo nuevo para mí.
Mei sonrió amablemente, su presencia irradiaba una calma que contrastaba con el nerviosismo palpable de Ryosuke.
Mei: (Con tono cálido) Es normal. Todos estuvimos en tu lugar alguna vez. Yo también estaba aterrada en mi primera misión, pero con el tiempo te acostumbras.
Ryosuke se sorprendió. Mei no parecía alguien que alguna vez hubiese sentido miedo. Su actitud tranquila y serena lo hacía pensar que era una veterana en estas cosas.
Ryosuke: (Curioso) ¿De verdad? No lo parece... Pareces bastante tranquila ahora.
Mei rió ligeramente, sacudiendo la cabeza.
Mei: Créeme, he tenido mi cuota de sustos. Pero aprendí algo muy importante: no estás solo. Somos un equipo, y si algo va mal, siempre habrá alguien que te cubra las espaldas.
Mientras hablaban, Rui caminaba un poco más adelante, completamente en silencio, concentrado en la misión. Ryosuke lo observaba de reojo, intrigado por su comportamiento. No era la clase de persona que esperaba encontrar en un gremio, alguien tan distante y seguro de sí mismo.
Ryosuke: (Susurrando a Mei) ¿Y qué hay de Rui? Parece que nada lo preocupa.
Mei miró hacia Rui, y por un momento, su expresión se tornó melancólica.
Mei: (Bajando la voz) Rui... es complicado. No siempre fue así de callado. Antes era muy diferente.
Ryosuke: (Intrigado) ¿Diferente cómo? ¿Es el típico que se cree diferente?
Mei: (Con un suspiro) Más abierto, más... humano, supongo. Pero... después de una misión, cambió. Perder a su equipo lo afectó mucho.
Ryosuke abrió los ojos sorprendido. No se esperaba algo así.
Ryosuke: (Susurrando) ¿Perder a su equipo? ¿Qué pasó?
Mei miró hacia adelante, asegurándose de que Rui no estuviera prestando atención.
Mei: (Con voz baja) Fue una misión de rescate. Todo salió mal. Rui era el líder, y tomó una decisión que… costó la vida de todos los miembros de su equipo. Desde entonces, no confía en nadie más que en sí mismo.
Ryosuke sintió un nudo en el estómago. Ahora entendía por qué Rui actuaba de esa manera. No era solo arrogancia; era un mecanismo de defensa, un escudo que había levantado tras una pérdida devastadora.
Ryosuke: (Susurrando) Eso suena... terrible. ¿Y él nunca habla de eso?
Mei: (Negando con la cabeza) No. Nunca. Creo que siente que si habla de ello, revivirá todo el dolor.
Ryosuke asintió lentamente, comprendiendo un poco mejor la actitud de Rui. No era solo orgullo o autosuficiencia. Era alguien que cargaba con un gran peso en su interior.
De repente, la voz de Rui rompió el silencio.
Rui: (Con tono bajo) No hablen de mí como si no estuviera aquí.
Ryosuke se sobresaltó. No se había dado cuenta de que Rui había estado escuchando todo el tiempo. Rui se detuvo un momento y los miró de reojo, su rostro serio y distante.
Rui: (Con frialdad) Mei, no hay necesidad de contarle mis historias personales. No vinimos aquí para hacer amigos.
Mei bajó la mirada, apenada.
Mei: (Suave) Lo siento, no quise…
Rui suspiró y volvió a caminar.
Rui: (Frío) Solo concéntrense en la misión. No hay margen para errores.
Ryosuke sintió la tensión en el aire. Aunque ahora entendía un poco más a Rui, no podía evitar sentirse intimidado por su actitud distante. A pesar de todo, se dio cuenta de que ambos, Rui y Mei, llevaban consigo más de lo que él había imaginado.
Ryosuke: (Susurrando) Oye, Mei... ¿tú y Rui...? ¿Es algo personal? O, no sé, ¿te gusta?
Mei se detuvo en seco, su rostro tornándose de un rojo intenso. Parecía completamente sorprendida por la pregunta. Ryosuke se dio cuenta al instante de que había tocado un tema delicado.
Mei: (Avergonzada, bajando la mirada) ¡¿Qué?! ¡N-no, claro que no! ¡¿Por qué pensarías eso?!
Ryosuke se encogió de hombros, incómodo por la situación.
Ryosuke: (Inocente) Es que, no sé... te preocupas mucho por él, y hablas de su pasado como si te importara más de lo normal.
Mei cubrió su rostro con las manos, claramente avergonzada. No podía mirarlo a los ojos.
Mei: (Avergonzada) No es eso... Es solo que... él ha pasado por mucho. Lo respeto, eso es todo. Rui es... complicado. No es fácil llevarse bien con él, pero sé que no es una mala persona.
Ryosuke la miró con una mezcla de simpatía y curiosidad.
Ryosuke: (Sonriendo ligeramente) Vaya, parece que realmente te importa.
Mei soltó un pequeño suspiro, tratando de calmarse, pero el rubor en sus mejillas no desaparecía.
Mei: (Avergonzada, mirando hacia otro lado) ¡No lo digas así! Solo quiero que... que no lo juzgues tan rápido. Él... no siempre fue así.
Ryosuke asintió, aunque sus pensamientos seguían enredados. Comprendía un poco más la conexión que Mei parecía tener con Rui, pero una pequeña duda persistía en su mente: ¿era solo respeto lo que ella sentía por él, o había algo más que ella misma no se atrevía a admitir?
El resto del trayecto transcurrió en un inquietante silencio. A pesar de la tensión en el aire, el paquete que transportaban no parecía ser nada fuera de lo común, simplemente otro encargo más del gremio. Sin embargo, había una extraña sensación en el ambiente que Ryosuke no lograba sacudirse.
Al llegar al punto de entrega, esa sensación se materializó de golpe. Lo que debía ser una rutina normal se transformó en algo siniestro. Ante ellos, cuatro cuerpos yacían esparcidos en el suelo. Sus rostros congelados en una mueca de terror absoluto. Los ojos, abiertos de par en par, reflejaban el horror de sus últimos momentos, y una inquietante quietud envolvía la escena.
El corazón de Ryosuke comenzó a latir más rápido, y la calma que había sentido momentos antes se evaporó.
Ryosuke: (Retrocediendo, horrorizado) Eso... eso es lo que creo que es, ¿verdad?
Mei se lleva las manos a la boca, claramente afectada. Rui, en cambio, parece más frustrado que sorprendido.
Rui: (Molesto) Mierda… ¿Qué demonios pasó aquí?
Antes de que puedan procesar la escena, un grupo de personas emerge de las sombras. Sus rostros oscuros y las insignias que llevan indican que pertenecen a un gremio.
???: (Con una sonrisa sádica) Vaya, vaya... parece que tenemos compañía.
El corazón de Ryosuke se acelera. La adrenalina comienza a recorrer su cuerpo, pero sus músculos no responden. El miedo lo paraliza, congelándolo en su lugar.
Ryosuke: (Desesperado, pensando) No... no puedo moverme...
Ryosuke: (Desesperado, pensando) ¿Qué me pasa...? ¡Mueve tus malditos pies!
Mei: (Gritando) ¡Ryosuke, cuidado!
Ryosuke ve, por el rabillo del ojo, cómo un enemigo se lanza hacia él con intención de golpearlo. Su mente grita por moverse, pero su cuerpo no responde.
Ryosuke: (Desesperado, pensando) Si no me muevo... ¡voy a morir!
Justo cuando el golpe está a punto de alcanzarlo, Rui se materializa detrás de él, interceptando el ataque con una patada giratoria tan potente que el suelo tiembla bajo sus pies.
Rui: (Molesto) ¿Qué mierda crees que haces, novato? ¿Te vas a quedar ahí como una niñita?
Rui: (Molesto) ¡Muévete! ¡¿Qué demonios harías si no estuviera aquí?!
Rui: (Con más intensidad) ¡Si no te mueves, no podré salvarte siempre!
El reproche de Rui parece perforar a Ryosuke, haciéndolo recordar por qué está allí. Mei observa la escena en silencio, recordando aquella fatídica misión.
Mei: (Con tristeza) Rui…
Rui, con los ojos llenos de determinación, se arrodilla frente a Ryosuke y lo mira directo a los ojos.
Rui: (Con voz baja) Escúchame, chico.
Rui: (Con coraje y tristeza en sus ojos) No cometas el mismo error que yo…
Ryosuke lo mira, sus ojos llenos de tristeza, pero también de admiración. Algo dentro de él comienza a cambiar, el miedo comienza a disiparse, y un atisbo de coraje se abre paso entre su confusión.
La pelea se intensifica. Los enemigos avanzan en grupo, sus poderes desatándose como ráfagas de energía. Rui toma la delantera, luchando con una velocidad y precisión inhumanas. Cada uno de sus movimientos es calculado, su cuerpo parece flotar entre los ataques enemigos, como si estuviera varios pasos por delante de ellos.
Ryosuke, ahora con la mente clara, respira hondo y da un paso adelante. Mei lo observa, con una leve sonrisa.
Mei: (Suave) Vamos, Ryosuke. Lo estás logrando.
Los Despertados lanzan ataques en su dirección. Rui aprovecha el impulso de una pared cercana para correr verticalmente y lanzarse en un salto acrobático, girando en el aire antes de lanzar una patada demoledora en la cara de uno de los enemigos. El impacto es brutal, enviándolo volando varios metros.
Rui: (Sonriendo) ¿Quién sigue?
Ryosuke: (Gritando) ¡Mei, atrás!
Luego de las duras palabras de Rui, algo en Ryosuke hizo clic. El miedo que lo había paralizado antes comenzó a desvanecerse. Con determinación, se deslizó hacia la espalda de Mei, decidido a protegerla. Con toda su fuerza, lanzó un puñetazo hacia el enemigo, pero este lo detuvo con facilidad.
Enemigo: (Con una sonrisa maliciosa) ¿Eso es todo? ¡HAHAHA!
Ryosuke: (Pensando) Mierda... no le hice ni un rasguño.
Ryosuke: (Pensando) Tengo que hacer más… ¡debo…!
Antes de que pudiera reaccionar, Mei giró rápidamente, descargando una ráfaga de puños en el estómago del enemigo. Cada golpe conectó con precisión, y en cuestión de segundos, el enemigo cayó inconsciente al suelo.
Mei: (Sonriendo, algo jadeante) ¡Buen trabajo, Ryosuke! Estuviste genial.
Ryosuke estaba a punto de responder, pero antes de que pudiera siquiera procesar el alivio, un cambio drástico envolvió la zona. La temperatura descendió de golpe, y una oscuridad densa comenzó a devorar el lugar, como si la misma sombra cobrara vida. La atmósfera se volvía pesada, casi asfixiante.
De esa negrura emergió una figura que parecía surgir de las entrañas de la propia oscuridad. La presencia era sofocante, y con cada paso que daba, la presión aumentaba.
???: (Con arrogancia) Bueno, parece que llegué justo a tiempo. A mí me llaman el Espectro… supongo que pueden usar el mismo.
El Espectro: (Escaneando la escena) Vaya, acabaron con todos mis inútiles secuaces…
Uno de los enemigos que quedaba en pie, aún aturdido pero consciente, dio un paso hacia adelante con una mezcla de nerviosismo y alivio.
Enemigo: (Con una sonrisa temblorosa) ¡Señor! ¡Qué gusto ver...!
Antes de que pudiera terminar la frase, el Espectro se movió tan rápido que ni siquiera fue visible. Con un gesto simple y despectivo, atravesó el pecho de su secuaz con una mano. El cuerpo del enemigo se desplomó al suelo sin vida.
El Espectro: (Con una sonrisa cruel) ¿Gusto? ¿Qué gusto podría darme si no pueden derrotar a unos idiotas como estos?
Ryosuke quedó congelado al ver la escena, sus ojos fijos en el cuerpo inerte del enemigo. El miedo que había logrado superar comenzó a regresar, y sentía que la sola presencia del Espectro lo oprimía.
Rui: (Enfurecido) ¡¿Cómo puedes tratar así a tu propia gente?! ¡Ellos te siguen, confían en ti!
El Espectro: (Con burla) ¿Y qué esperas que haga? Era un simple inútil… igual que los demás.
El Espectro: (Con desdén) Al final, los humanos no hacen lo mismo con lo que ya no les sirve... ¿por qué debería yo ser diferente?
El desprecio en sus palabras era evidente, como si estuviera hablando de basura. El aire seguía poniéndose más denso, y el peligro que emanaba el Espectro se hacía más palpable con cada segundo que pasaba.
Rui: Mei, voy a necesitar tu ayuda. Este tipo está en otro nivel... pero juntos podemos. Ryosuke, cúbrenos las espaldas como puedas.
Ryosuke: (Pensando) ¿C-cubrir las espaldas? N-no puedo moverme...
El sudor frío caía por su frente. A pesar de sus palabras, Ryosuke no podía despegar los pies del suelo. La presencia del Espectro lo paralizaba de una manera que nunca había experimentado antes.
El Espectro: (Con una sonrisa arrogante) ¿Cómo prefieren que pelee? ¿Con un solo brazo o usando solo las piernas?
Rui: (Gritando) ¡Deja de vacilar!
Rui: (En voz baja) Mei, me adelantaré. Yo seré la cortina, y tú atacarás con todo lo que tengas.
Mei: (Afirmando con la cabeza) Entendido... ten cuidado, Rui.
Sin más palabras, Rui empezó a correr directo hacia el Espectro, su aura combativa encendida. A pesar de la disparidad de poder, no mostraría miedo. Era su deber proteger a su equipo.
El Espectro: (Con tono burlón) Ohh, vaya, ¿debo preocuparme por ti?
Rui lanzó una serie de golpes rápidos, cargados con toda su fuerza. Su velocidad era impresionante, cada movimiento calculado y preciso, pero el Espectro, con una sonrisa apenas visible, esquivaba sin esfuerzo. Era como si los puños de Rui lo traspasaran, como si ni siquiera estuviera allí.
Rui: (Pensando) ¡Mierda! ¡Ni siquiera lo estoy tocando!
Mei, aprovechando el momento en que Rui estaba cerca, saltó hacia el Espectro con una velocidad increíble. Sus puños irradiaban energía concentrada mientras lanzaba una serie de ataques desde diferentes ángulos. Pero cada golpe parecía atravesarlo, como si no existiera una barrera física.
El Espectro: (Sonriendo) ¿Eso es todo? Pensé que al menos pondrían un poco de resistencia.
Mei retrocedió, sus ojos llenos de frustración. Ninguno de sus ataques había surtido efecto. Era como pelear contra una sombra. Mientras tanto, Rui intentaba mantener la compostura.
Rui: (Confiado, pero tenso) No nos rendiremos tan fácil.
Rui y Mei intercambiaron una rápida mirada. Ambos sabían que tenían que cambiar su estrategia. Rui volvió a cargar contra el Espectro, esta vez lanzando una patada baja. Al mismo tiempo, Mei saltó alto en el aire, preparando un ataque descendente. Era un movimiento coordinado, pensado para atacar al Espectro desde dos ángulos simultáneamente.
El Espectro: (Con aire divertido) Vaya, vaya... parece que están esforzándose más de lo que pensé.
Sin embargo, justo cuando los ataques de Rui y Mei estaban a punto de conectar, el Espectro desapareció en una fracción de segundo. Reapareció detrás de ambos, completamente ileso.
El Espectro: (Con tono sarcástico) ¿Ya acabaron? Esperaba algo más entretenido.
Rui y Mei apenas tuvieron tiempo de girar antes de que el Espectro desatara una ola de energía oscura que los arrojó a ambos por los aires. Rui aterrizó de espaldas, jadeando, mientras Mei lograba rodar, pero claramente afectada.
Rui: (Jadeando) Maldita sea… ni siquiera lo hemos rozado.
Mei: Es como si no fuera humano…
El Espectro: (Con arrogancia) No es que no lo hayan intentado, pero simplemente están demasiado... por debajo de mí. Tal vez deberían haberse quedado en casa.
Rui se puso de pie lentamente, limpiándose la sangre de la boca. Aunque estaba claramente superado, no se rendiría. No mientras tuviera a Mei y Ryosuke detrás de él.
Rui: (Con determinación) No hemos terminado. Mei, ¿estás lista para otra ronda?
Mei: (Respirando con dificultad) Sí... vamos a darle una pelea digna, aunque sea.
Pero justo antes de que pudieran lanzarse nuevamente al combate, una oscura nube de energía envolvió al Espectro. La atmósfera se volvía cada vez más opresiva, como si el aire mismo estuviera siendo drenado de vida.
El Espectro: (Sonriendo) Muy bien, si insisten... jugaré un poco más con ustedes.
El corazón de Ryosuke palpitaba con fuerza. No podía permitir que Rui y Mei se enfrentaran solos a ese monstruo. Pero aún sentía el terror bloqueando cada fibra de su cuerpo.
El aire se volvió aún más pesado cuando la energía oscura del Espectro envolvió el campo. La tensión era palpable. Mei y Rui apenas podían mantenerse en pie después del último intercambio, pero el Espectro no mostraba señales de agotamiento, como si la batalla hubiera sido solo un juego para él.
El Espectro: (Con voz fría) He sido paciente... pero ahora es hora de terminar con esto.
En un abrir y cerrar de ojos, el Espectro desapareció de la vista. Rui y Mei apenas pudieron reaccionar. El aire zumbaba con una energía amenazante.
De repente, apareció justo frente a Mei.
Rui: (Con horror) ¡MEI!
Antes de que Rui pudiera intervenir, el Espectro levantó su brazo derecho, y una corriente oscura se materializó en su mano, una especie de lanza formada por pura energía maligna.
El Espectro: (Con una sonrisa siniestra) Adiós.
La lanza oscura atravesó el abdomen de Mei. El sonido fue desgarrador, como si el mismo aire hubiera sido arrancado de su lugar. Los ojos de Mei se abrieron de par en par, mientras el dolor la inundaba. La sangre comenzó a fluir de la herida, manchando su ropa y el suelo bajo ella.
Mei: (Con la voz temblorosa) Rui...
Rui gritó con todas sus fuerzas, su corazón hecho pedazos al ver la figura de Mei tambalearse, con la sangre goteando al suelo.
Rui: (Gritando con desesperación) ¡¡MEIIIIIIII!!
El Espectro retiró su lanza oscura con un movimiento rápido y Mei cayó al suelo, sus fuerzas desapareciendo rápidamente. Rui se lanzó hacia ella, arrodillándose a su lado, temblando. Su respiración era errática, y las lágrimas llenaban sus ojos.
Rui: (Desgarrado) ¡No, no, no! Mei, ¡aguanta!
La voz de Rui estaba rota, llena de impotencia. Su cuerpo temblaba mientras apretaba los puños, tratando de contener el torrente de emociones que lo asfixiaban. El odio, la culpa, el dolor... todo se acumulaba dentro de él, haciendo que su corazón latiera con furia incontrolable.
El Espectro: (Con tono indiferente) Vaya, parece que tu amiga no duró mucho. Qué decepción.
Rui levantó la cabeza lentamente, sus ojos inyectados de sangre y llenos de furia. Algo dentro de él se rompió. Todo el autocontrol que había mantenido durante la batalla se desmoronó en ese instante. Su respiración se volvió irregular, su pecho subía y bajaba de manera frenética.
La escena se volvió silenciosa, con solo el sonido del viento agitando levemente el cabello de Mei. Sus ojos comenzaban a perder su brillo mientras la sangre seguía fluyendo de su herida, formando un charco oscuro en el suelo.
Mei: (Con voz débil, apenas audible) Rui… lo lamento…
Rui se arrodilló a su lado, temblando. Su corazón se rompía con cada palabra que escuchaba salir de los labios de Mei. La desesperación lo devoraba, pero trataba de mantener la calma, aunque sabía que la vida de su compañera se le escapaba.
Rui: (Con la voz quebrada, desesperado) Shh, no digas nada… todo estará bien, ¿vale? Solo aguanta, Mei... por favor...
Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Rui. Era la primera vez que la impotencia lo golpeaba tan fuerte. Había luchado en muchas batallas, pero nunca había sentido algo tan devastador.
Mei: (Con una sonrisa triste) Rui... corre. No puedes hacer nada contra él… sálvate…
Esas palabras desgarraron el corazón de Rui. Un dolor profundo lo atravesó, uno que nunca había sentido antes. ¿Cómo podía ella estar pensando en él cuando era ella la que estaba muriendo?
Rui: (Con la voz temblorosa, entre la furia y el miedo) ¡Cállate! No te voy a dejar. ¿Entiendes? ¡No te voy a dejar!
El aire se volvió más pesado. Rui sostenía la mano de Mei, temblorosa y fría, aferrándose a la esperanza de que todo esto fuera solo una pesadilla. Quería gritar, pero se sentía atrapado en su propio dolor.
Mei: (Con apenas un susurro) Rui… lo siento por lo que te pasó antes… pero debes... debes olvidar y salvarte...
La mano de Mei se debilitaba con cada segundo. La vida se le escapaba, y Rui lo sabía. No podía soportarlo. El nudo en su garganta crecía, mientras el peso del momento lo aplastaba.
Mei: (Casi sin fuerza) Rui... quiero que sepas que siempre te qui…
Antes de que pudiera terminar la frase, su respiración se hizo más suave, más irregular. Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente.
Rui: (Desesperado, en un grito ahogado) ¡Mei! No... no... ¡MEI!
El cuerpo de Mei se relajó en sus brazos, su rostro aún mostrando una pequeña y débil sonrisa. Había partido.
Rui sintió que su mundo colapsaba. El dolor en su pecho era insoportable. Una ira cegadora lo consumió. Las lágrimas corrían sin control por su rostro mientras apretaba los dientes hasta casi romperlos.
Rui: (Con furia incontrolable, gritando al cielo) ¡TE VOY A MATAR!
Ryosuke: (Pensando al borde de llorar) M-Mei…
Ryosuke: (Pensando al borde de llorar) S-soy un inútil…
El grito de Rui resonó por todo el campo. No había más razón, no había más estrategia. Solo quedaba la rabia pura. Su aura comenzó a volverse caótica, desbordando energía mientras se levantaba, completamente cegado por la furia.
Rui: (Con voz temblorosa y llena de odio) Voy a destrozarte... no importa lo que cueste...
El Espectro lo observaba con una sonrisa fría, sin inmutarse por el estallido de furia de Rui.
El Espectro: ¿Vas a llorar por ella? Qué patético.
Esas palabras encendieron algo aún más profundo dentro de Rui. Todo lo que quedaba en él era odio. Se lanzó con una velocidad y fuerza descomunal hacia el Espectro, sus movimientos completamente impulsados por la rabia, buscando venganza sin importarle su propia vida. Pero el Espectro lo esperaba, sin moverse, confiado en que la diferencia de poder era insuperable.
Rui atacaba una y otra vez, sus golpes más fuertes que nunca, pero cada uno fallaba o era esquivado con facilidad. Era como golpear el aire.
Rui: (Gritando) ¡CÁLLATE Y LUCHA!
Pero el Espectro solo sonreía, viendo el colapso emocional de Rui.
El Espectro: Vaya, vaya... parece que las emociones realmente pueden hacerte perder la cabeza.
Cada golpe que fallaba solo hacía que la desesperación de Rui creciera, mientras la imagen de Mei herida en el suelo ardía en su mente. La ira lo consumía, su respiración se volvía más y más salvaje.
Rui: (Con lágrimas en los ojos) ¡Te haré pagar por esto, maldito!
La tensión en el aire se volvía palpable mientras Rui, agotado y furioso, arremetía sin éxito contra el Espectro. Cada golpe, cada intento desesperado de conectar, era esquivado con una facilidad insultante. El Espectro apenas lo miraba, como si Rui no fuera más que un simple insecto al que ni siquiera valía la pena aplastar.
El Espectro: (Con una sonrisa burlona) ¿Es esto lo mejor que puedes hacer? De verdad, esperaba más…
Rui se detuvo, jadeando. Sentía la impotencia clavarse en lo más profundo de su ser, pero no podía rendirse, no después de lo que había sucedido. Cerró los ojos por un breve instante, intentando calmar el caos en su mente. Entonces, sus labios se movieron en un susurro apenas audible.
Rui: (En tono bajo, firme) Shūchū jōtai...
De repente, su cuerpo comenzó a cambiar. Los símbolos tribales emergieron lentamente en su piel, extendiéndose desde sus brazos hasta cubrir gran parte de su torso, brillando con un resplandor tenue. Un aura inestable lo envolvió, girando a su alrededor como un torbellino de energía latente. Sus ojos, antes llenos de rabia, ahora brillaban tenuemente.