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—Marissa Aaron. Veintidós años —informó el detective con un tono cortante como un robot—. Tiene su negocio de catering. Intentó entrar a una escuela de negocios pero falló el examen de ingreso. Tiene tres hijos. Dos hijas y un hijo.
Alexander, Ariel y Abigail. Tuvo algunas complicaciones durante el parto de sus bebés, debido a lo cual el más pequeño tiene un corazón débil. Los médicos le habían aconsejado una cirugía de corazón abierto, pero su equipo médico decidiría cuándo hacerla ya que el cuerpo del bebé ya estaba demasiado débil.
Cuando el hombre robótico hizo una pausa momentánea, Rafael tomó una profunda respiración que no sabía que estaba conteniendo en su pecho.
Esto no era ni una fracción de lo que Marissa podría haber pasado en su ausencia. Si tan solo… si tan solo hubiera confiado en ella y no la hubiera dejado ir.
—Rafael —Joseph colocó su mano en el hombro de su amigo y le hizo un gesto al otro hombre para que se detuviera un momento.