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Chapter 106 - El sonido de hierros chocar

Ya habia pasado un poco mas de una semana desde que había salvado a Gran de ahogarse en el río...

¿Pero por qué lo salve?, me surgió esa necesidad imperativa de hacerlo... ¿Desde cuando me intereso en la vida de un sucio Orcus?, si tan solo no se pareciera mi algo a mi padre...

Era frustrante, llevaba todos estos malditos días pensando en ello, que incluso habia dejado a un lado a los míos, además nuestros planes de ir al norte se fueron a la mierda. Las tropas del del hombre que llamaban el Duke, habian descendido hasta el corazón de Irlanda, así que al final nos vimos obligado a ir al sur.

Como siempre me aleje de mi gente, para tener un poco de calma, estaba cansada de que todos esperaran a que fuera su líder, pero de que serviría serlo, si al final los que deciden son los malditos ancianos cobardes, que olvidaron como luchar, esos desgraciados se llenaban las boca de palabra de paz y de prevalecerse, cuando ellos ni siquiera ayudaron a los nuestros en la purga de Sans Terre.

Estaba molesta, pero al menos estaba controlando mi mayus, sin dejarlo salir, en eso me fije que tres de mis compañeros, se acercaron a hablar retirados de los demás, y no se percataron de que yo estaba sobre los inmensos arboles.

-¿Aun me cuesta creerte Filobondi? - Dijo Kairus.

-Pero es cierto lo que les digo, vi con mis propios ojos que Velaria rescato a ese orcus del río y no solo eso, hace un tiempo también pudo haberlo matado, y no lo hizo, bajo su brazo sin dispararle la flecha. Créanme los que les digo, estoy seguro que tu Troncosli me cree, ¿no es cierto?

Tronscosli era un largoviviente, muy larguirucho, con poca musculatura, y una pequeña barriga, de largo cabello dorado, en cambio Filobondi, era muy pequeño, un joven aun, con pelo verde, como su madre, pero tenia muy buenas aptitudes como rastreador.

-Kairus, hace tiempo que Velaria es un problema, y a lo mejor su maldita obsesión por los orcus, comenzó afectarle la cabeza, si es así y Filobondi tiene razón, ella nos llevara a la ruina.

-Si, pero conosco muy bien a esa mocosa, me resulta casi impensable creer que se este aliando con un orcus, cuando ellos le arrebataron todo.

-Pero es verdad, te lo juro señor Kairus, usted sabe que me gusta Velaria, créame no me inventaría algo para perjudicarla porque si, pero les cuento lo que realmente paso, ella dejo vivir a ese hombre y luego lo salvo de ahogarse del rio, se los juro.

-Kairus, tu llevas intentando desposarla hace ya mas de 100 años, y siempre se te a negado, incluso te desafía constantemente, siendo que gracias a tu decisiones estamos a salvo, creo que es hora de dejarla ir, se que ella es nuestra Kiati Tolin, pero si la seguimos terminaremos muertos, yo digo que hay acabar con ella Kairus, así tu podrías ser el Kiati Tolin, si los demás ancianos están de acuerdo.

El comenzó a caminar en círculos al rededor de los otros dos largovivientes.

-¿Que opinas tú, Filobondi?

-Señor, sabe que lo respeto mucho, yo lo seguiré si esa es su decisión, pero no me gustaria ver morir a Velaria, no estoy de acuerdo con esa parte, si me permite yo estoy dispuesto a acompañarla en su exilio, con solo estar con ella, así usted podría al fin ser el Kiati Tolin, si alguien se lo merece es usted, señor.

Kairus habia sonreido de oreja a oreja.

Malditos hijo des orcus, quiere traicionarme a mi, cuando yo he sido la que a mantenido sus malditos traseros con vida... esto es lo que deseas Dagda, que ahora también entre en guerra con los míos.

Un cuervo grazno a un árbol lejano de mi que obligo a todos mirar hacia él.

Así que eres tú Morrigan la que juega con mi destino.

Estaba luchando por controlarme por no dejar salir mi mayus y que me descubrieran.

-Tengo una duda, confió en la decisión que tomes Kairus, pero como piensa hacer el trabajo, ella pondrá resistencia, pese a la decisión que tomes, y por desgracia ella es mejor guerrera que nosotros, y el control de su mayus es excelente.

-Descuida lleva 20 años envenenando su comida, para que no pueda controlar su mayus.

Filobondi, miro con miedo a Kairus.

-Señor, eso no esta bien... desde cuando ustedes planeaban...

-Debo agradecerte, Filobondi, me diste la escusa que necesitaba hace años.

Kairus saco la espada que traia oculta entre su capa.

-Usted esta enfermo Kairus. -Dijo Filobondi con miedo en los ojos.

-Gracias por tu servicio...

Ya no aguante más deje salir mi mayus haciendo que me vieran, estaba llena de ira, pensaba que la corrupción de mi mayus se debía a mi propia ira, que mis pensamientos se sentían nublados, por mi impaciencia, pero todo era culpa de ese maldito desgraciado.

Tome mi arco empuñándolo con mi mano derecha, recite unas palabras en el antiguo idioma de mi tribu, y desaparecí dejando solo un poco de musgo sobre la rama del árbol en la que estaba, para luego aparecer entre Filobondi Y Kairus, lo que tomo por sorpresa a este ultimo.

Como si mi arco fuera una maza, lo agite hacia la cabeza de Kairus, pero el desgraciado con un movimiento veloz, bloqueo el ataca con la espada, pero mi golpe iba con tanta fuerza por ocupar mi mayus que lo mande a chocar contra un árbol.

-Vel...

-Nunca más me llames así, niño idiota.

Le mande una patada suave a Filobandi en el estomago, que lo dejo en el suelo, por no aguantar el dolor. Aun así eso me costo caro, vi como el maldito de Troncosli me apuñalo con un cuchillo en el hombro, tuve que aguantar el dolor, mientras me sacaba el cuchillo.

Con el arco lo golpe en el rostro mandándolo a volar, el cayo rodando muy mal, pero por una extraña rozón el muy hijo de orcus se estaba riendo, sin duda no lo habia matado porque reforzo su cuerpo con su mayus, pero me tenia intranquila su risa.

Cuando me moví entendí el porque, como si de un latido doloroso que sentí por mi cuerpo, comencé toser sangre.

Troncos se levantaba adolorido.

-Que mal, si no te hubieras detenido a golpear al mocoso, no te hubiera enterrado un cuchillo envenenado, pero puedes estar tranquila no debería matarte, pero si te hará sufrir un infierno... toda tuya Kairus, la caída me rompió los brazos., me tomara una horas en sanar.

-Descuida hiciste muy bien tu papel.

Kairus venia hacia mi con la espada en mano, no podía moverme lo que era mi fin, pero Filobondi intento bloquear el ataque con su pequeño cuchillo de caza, pero no sirvió, el ataque de Kairus venia empapado de su maldito mayus, lo que hizo que quebrara el pequeño cuchillo del joven largoviviente, provocándole una seria herida.

El maldito de Kairus se sentía decepcionado.

-Pensaba en dejarte vivir niño, si no decías nada, pero es obvio que serás una molestia, que desperdicio de nuestra propia sangre.

-Déjalo a un lado, tu problema es conmigo Kairus, no con el, sucia rata inmunda. - Grite.

-Pero Velaria que es esa forma de hablarle a uno de los ancianos, además te preocupa el chico, que te delato, mira que al fin veo algo de corazón en ti, pense que lo habías perdido con la muerte de tus padres.

-Es que nunca me intereso mostrarle mi corazón a un ser tan repugnante como tú, sabes Kairus, hace que piense que los orcus son mejor que tú.

Mi insulto hacia Kairus hizo que me abofeteara la cara, aun así no le iba dar el placer de verme herida por ese golpe.

-Mira que traicionando a los tuyos, desgraciado, por poder, los ancianos nunca dejaran que seas el nuevo Kiati Tolin, créeme ellos te repugnan.

Kairus se reía como un esquizofrénico, no entendía que le daba gracias de lo que le acababa de decir.

-Vel... inocente Velaria, te dejas engañar muy fácilmente para ser una adulta, dime quienes creen que me dieron la idea de hacer todo esto, has estado yendo en su contra por más de ciento cincuenta años, ellos te odian, casi todos los de nuestra raza te desprecian, no eres ni el suspiro de lo que fueron tus padres, solo eres una largoviviente obsesionada con los orcus, entiéndelo ya nos masacraron, lo que importa es prevalecer mocosa.

-Ya veo... dije sin emoción alguna.

-Entiendo completamente Kairus... ustedes perdieron el orgullo, de hecho que puedo esperar de los ancianos que ni siquiera asistieron a luchar en la purga, sin duda los orcus son mejores que todos ustedes, sin orgullo.

Volví a toser sangre, en eso, Kairus me volvio a abofetear, pero esta vez logro votarme al suelo.

-Muere para siempre Velaria.

Yo me prepare para mi amorgo final... todo por nada...

El cuervo grazno nuevamente, y escuche el sonido de dos hierros chocando, cuando volví a abrir a los ojos, vi a una mujer albina que estaba aprovechando la espalda descubierta de Kairus para atacarlo, mientras que Granet bloqueaba la acometida contra mi con su espada y daga.

-Tenemos que dejarnos de encontrar así Velaria, siempre estas tu o yo en peligro de muerte.

-Granet...