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Chapter 54 - La mascara y la daga hermana

Las cosas no habían ido muy bien últimamente sobre todo con Lay, seguí muy furioso con ella, tal vez puede que este siendo algo injusto, porque al final el que termino teniendo sexo con una Pros... con Iris había sido yo, incluso en estos días había tenido las ganas de volver a la casa del placer, nada por sentimentalismo, sino buscando placer sexual, pese a eso no fui, además no tenia el dinero para pagar una noche con Iris, y no quería hacerlo con otra mujer porque si no me iba a sentir mucho peor consigo mismo de lo que ya me sentía.

No habia vuelto hablar con Lay desde que le grite, ni si quiera le habia permitido que durmiéramos juntos, simplemente dejaba mi puerta trancada, pero entre más pasaba los días veía peor a Lay, en los entrenamientos no se concentraba, incluso llegaron a golpearla en la cara un soldado del montón, aun así no podía acerarme a ella, habia llegado a tener mucho resentimiento hacia Lay, cosa que me impedía hacer las paces.

En mi propia molestia le pedí a Willfest que siguiera con los golpes a diario, era para mi un castigo que me habia impuesto por sentir que traicione de cierta manera a Hero, y dañe a Helen, aunque si quiero vivir libre tengo que hacerme a la idea que Hero ya nunca estará más conmigo, idea que me retorcía por dentro, y era incluso más dura que cualquiera de los golpes que me daba Willfest con esa extraña maza.

Willfest habia aceptado sin problema, lo único que me dijo es que no lo odie... tanto, cada día después de ser golpeado era muy duro volverme a levantar al día siguiente, siempre que pasábamos a los golpes de la maza terminaba inconsciente.

Roja por suerte le a ido bien en su apuesta, habia logrado ganar hasta hora, pero cada día se le veía más cansada, incluso más lenta en sus combates, si seguí haci por desgracia no lo iba a lograr, Willfest habia intentado convencerla en bastante ocasiones que dejara la espada, pero era inútil, Amelia ya estaba decidida a lo que quería hacer.

Como prometí y pasándome las indicaciones de Willfest por el arco de triunfo como siempre cubrí a Roy esa noche, por suerte fue una ronda tranquila, pero incomoda ya que tuve que ocupar la armadura pesada de Roy y tener siempre su casco puesto, para que creyeran que era él, pero al menos valió la pena, ya que Roy volvio bastante feliz, donde sea que haya ido, aun así era seguro que habia ido a ver a una mujer, ya que a veces se quedaba prendado mirando la ventana y se le salía el nombre Monic, esta vez habia decidido no molestarlo con ello.

Ya faltaban dos día para que pasara el asunto de la torre de vigía, pero Magnus no me habia ni entregado la mascara, ni dado más información, estaba pensando después de mi entrenamiento ir a ver al herrero, pero un guardia llego con un mensaje para mi, que decía que "ven a verme tenemos que hablar", el emisor del mensaje era Magnus.

Hable con Willfest de que si podíamos dejar el entrenamiento hasta acá, ya que, le dije que Magnus quería que hablara con él, por el asunto de la mascara, cosa que el Sir acepto.

-Gran una cosa más antes de que te vayas, ¿Qué esta sucediendo entre tú y mi hija?, ya ni se hablan, y ella esta... ni siquiera esta rindiendo en los entrenamientos cuando ella siempre los a tenido dominados.

-Eso mejor pregúntaselo a ella, no a mi Sir Willfest, tal vez deberías empezar a acercarte a tu hija, porque por ahora no esperes que lo haga yo por un tiempo.

Me retire sin nada más, pense que como siempre iba a recibir un grito de parte del Sir, pero simplemente se limito a rascarse la barba, a todo esto yo también estaba empezando a dejar crecer un poco la barba, aunque en este momento son puras pelusas que tengo en la cara.

Sin desviarme fui directo donde Magnus, pero me sorprendí bastante ver a Helen salir de la forja con una canasta que que estaba cubierta por la parte superior con un paño, lo que fue algo incomodo, porque apenas ella me vio aporto la mirada de mi, paso por mi lado sin decir nada.

-Helen.

Ella ni siquiera se detuvo cuando la llame, así que me acerque a ella y le agarre el brazo.

-Suéltame, tu y yo no tenemos nada que hablar. - me dijo con bastante rabia.

-Helen por que te enojas tanto dime, tú mismo lo dijiste no somos nada.

Sin duda habia escogido las peores palabras para hablar.

-Exacto, y como no somos nada, no hay nada que hablar, ahora suéltame Gran.

La solté como me pidió, pero no quería rendirme.

-Me gustaría decir que lo siento o pedirte disculpas, pero seria de la boca para fuera, porque no sabría de que me estaría disculpando, pero al menos quiero arreglar las cosas contigo.

El rostro de enojo de Helen paso a ser a uno de melancolía.

-¿Qué no entiendes?, yo no quiero arreglar nada contigo Gran, dejemos lo que sea que tuvimos ahí, amistad o lo que sea.

-Siempre me han dicho que soy alguien testarudo, creo que pienso ceñirme a eso, y no me voy a rendir Helen, dime que debo hacer para arreglar las cosas.

-Nada Gran, es enserio olvida todo... aunque tampoco hay mucho que olvidar, voy tarde, me voy.

Me toque la cicatriz de la barbilla que por algún extraño motivo me dolió.

-Helen, no me voy a rendir, te dejare por ahora, pero voy arreglar las cosas entre nosotros.

Ella se fue sin mirar atrás.

-Así que nuestro jovencito escudero tiene líos amorosos, aunque no pense que fueras de los que le gustan a las huesudas Gran.

-No molestes Magnus, no tengo tiempo para esto, créeme ya tengo suficiente con mis problemas para que vengas a burlarte.

-Tranquilo chico duro, como quieras, ven esta listo, sígueme.

Lo seguí hasta dentro de la forja, me llevo hasta una mesa donde habia algo oculto por un tela.

-Tu protector fue un dolor de huevos enormes, pero te dije que lo lograría, ¿no?, ahora as los honres quítale el paño.

Le quite el paño y ahí estaba, Magnus habia hecho un trabajo milimétrico en los detalles, el dibujo que le habia encargado era en base a un diseño de mascaro Oni, combinado con la estética de una calavera, y eso habia hecho, en esta media mascara.

-Magnus esto esta... eres un genio malito desgraciado.

-Lo de genio lo acepto, lo de maldito desgraciado sobraba, pero me alegro que te guste, ahora mira esto.

Magnus agarro su yunque, y golpeo con mucha fuerza la mascara, el ruido que provoco fue tan molesto que pense que me iban a explotar los oídos, pero a la mascara no le paso nada.

-¿Como es qué no le paso nada?

-Hace mucho tiempo del mar de estrellas, callo una roca a la tierra, mi padre se la quedo, busco un herrero que la pudiera trabajar, pero nunca encontró, digamos que esa extraña roca la herede, después de muchos intentos logre trabajarle.

-Pero eso no deberías dejártelo para hacer algo para ti Magnus, no creo...

-Alto ahí, si esa roca es valiosa para mi, aun me queda para hacer un par de espadas con ella, pero la verdad es que me interesa mucho más el cofre, es algo personal, así que no te lo diré cual es el asunto, pero necesito a toda costa ese cofre de vuelta, así que préstame mucha atención, en 2 días 12 hombres asaltaran la torre, no tengo idea si saben luchar o hay alguien de renombre, pero 12 irlandeses atacaran la torre al caer la noche con el cambio de guardia, solo van a quedar 4 guardias protegiéndola, desde Dublín toma en llegar un día de viaje más menos, así que debes partir a más tardar en la madrugada de mañana., ¿entiendes?

-No se que decirte Magnus... si te traeré ese cofre como haga falta.

-Eso es justo lo que quería escuchar, ahora podrías dejarme ver tu daga un segundo Gran.

-Si por que no , toma.

Le entregue mi daga, el volvio a examinarla como lo hizo la ultima vez, luego la dejo al lado de la mascara, e hizo lo mimo que antes, llego y le dio un martillazo.

-Magnus que mierda haces...

Sucedió lo mismo que con la mascara, un sonido chirriante que hacia doler los oídos emano de ella, sin que la daga tuviera ningún daño por el golpe.

-Lo sabia, tu daga esta hecha del mismo material que mi roca del mar de estrellas, esto es emocionante... pero mira lo maltratada que esta, déjame tratarla antes de que te vayas.

-Que hubiera pasado si se hubiera roto, idiota, eso es más que una arma para mi.

-Tranquilo estaba casi seguro que no le pasaría nada.

-Casi seguro... Hijo de perra.

Ya tranquilízate no llores por algo que no sucedió, ahora pruébate la mascara mientras trato tú daga.

Me calme para no seguir puteando a Magnus, me puse la mascara como me pidió, me quedo perfectamente, incluso casi ni pesaba, y donde apretaba la mandíbula era muy cómoda, eso si probablemente me haría sudar mucho el cuero, pero mejor eso a que me rompan la mandíbula.

-Mirarte me da escalofríos, al menos con eso tendrás algo de impacto... dame un segundo.

Magnus dejo mi daga bañándose con un aceite, luego busco una capa con capucha la corto a nivel de los hombres, pruébate eso, me dijo.

-Mucho mejor Gran ahora si inspiras miedo, con esa cosa, la capucha tapa la parte superior de tu rostro, la mascara parece como si vieras a un demonio, y tus ojos azules hacen que te de un misticismo, te recomiendo ponerte esa capucho debajo de tu armadura, al menos te dará un efecto... como decirlo de intimidación.

-Te tomare la palabra herrero.

-Ahora esto es un consejo, a las chicas les gustas que las con....

-Consienta, que las hagas sentir queridas y apreciadas... si lo sé mi padre me dijo lo mismo Magnus... te admito que siempre que hablo contigo me recuerdas a el.

-Que me digas eso me pone algo incomodo muchacho, pero no me lo tomare a mal, siempre y cuando entiendas que no soy tu padre.

-Dije que me haces recordarlo no que lo fueras, además mi padre era mucho más centrado que tú. - mencione poniendo los ojos en blancos.

Magnus se limito a sonreír.