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Save me from the fragile

Jostin_Montenegro
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Synopsis
En la noche del 23 de diciembre del 2009, a las once y cincuenta y dos minutos exactos, un llanto rompió el silencio. Un bebé de piel morena, había nacido, llenando el aire de alegría con su primer sonido. La felicidad del bebé se vio truncada cuando su madre, en un acto impulsivo y por razones que nunca se esclarecieron, huyo con el a un lugar desconocido. El niño fue arrancado del amor de su padre, dejando un vacío irreparable en su vida. Marc Ainsworth creció en un ambiente cálido y amoroso. Su primer recuerdo claro data a los 4 años, cuando el mundo se abrió a ante sus ojos con nitidez y fascinación. Poco después se mudaron a tipitapa, un departamento cerca de managua. Es aquí donde comienza la verdadera historia.
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Chapter 1 - Amigos

Un día de aire fresco y canto de pájaros, un niño caminaba cabizbajo por un camino de tierra. De pronto, un choque inesperado lo hizo caer al suelo. "Suerte que tropezo", penso, "Porque el destino lo quería alli". Al levantar la vista, vio a otro niño: guapo, alto, carácter fuerte y rostro detallista, dócil pero a la vez rígido

Tal vez estava soñando porque no lo podia creer despues de volver en sí. Entre lagrimas de dolor y nerviosismo. Hizo que aquella figura se acerca y se pusiera en cuclillas.

¿?: pequeño ya no llores, fue sin querer no te había visto...

Las lágrimas corrían incesantes por las mejillas del niño, empapando la tierra del camino. Un sollozo ahogado escapó de sus labios, el único sonido que podía emitir ante el intenso dolor que amenazaba sus rodillas. Se desplomó sobre la tierra, incapaz de articular palabra algunas. Su cuerpo temblaba, no sólo del dolor fisico si no también por el miedo y la confusión que lo embargaban.

¿?:No llores pequeño, le dijo con una voz cálida y reconfortante.

Tomándolo en sus brazos, lo levantó con una facilidad sorprendente, como si no pesará más de una pluma. El niño era fuerte a pesar de su corta edad.

"¿Como lo hizo?", se preguntaran algunos. La respuesta era simple: la adrenalina y la determinación corrían por sus venas, impulsandolos a actuar con una fuerza que no sabía que poseía.

Caminaron en silencio hasta llegar a la casa del niño, el pequeño estaba acurrucado en su pecho, buscando un refugio de calor.

Las lágrimas no cansaban de brotar de sus ojos, surcando su rostro como pequeños ríos de tristeza. De pronto, una mano le ofreció un helado de fresa. La envoltura brillante, con sus colores llamativos, atrajo su atención como un imán.

¿?: Si dejas de llorar te lo doy. Lo dijo con una voz amable.

El pequeño lo miro con ojos que aún brillaban por las lágrimas, pero en ellos se reflejaban también una chispa de esperanza. Dejó de sollozar y extendió una mano su mano temblorosa hacia el helado.

Al tomar el frío manjar, una sonrisa se dibujo en su rostro. Las lágrimas se secaron, dejando una expresión de felicidad infantil.

Con manos pequeñas y un poco rojas, se limpio la cara, borrando las últimas huellas de su llanto.

Marc: Entre sollozos y con un hilo de voz, susurro: "Ya no estoy llorando... ¿ Ya me puedes dar la paleta, por favor?".

El chico de cabello castaño soltó una leve carcajada que contagio de alegría al pequeño.

¿?: "Claro que si, campeón", respondió con una sonrisa cálida que iluminó su rostro. "Me has enternecido con tu forma de pedirla".

Y con un gesto cariñoso, le entregó la paleta. Marc la tomó con manos temblorosas, pero sus ojos brillaban con una chispa de felicidad.

En ese instante, un nuevo lazo de amistad se tejía entre los dos niños, bajo la tenue luz del atardecer.

Observo con curiosidad. Nunca antes había probado una. Con un movimiento lento y delicado, la llevó a sus labios y dio una pequeña lamida.

Un sabor dulce y refrescante explotó en su boca, llenándolo de una sensación de placer inesperada. Miró a adry con ojos grandes y llenos de sorpresa.

"¡Esta deliciosa!", exclamó Marc.

"Lo sabia", respondió adry con una sonrisa pícara. "Mi mamá siempre dice que mis paletas son mágicas".

Se acercó a Marc y, con un gesto cariñoso, frotando su mano derecha en su cabello.

"Encantado de conocerte Marc, haci te llamas, no?. ¿Quieres hacer mi amigo?"

Marc asintió con entusiasmo, sintiendo una calidez en su pecho que nunca habia experimentado.

En ese instante, bajo la luz del sol que se ponía, nació una amistad que marcaría sus vidas para siempre.

Adry: Es un lindo nombre, Marc. ¿A ti te gusta el mio?

Marc asintió con la cabeza, intentando pronunciar el nombre adry, pero solo pudo articular un adorable "Ding".

Adry no pudo evitar soltar una carcajada ante la tierna dificultad de Marc.

"¡Jajaja! Me encanta", exclamó adry. "Creo que te voy a llamar Ding a partir de ahora. Eres demasiado gracioso".

Marc sonrió, feliz de haber hecho reír a su nuevo amigo.

En ese momento, entre risas y juegos, se dio cuenta de que había encontrado alguien especial.

Marc: "Eso no tiene nada de gracioso", dijo con un tono serio. "Mi mamá me dijo que siempre hablara correctamente, si no quiero ser un tonto".

Adry lo miro con compresión. "Claro que no eres un tonto, Marc", le respondió con suavidad. "Mi mamá también me decía algo parecido... creo que era sobre ser parte de algo más grande, como un niño mayor o algo haci".

En ese instante, sus miradas se cruzaron y una extraña sensación de conexión los invadió. Era como si ya se conocieran de toda la vida, a pesar de que era la primera vez que se veían.

Un sentimiento de familiaridad y compresión los envolvió, creando un vínculo invisible entre ellos.

Adry extendió su mano haci Marc, una sonrisa radiante iluminando su rostro.

"¡Quiero ser tu mejor amigo, Marc!", exclamó con entusiasmo.

"¿Para siempre, lo prometes?"

Marc conmovido por la calidez y la sinceridad de adry, dudo por un instante

Los demás niños lo habían rechazado, lo habían apodado "raro" y lo habían excluidos de sus juegos.

¿Podria Adry ser diferente? ¿Podría aceptar a Marc tal y como era?

Mirando a los ojos llenos de esperanza de Adry, Marc tomó una decisión.

"Si, lo prometo", dijo con voz temblorosas.

"Seremos mejores amigos para siempre"

Un apretón de manos sello su pacto, uniendo sus corazones en una amistad inquebrantable.

Marc se despidió de adry con una sonrisa que jamás había esbozado antes.

Al caminar a hacia su casa, sus pies no tocaban el suelo, si no que flotaban sobre una nube de felicidad.

Por primera vez en su vida, no se sentía solo.

Había encontrado a alguien que lo veía como realmente era, alguien que lo aceptaba y lo quería.