En la noche del 23 de diciembre del 2009, a las once y cincuenta y dos minutos exactos, un llanto rompió el silencio. Un bebé de piel morena, había nacido, llenando el aire de alegría con su primer sonido.
La felicidad del bebé se vio truncada cuando su madre, en un acto impulsivo y por razones que nunca se esclarecieron, huyo con el a un lugar desconocido. El niño fue arrancado del amor de su padre, dejando un vacío irreparable en su vida.
Marc Ainsworth creció en un ambiente cálido y amoroso. Su primer recuerdo claro data a los 4 años, cuando el mundo se abrió a ante sus ojos con nitidez y fascinación. Poco después se mudaron a tipitapa, un departamento cerca de managua. Es aquí donde comienza la verdadera historia.