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Chapter 13 - Capítulo 13¿ERES TÚ A QUIEN MI CORAZÓN ESPERA?

Capítulo 13

¿ERES TÚ A QUIEN MI CORAZÓN ESPERA?

Ante todo lo narrado por el Sol, Zeus, Afrodita y Eros quisieron poner a prueba el supuestamente eterno amor entre Adonis y Galt, por lo que acordaron bloquear temporalmente de sus mentes todo recuerdo de amor entre ellos al igual de las personas y dioses que directa o indirectamente habían participado en esa etapa amorosa y esperarían a ver si podrían volver a enamorarse ya como simples mortales y sin reconocerse entre ellos; y si lo lograran probarían que era porque tal amor así estaría destinado por el tiempo.

Dicho esto, el dios Zeus se apresuró a bloquear de la mente de todos ellos, los recuerdos de ese capítulo de sus vidas, especialmente la promesa de amor eterno que Galt y Adonis se habían jurado. De inmediato, dejaron de tener poder alguno y pasaron a ser simples mortales en la tierra de los dioses.

Afrodita algo indecisa, tomó una flecha de las de Eros y la envolvió con amor sólido y puro, pues tenía miedo que, ninguno de ellos, se enamoraran de nuevo. Por su parte, Eros y Zeus no se dieron cuenta de los movimientos de la diosa, pues esta actuó con mucho sigilo y astucia, comenzando así esta historia de amantes en el mundo moderno y en el siglo XXI.

***

Con el rocío de una lluvia en otoño, comenzó ahora aquel encuentro entre Galt y Adonis…

Galt era una estudiante tímida y bella que por su personalidad y belleza llamaba la atención de cualquier persona. Un día tan igual como otro, salió de la universidad y fue a probar un café en una cafetería nueva ubicada frente al campus universitario.

Al entrar, pidió un café tradicional fuerte, pero al empezar a tomarlo lo notó como demasiado fuerte, sintiendo que nunca había probado algo tan amargo; el dueño de aquel lugar miró su desagrado y le preparó un café de crema de vainilla y caminó a llevárselo a la joven, quien estaba leyendo sin volver a tocar aquel desagradable café.

Ad: Joven, por favor, pruebe este nuevo tipo de café que aún no lo hemos promocionado.

Galt acepta aquel café y lo prueba.

Ad: ¿Qué tal lo siente…?

G: Bastante dulce, de hecho, es realmente bueno y agradable su sabor.

El joven se va y llega otro joven llamado Dylan quien se aparece frente a ella.

«Sin embargo, no soy buena, hablando con otras personas, porque crecí apartada de la gente y hasta ahora nunca salí con nadie, aunque quisiera cambiar eso, ojalá pudiera enamorarme como en la antigüedad…»

D: ¿Eres una estudiante de la universidad?

G: Lo soy.

D: ¿Estás libre ahora?, estoy esperando un amigo, pero llegará en dos horas.

G: Lo siento joven, tengo muchas cosas que hacer.

D: Dime qué necesitas y déjame llevarte, por favor…

«Hasta ahora nunca fui bendecida con el romance…»

G: Puedo ir sola, disculpa.

D: Entonces, ¿puedes darme tu información de contacto?

G: Lo siento, pero no puedo.

En ese momento llegó aquel joven hermoso quien me había traído el café, pero lucía diferente y de seguido me tomó por los hombros diciéndome: «Lo siento, llegué tarde del trabajo, lamento haberte hecho esperar», dijo mirándome con picardía, obviamente, me di cuenta de que estaba actuando, pero no podía negarme a mí misma, lo mucho que lo miraba, y que sus gestos los sentía como si me deseara y eso me intimidaba.

«Deberíamos irnos», dijo abrazando sus hombros y sacándome de aquel café y mientras caminábamos por las afueras de aquel lugar, estaba perpleja, sin tener una idea cierta de lo que realmente estaba pasando.

Ad: Estás a salvo ahora.

G: Muchas gracias.

Ad: No es nada, debe ser difícil ser una chica popular.

G: No soy popular.

Ad: Bien, ya te ayudé y ahora me iré.

Por alguna razón sentí que debía seguirlo, no hay forma de que conozca a una persona tan encantadora, no puede estar pasando, me quedé viéndolo fijamente por detrás mientras él caminaba hacia su auto, pero sintió mi mirada y volteó lentamente.

Ad: ¿Estás libre ahora?

Sigo repitiéndome que esto no es real… G: Sí, estoy libre ahora.

Nunca me había sentido de esta forma antes…

Adonis me invitó a cenar, pero al llegar a ese restaurant tan lujoso me sentí cohibida y nerviosa… «No estés nerviosa», me dijo el bellísimo joven. G: Está bien.

Ad: Lamento invitarte tan repentinamente, pero en verdad, necesito cenar aquí debido a mi trabajo.

G: Me alegra que me hayas invitado a salir.

¿Qué tipo de trabajo es el que tiene él, viniendo solo aquí? Parece muy solitario, demasiado solitario, lo cual podría significar que no está comprometido con ninguna mujer…

Ad: Debes odiar cenar con un hombre solo en sus treinta años.

G: Por supuesto que no.

Ad: Finalmente me miraste a los ojos, ¿puedes decirme tu nombre?

G: Soy Galt.

Ad: Yo soy Adonis, Galt, dime si no eres una menor y que de verdad puedes beber vino.

¿Vino?, para ser franca, nunca he bebido antes, pero tal vez un poco de vino aplaque mis nervios.

Ad: ¿No te gusta el alcohol?

G: No me gusta, pero tomaré una copa pequeña de vino para complacerte.

Ad: Está bien, bebamos esa pequeña copa de vino.

«Seré capaz de hablar más cómodamente con él, si estoy borracha».

El mesero recomendó un vino especial diciendo que era el adecuado para él y para mí.

Ad: Está bien, tomaremos ese vino de 1958.

«No hay manera que un hombre maduro como él esté interesado en mí.»

Ad: El caviar son las huevas del esturión.

G: ¿Quééé?

Él habla mientras toma vino.

G: Lo sé, de verdad que sí.

«¿Qué está pasando aquí?», me estoy divirtiendo mucho mientras él se ahoga en mi rostro.

Ya algo mareada, pues tengo baja tolerancia al alcohol, me desmayé y este hombre como es un verdadero caballero, me llevó a su casa y me hizo dormir sola en su cama; al despertarme sobresaltada por la mañana, no lo vi en la habitación; recordé haber cenado y bebido vino anoche con Adonis, pero olvidé lo que pasó, así que me apresuré a salir de aquella habitación y fue cuando lo vi en la cocina, colando café…

G: Buenos días Adonis. Ad: Buen día Galt.

G: Anoche yo…

Ad: Te desmayaste en el restaurant; yo no sabía que tenías tan baja tolerancia al licor y no sabía a dónde llevarte.

«Me emborraché y me desmayé frente a un extraño, soy una mujer adulta, ¿cómo pude comportarme así?»

Ad: ¿Te sientes mal Galt?

G: Lo siento mucho Adonis.

De inmediato, él tomó mis hombros mirándome seductoramente.

Ad: Fue porque confiabas en mí.

Su sonrisa era aún más increíble. Apresurándome a tomar asiento en un mueble largo que estaba en el lugar, me trajo un café achocolatado.

Ad: Es para ti Galt, por favor tómatelo lentamente.

G: Gracias señor Adonis.

Este comienza a acomodarse la camisa; y yo lo miro con interés, pues era mi primera vez viendo el torso desnudo de un hombre.

Ad: Espera, ¿dónde están mis mancuernillas?, debí haberlas dejado caer anoche en algún lugar…

Entonces comencé a ayudarlo a buscarlas y enseguida las vi sobre la alfombra y le dije que las había encontrado, así que cuando me fui a voltear para decírselo, tropecé con él.

Ad: ¡Lo hiciste Galt!

Pero del tropezón, caí sobre el sofá y Adonis cayó también encima de mí, por lo que quedé atrapada bajo su hermoso cuerpo; en ese momento cerré mis ojos con fuerza mientras mis nervios me hacían temblar, al abrir los ojos pude observar que Adonis me miraba fijamente y se dispuso a acercar su rostro al mío con intenciones de besarme, pero en ese momento recibió una llamada y se alejó dejándome tan colorada de la vergüenza y la emoción como nunca antes había sentido.

«Acaba de intentar besarme, ¿acaso él intenta jugar conmigo?, espera, nunca he besado a nadie antes.»

Él terminó de atender la llamada y se sentó a mi lado.

Ad: Lo siento Galt, nunca me había sentido así antes, sé que nos acabamos de conocer, pero me enamoré de ti a primera vista y si no te importa me gustaría que fueras mi novia.

«De ninguna manera, esto no puede ser real que un hombre tan varonil, bello y caballeroso como él, se sienta atraído por mí de ninguna manera, es imposible y no debo caer en sus trucos.»

Ad: Esto que siento por ti, sé que es absurdo por lo prematuro y por ello lo lamento Galt.

G: ¿Realmente crees que soy lo suficientemente mujer para ser tu novia?

Dicho esto, Adonis se apresuró a abrazarme mientras me decía susurrando: «Tú tienes que ser mi novia Galt», mientras me daba un suave y tierno beso en la frente. «No quiero que te vayas Galt», repitió mientras tomaba mi cara en sus manos besándome y acostándome en el sofá acariciando a la vez mi rostro y mis cabellos.

G: Oh no Adonis, esta sería mi primera vez con un hombre…

Ad: Lo siento Galt, no pude detenerme porque te vi demasiado sexy y atractiva; no podré controlarme por mucho tiempo más si sigues mirándome de esa manera, así que alistémonos para salir.

Me senté rápidamente, impactada por lo que me estaba sucediendo, esto más bien parece un sueño, tengo mi primer novio. De modo que me fui de esa casa directo al campus…

Pasó una semana y no supe nada más de él… Un día, caminando hacia la cafetería frente a la universidad, llamé a Casandra quien era mi mejor amiga y le conté lo sucedido.

C: Definitivamente estás siendo estafada Galt, él ya se aburrió y obvio que no quiere ninguna responsabilidad ni noviazgo contigo.

G: Pero Casandra… él parecía muy sincero conmigo.

C: ¿Qué hace él?, ¿en qué trabaja? ¿Qué es…?, pues ya te lo dije Galt, estás siendo estafada por un hombre desconocido en cosas muy dudosas, así como también con una estafa de noviazgo absurdo o algo así, por eso no deberías estar tan ingenuamente confiada.

G: ¿Tú crees eso Casandra?

C: Soy tu mejor amiga Galt, ¿por qué no lo contactas para que te ratifique que realmente eres su novia…?

Luego de oír a Casandra, me armé de valor y lo llamé por teléfono.

Ad: Hola, a la orden. ¿Quién habla?

G: Soy yo, señor Adonis, ¿está usted libre para hablar conmigo?

Ad: Claro Galt, ¿dónde estás?

G: Estoy en la cafetería donde nos conocimos.

«No sé qué hacer, quiero verlo», me dije a mí misma mientras caminaba por el parque, y de repente alguien me abrazó por la espalda.

Ad: Estoy feliz de encontrarte aquí, Galt.

G: Adonis, ¿qué estás haciendo…?

Ad: No hay forma de que no te hubiera encontrado, pues por la forma de tu voz al teléfono, realmente quise verte de inmediato.

G: Si fuera cierto que querías verme, me hubieras buscado antes, pero ni siquiera me llamaste ninguno de los últimos siete días.

Ad: Tienes razón en recriminarme Galt, me dejé llevar por mi exceso de trabajo, pero me gustas tanto que sentí volverme loco por tanto tiempo sin verte ni hablarte… Tengo el día libre mañana… ¿qué te parece si salimos?

«Al menos podrá descansar bien señor Adonis», le dije sarcástica e irónicamente.

Ad: No entiendes lo que trato de decirte, ¿verdad?, voy a llevarte lejos, será mejor que estés preparada para mañana en la noche, porque voy a querer todo de ti.

Llegada dicha noche, Adonis me llevó a su casa y me senté en el sofá, él se sentó a mi lado pasando su brazo por mis hombros y acariciando mis mejillas y mis cabellos…

De repente él se levantó del sofá volviendo así el alma a mi cuerpo, me sentía realmente nerviosa, pero también ansiosa y excitada con él a mi lado, por lo que le pregunté si había cambiado de parecer por mi falta de experiencia.

«Ven acá», dijo sonriendo, mientras observaba una puerta de vidrio corrediza que estaba en la sala justo detrás del sofá.

G: Señor Adonis…

Ad: Eso no me gusta Galt, quiero que me llames simplemente Adonis.

G: Ahora es un poco vergonzoso cuando estás justo frente a mí.

Ad: No te dejaré ir hasta que digas mi nombre.

G: A…

Ad: ¿A?

G: A-D-O-N-I-S

Ad: Una vez más…

«Adonis», dije mientras él me besaba poniendo mis nervios aún más tensos.

Ad: Ven Galt, vamos a la cama.

«No quiero ir a dormir todavía», dije ingenuamente.

Ad: Si dices cosas así, entonces definitivamente no te dejaré dormir.

Finalmente, Adonis me cargó a su habitación y me sentó sobre su cama mientras me besaba y desabrochaba mi blusa, dejando al descubierto mis hermosos senos que empezó de inmediato a besar y acariciar mientras también introducía expertamente su lengua dentro mis oídos, dejándome totalmente inmóvil de tanto placer, pero luego de estas intensas caricias levantó mi rostro y mirándome ardiente y seductoramente me dijo:

Ad: Bien Galt, déjame hacer todo lo que debo hacer, porque quiero ser tu primer, tu único y tu último hombre.

Flotando en una vaporosa nube de éxtasis, placer y deseos que jamás había experimentado antes, no me pude ni me quise negar… entonces me acostó sobre la cama y empezó a acariciar y besar todo mi cuerpo sin excepción alguna… y yo, al ver tan glorioso cuerpo, lo complací en todos sus deseos con una pasión incontrolable y desenfrenada mientras sentía el doloroso placer de mi virginidad desapareciendo.

Luego de terminar, nos tomamos de las manos y él me preguntó:

Ad: ¿Estás bien Galt?

G: Sí, Adonis, me estás haciendo muy feliz.

Ad: Eres muy linda Galt, y siento que de verdad ya te amo… ¿podrías tú decirme que sientes lo mismo?

G: Adonis, siento que te quiero mucho.

Besándonos en ese momento, volví a sentir dolor y placer al mismo tiempo varias veces seguidas… ¿cómo era esto posible? ¿Será que nuestros cuerpos se volvieron uno solo…?

Entonces me quedé dormida y desperté a mitad de la noche a causa de que lo escuché hablando con alguien.

No podía creer que realmente acababa de perder mi virginidad con Adonis.

Ad: Sí, de la universidad…

«Está hablando de mí…»

Ad: Diría que se sorprendería si supiera quien soy.

«¿Adonis quién eres realmente?» Volví a dormirme, pero al despertarme en la mañana él estaba viéndome dormir y parecía que lo disfrutaba.

Ad: Buenos días Galt…

G: Buenos días Adonis…

Ad: Qué linda te ves cuando estás dormida Galt. Avergonzada, escondí mi rostro bajo la manta…

Ad: ¿Qué haces Galt…? sal de allí y deja ya la timidez conmigo.

Enseguida me descubre la cara besándome las mejillas y sonriéndome. Me apresuré a acomodarme y al salir de la habitación, lo vi en la cocina preparando el desayuno.

Ad: Ven aquí y desayuna conmigo Galt…

G: Mmm, esto se ve y huele muy bien Adonis.

Ad: Nahhh, es algo muy simple, pero gracias por tu cumplido Galt.

Ya era perfecto y también puede cocinar, ¿acaso no puede ser más perfecto este hombre?

Ad: Me gustaría probar tu cocina algún día Galt.

G: No soy buena cocinando Adonis, pero haré lo mejor que pueda para complacerte.

«Anoche le dijo a alguien que yo me sorprendería si supiera quien es él», realmente no podía dejar de pensar en esa frase y en algún momento debería preguntarle.