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Chapter 16 - Capítulo 16TUS BELLAS MENTIRAS

Capítulo 16

TUS BELLAS MENTIRAS

Estando una noche en casa, brindamos por el trabajo bien realizado en la empresa y él, limpiando con sus suaves pero fuertes dedos mis labios, tomó un sorbo de licor y besándome dijo:

Ad: ¿No crees que así sabe mejor? En ese momento, sonó mi teléfono G: Hola Casandra… ¿cómo estás?

C: Me enamoré a primera vista del hombre más bello del mundo amiga mía.

***

«Qué bueno Casandra, eso que me dices me hace feliz por ti», le dije ya en una apartada mesita de un discreto salón de té, donde ya estábamos reunidas.

C: Bueno Galt, yo estoy aquí contigo y tú tienes a tu señor Adonis.

G: Dime Casandra, ¿quién y cómo es el joven del que te enamoraste a primera vista?

C: Es perfecto, alto, amable, bello, creo que es el destino el que nos presentó. Mira Galt, casualmente ese que está entrando es el joven del que te estoy hablando…

Al voltear, me doy cuenta que no es otro que mi amado señor Adonis…

«Qué hago, debería decirle que ese es mi novio…»

Así que cuando lanzadamente Casandra se disponía a ir al encuentro con Adonis a confesarle su amor, la tomé de la mano y le dije: «Espera

Casandra… ese hombre es Adonis y es mi novio …

De manera que le dije a Adonis, que esa noche me quedaría en la residencia del campus debido a que tenía que solucionar una grave emergencia personal que aún no podía mencionarle, y dicho y hecho, salí con Casandra apresuradamente sin darle explicaciones ni detalles referidas a la urgencia que le había mencionado. Luego, mientras ignoraba las llamadas de Adonis, me tomaba mi tiempo con Casandra, pero Adonis es muy insistente. Casandra entonces fue a bañarse y yo por fin le contesté su llamada.

G: Hola Adonis, lo siento, sé que me tomé demasiado tiempo en contestar.

Ad: Dime si ya estás desocupada para llevarte a casa.

G: No Adonis, aún no.

Ad: Ya veo, yo también he estado muy ocupado, pero quería oír tu voz; no puedo creer que me sienta tan feliz siendo una persona tan terrible.

G: Discúlpame un momento Adonis, alguien llama a la puerta…

Al abrir la puerta con cuidado lo vi… Entonces entró tomándome de una, en sus brazos, y oliendo mi piel y mi ropa de una manera tan sensual como si yo fuera una amante a quien no había visto en mucho tiempo…

G: No es un buen momento Adonis…

Este, escuchó la ducha, me acorraló contra la pared sosteniendo mis manos y mirándome fijamente dijo:

Ad: Eres una chica muy traviesa, puedo escuchar la ducha… ¿Por qué me mientes? Obtendré la verdad de tu cuerpo…

Me besó como si me fuera a devorar mientras sus besos y caricias empezaron a bajar y recorrer a lo largo de mi cuerpo.

G: Adonis…

Ad: ¿Por qué me ocultas cosas? ¿Por qué me tientas una y otra vez…? Si no eres honesta conmigo seguiré haciendo esto; ¿estás segura que quieres que quién está en la ducha te vea así Galt?

Y diciendo esto, se inclinó acariciando suave y lentamente mis piernas, muy lentamente y mientras tanto me susurraba que no iba a parar…

Sus manos se deslizaban por mis muslos, haciéndome vibrar de placer y justo en ese momento, Casandra habló y dijo:

C: Galt, ¿cuál de estos frascos es el champú?

De inmediato, Adonis se dio cuenta de que no era un hombre sino una mujer con quien estoy en mi habitación del campus, mientras, le contesto a Casandra el color del champú por el que me preguntó.

«El blanco, Casandra», le dije, mientras caía al piso excitada y sin poder aguantar los deseos carnales que mi cuerpo y mente me ordenaban con desesperación. Sin embargo, Adonis paró en seco sus deseos de sexo y sentándose a mi lado e indignado consigo mismo por haber pensado mal de mí, avergonzado, me pidió que lo perdonara.

Ad: Lo lamento mucho Galt; para ser honesto, cuando escuché la ducha pensé que te acompañaba un hombre allí y que era evidente que me ocultabas algo; lamento haber sacado conclusiones precipitadas

G: Entiendo por qué lo hiciste Adonis.

Ad: Lo lamento, yo sé nuestra verdad, pero me preocupabas, pues siendo mi novia como lo eres de hermosa y no me atendías, en realidad me preocupé.

En ese momento, me tomó de la barbilla besándome apasionadamente y diciéndome con una suave voz inflamada por el deseo que quería llevarme a su casa, pero que permitiría esta vez que me quedara con mi amiga Casandra.

Así, él se marchó, y yo me senté en un mueble mientras comenzaba a fantasear conmigo misma y con él; y justo en ese momento Casandra salió del baño diciendo que creía haber escuchado el timbre de la entrada.

G: Creo que me voy a bañar…

«Escuché el timbre Galt», repitió mientras se dirigía a la puerta.

G: De seguro que es alguien equivocado de apartamento.

C: Mira Galt, es más irritante cuando intentas ser considerada, pues sé que el señor Adonis estuvo aquí; ¿por qué me lo ocultas…? pero está bien, ya que aprovecharé esta oportunidad para decirte algunas cosas: ¿Por qué todo te funciona?, no es justo, entraste en la universidad, eres muy atractiva y por eso pensé que habías encontrado a un hombre viejo, solo para descubrir que es el bello hombre que vi.

G: ¿Qué quieres que haga entonces Casandra?

C: No estoy satisfecha con esta situación Galt, por eso quiero que me lo prestes por un día para una cita con él.

G: No puedo, ni aceptaría nunca algo así.

C: Pero es que tu puedes venir Galt, déjame hacer lo mejor que pueda ya que no puedo renunciar a él sin haberlo intentado.

***

A la mañana siguiente nos reunimos los tres en un puente colgante.

Ad: Perdón por haberlas hecho esperar.

Sé que dije que estaba bien, pero escaparon unas lágrimas sobre mi rostro y él las vio, fingiendo no hacerlo…, ¿qué haré si él se enamora de ella y me hace sentir como un obstáculo que les estorba?

C: Estoy celosa, debe ser agradable tener un novio maduro…

«¡Oh no…! Casandra se está enamorando de Adonis ¿será que él no puede cometer al menos un error que la haga decepcionarse?»

Ad: ¿Les gustaría acompañarme a beber algo?

«Espera —me digo mentalmente a mí misma—; si tomo un trago puedo hacer el ridículo como la última vez…»

C: Acepto ese trago Adonis, tengo buena tolerancia al alcohol y me encantan las buenas compañías.

Me sigo preguntando mentalmente: «¿Será posible que él se enamore de ella puesto que es más extrovertida que yo?». Adonis solo me miraba con picardía mientras nos dirigíamos a uno de sus hoteles.

Ad: Valdrá la pena que disfrutemos juntos esta noche.

C: Eso me hace sentir como si fuera yo tu novia Adonis, pero discúlpame porque me están llamando del trabajo y debo contestar…

Adonis, recostándose sobre el barandal de aquel lugar, me mira con pasión, pero yo simulo que lo ignoro completamente.

Ad: ¿Qué ocurre Galt?

G: ¿Por qué no tienes ningún error…? ella es mi mejor amiga.

Ad: Entonces está bien si ella me roba…

C: Perdón por interrumpir

Ad: Qué quieres hacer, ¿ir a algún lugar tal vez?

C: Un bar…

Así Adonis nos lleva a un billar en uno de sus hoteles donde practicamos ese juego…

Ad: Las enseño…

C: La ganadora recibe un beso en la mejilla de

Adonis…

G: No puedes…

C: Ese es el punto hoy…

Ad: Si no te importa que te bese un hombre de treinta años, por mí está bien.

Así, perdí el partido rápidamente, no gané ni con trampa, ella era buena jugando y así ganó en mi propia cara.

Ad: Bueno, lo prometido es deuda.

Agarrando el mentón de Casandra me apresuré a cortar aquella escena y le dije a Adonis que no lo hiciera, porque no me iba a gustar, y a Casandra le dije: «No te daré a Adonis, aunque seas mi mejor amiga».

C: Si dices esas poderosas palabras, me rindo, gracias por lo de hoy.

Ad: Yo debería agradecerte en su lugar, conoces tanto de Galt que yo no conozco…

Más tarde en la noche, mientras estaba acostada en la cama con Adonis él me dijo:

Ad: Estoy agradecido porque hoy pude ver un lado diferente de ti ya que Casandra sacó a relucir ese lado posesivo y celoso que llevas por dentro.

G: Estoy tan avergonzada, ella conoce demasiado bien mis puntos débiles.

«¿Puntos débiles como aquí o aquí?», dijo mientras tocaba puntos G vulnerables de mi cuerpo.

G: Basta Adonis, qué hay de ti… ¿también tienes puntos débiles?

Ad: Los tengo, ¿por qué no me tocas y lo averiguas? Nunca se sabe si pueden ser los mismos tuyos, intenta tocármelos y encontrarlos de la forma en que te gusta.

G: No puedo hacerlo.

Ad: No puedo dejarte ir Galt, necesito decirte algo ya, tengo que ir a un viaje de negocios por un tiempo fuera de Londres…

***

Días después, de tiendas, Casandra y yo nos encontramos accidentalmente con Apolo quien descaradamente mira con lujuria a Casandra y le pregunta:

A: ¿Quieres trabajar también con tu amiga Galt o solo te gusta ir de compras con ella?

***

Siguen pasando los días y me voy adaptando más al trabajo sin darme tiempo para recordar a Adonis.

Por su parte, entre más días pasaban Apolo y Casandra, mejoraban su relación a través de sus encuentros laborales; hasta que un día Apolo le preguntó:

A: ¿Quieres comer algo conmigo Casandra?

C: Está bien Apolo.

A: La comida es muy buena aquí Casandra, y lo digo no solo porque soy socio de Adonis, en esta cadena de restaurantes.

C: Está bien Apolo, pero no puedo pagarlo.

A: ¿Y por qué pagarías tú?

C: Porque estoy acostumbrada a compartir los gastos de este tipo y mi cuota parte aquí con tanto lujo sería muy elevada.

A: Eres hostil como un gatito, solo acepta amablemente.

C: Muchas gracias.

***

Al salir de noche del trabajo, mientras caminaba, sentí como si alguien me siguiera, apresuré mi paso, hasta que me di cuenta de que era mi imaginación… y justo en ese momento recibí una llamada de Adonis preguntándome si había ya salido del trabajo, a lo cual le contesté que ya iba camino a casa.

Por su parte, Casandra y Apolo habían estado besándose en un parque.

A: Esto es inesperado Casandra, pero parece que te has enamorado de mí, así como yo empiezo a sentir algo por ti.

C: No, no me he enamorado de ti, pero no niego que me gustas mucho.

A: Así es como los adultos nos consolamos mutuamente Casandra, y está noche serás mía, déjame ser el único hombre en tu vida Casandra, sé que no te importa que un hombre de treinta y seis años como yo sea tu primera vez, solo sé mía y únicamente mía.

C: Espera Apolo, ¿cómo sabes que soy virgen?

A: ¿Crees que no veo detrás de toda esa rudeza que aparentas…?

Al terminar el día siguiente y luego de una noche intensa y salvaje de sexo entre Casandra y Apolo, la vida entre ellos tomó más sentido, oteando una hermosa luz en su horizonte futuro…

***

Días después, en mi lugar de trabajo, me encontraba conversando con Dylan, y ya por culminar esa jornada laboral, Dylan me dijo:

D: Espérame un momento Galt y te acompaño a tu casa.

De pronto entró al restaurant un hombre mayor, refunfuñando entre dientes y dirigiéndose a mí, me dijo: «Finalmente estamos solos Galt, me cansé de perseguirte, pero ya me deshice del tipo de la entrada; no sabes lo mucho que me he esforzado para llegar a ti».

G: ¿Y quién es usted y por qué me habla de esa manera…? No se me acerque o llamare a la policía…

Extraño: Nuestro juego de etiquetas se acabó, te he amado todo este tiempo… esta es mi oportunidad contigo y no la voy a perder…

Sin embargo, entró como una tromba furiosa, mi adorado Adonis, justo cuando el extraño hombre intentaba atacarme, pero Adonis lo golpeó duramente con la rabia que lo embargaba, derribándolo aparatosamente.

Sangrando por varias partes de su rostro, Adonis le advirtió:

Ad: Fuera de aquí basura, y si te veo acercarte de nuevo a Galt, ten por seguro que te mataré y jamás encontrarán tus asquerosos restos.

D: ¿Estás bien Galt…?, ¿y tú, Adonis?

G: Todo está bien Dylan, gracias a Dios, a Adonis y a ti mismo por llamarlo.

D: Gracias Adonis por llegar justo a tiempo.

G: Siento haberte preocupado Adonis.

Ad: Galt, me alegro de que estés a salvo junto a mí, qué bueno que Dylan me llamó contándome lo que sucedía.

Ya en casa, Adonis me hizo asomarme a la ventana del balcón para que disfrutara de una sorpresa que me tenía y al asomarme vi un hermoso espectáculo de fuegos artificiales.

A: Los ordené para ti, Galt, para celebrar que ya vives aquí conmigo. Ya tú sabes que realmente te amo y también sabes cuánto me calma tu presencia con esa mirada tímida, limpia e inocente.

Pasaron los días y en nuestro entorno todo fue mejorando, sin embargo, llegó el día donde no amaneció conmigo, pues se marchó a resolver asuntos de trabajo fuera de Londres y del país, pero quedé con la plena seguridad del amor entre ambos y que muy pronto regresaría conmigo.