Entrada de diario
Aquí estoy un mes después, ya recuperado de los problemas que acarreaban mi vida en aquel entonces.
Pretendía seguir corriendo como todos los días pero lo que pasó ayer hizo que me replanteará si estoy tomando en serio esto, el día comenzó así:
Cómo siempre me levanté a las 4:50 A.M y empecé mi día con energía pero pensando muchas cosas
Entre ellas (hace tiempo no la veo) (estará bien) ( quiero buscarla)
Con un rostro pálido y desaliñado decidí salir a la sala de mi casa y luego dirigirme a la puerta, tomar el domo de la puerta oí algo que no esperaba
- Oye!!! (Con una voz grave)
Arthur - hmm?? Papá? ¿Qué haces despierto? Dije con una expresión sorprendida
Mi papá caminó hacia mí y abriendo sus brazos me abrazó sin decir una sola palabra
Siendo yo consciente del poco tiempo que tiene para vernos devolví amablemente el abrazo y luego salí más motivado y despierto
Baje las escaleras y salí por los caminos que hay entre los edificios la noche fría y oscura no dejaba ver bien las cosas debido a la falta de luces en mi barrio, llegué al parqueo y debajo de la cancha de básquet ví una silueta lo cual me pareció raro ya que normalmente no hay nadie a esa hora
Confundido y un poco asustado debido a que esa silueta tenía una capucha puesta decidí dar vuelta y encontrar otro lugar donde dejar mis cosas
En ese instante su capucha cayó debido al aire y un color dorado casi naranja fue percibido por mis ojos
Si cabello largo y rubio imposible de confundir hizo que antes de reaccionar ya había corrido a quitarle el cigarro
"¡Ana! ¿Qué demonios estás haciendo?", exclamé mientras le arrebataba el cigarro de la mano. Mis dedos temblaban, tanto por el frío como por la rabia.
Ana me miró con una mezcla de sorpresa y desafío en sus ojos que reflejaban la luna "Arthur, ¿qué te importa? Es solo un cigarro."
Arthur - "No es solo un cigarro", respondí, aplastándolo contra el suelo con el talón. "Es lo que simboliza. Es todo ese maldito ciclo en el que te has metido."
Ana bufó, cruzándose de brazos. "No entiendes nada."
Arthur - "Entonces explícamelo", le dije, tratando de mantener la calma. "Explícame por qué sigues haciéndote daño."
"Es la única manera de lidiar con todo esto, Arthur", replicó ella, con un tono de voz cargado de frustración. No todos tenemos la suerte de poder simplemente seguir adelante.
Arthur - ¿Crees que no sé lo que es el dolor? Yo también pase por eso, Pero esto, señalé al cigarro aplastado, "esto no es la solución."
Ana me miró fijamente, y por un momento pensé que iba a derrumbarse. Pero en lugar de eso, endureció su expresión. "No es tu problema, Arthur. No puedes salvarme."
"Tal vez no", admití, sintiendo la impotencia creciendo dentro de mí. "Pero no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo te destruyes."
Un silencio tenso se interpuso entre nosotros. El viento soplaba, llevándose las hojas secas y nuestro ánimo. Sabía que lo que estaba en juego no era solo el cigarro, sino algo mucho más profundo: la vida misma de Ana y su lucha constante contra la oscuridad que la acechaba.
"Arthur", comenzó ella, con una voz apenas audible, "a veces siento que estoy atrapada en un círculo vicioso. Intento salir, pero siempre termino en el mismo lugar."
Arthur - "Entonces deja que te ayude a romperlo", le dije, acercándome un poco más. "No tienes que hacerlo sola."
Ana suspiró, dejando caer sus hombros. "No es tan fácil. La muerte... siempre está ahí, acechando, recordando siempre que no puedo escapar."
Arthur - "Pero tampoco puedes rendirte", le respondí, con una firmeza que incluso me sorprendió. "Hay demasiado en juego. Tu vida importa, Ana. No solo a mí, sino a muchos otros."
Ana empezó a llorar y soltar algunas de las cosas que estuvo soportando estos últimos días pero sentí que se guardó las cosas que realmente le estaba carcomiendo así finalmente levantó su cara
Ana - Arthur, (dijo con una voz vacilante) lo siento no volveré a hacerlo si?
Arthur - Está bien dije aunque sinceramente sabía que no era alguien que causara gran impacto en su vida pero me sentí feliz ya que por un momento pude ayudar a alguien que amo.