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Chapter 27 - Parte Primera, Capítulo Décimo: Cuando El Futuro Reside En Los Nombres.

La arena caliente se alzaba violentamente, envolviendo a Sara en un torbellino de partículas diminutas que ocultaban el horizonte. Mientras era llevada en brazos por su misteriosa salvadora, la joven reina observaba cómo el mundo giraba a su alrededor, su visión nublada por el remolino de arena. Cada paso era un baile cauteloso y preciso, esquivando los disparos de un enemigo oculto.Finalmente, la joven la depositó en el suelo y se colocó de costado frente a ella. Su perfil era sereno, pero en sus ojos brillaba una determinación inquebrantable. Su suave voz se endureció al advertir:— No te separes de mí.Sara asintió con firmeza, sin apartar la mirada de su valiente salvadora. La arena comenzó a disiparse, revelando la figura de un hombre siniestro con una cicatriz que cruzaba su ojo derecho hasta su mentón. Era Mezu, acompañado por sus enigmáticos subordinados encapuchados y enmascarados. La tensión en el aire era palpable.— Sabía que no podía confiar en ese trato por mucho tiempo. Deberías haberte quedado quieta y en silencio en tus ruinas, niña. — Dijo Mezu, con un tono perverso y burlón. —Sara frunció el ceño, tratando de ocultar la mezcla de confusión y comprensión que se reflejaba en su rostro. ¿Qué tenía que ver su rescate con un trato y unas ruinas? La joven líder intentó descifrar las palabras enigmáticas de Mezu mientras observaba cómo la joven pelinegra endurecía su semblante en respuesta a la presencia del hombre.La tensión creció mientras Mezu y la joven intercambiaban palabras opresivas y nostálgicas. Sara se encontraba en medio de un misterio que trascendía su comprensión, un enigma del pasado que afectaba el presente. Aunque no entendía completamente lo que estaba sucediendo, podía sentir que se encontraba en medio de algo mucho más grande de lo que había imaginado.— Mezu... así que tú también... — Murmuró la joven Ninja, permitiendo que sus palabras se desvanecieran con el viento. —El hombre sonrió con malicia, como si estuviera al tanto de algo que Sara desconocía.— Oh, sí, también recuerdo tu rostro, pequeña. — Respondió, insinuando que había un pasado compartido entre ellos. —El viento soplaba con fuerza, llevándose sus palabras y dejando solo la incertidumbre flotando en el aire. Sara se sentía como una espectadora en una historia en la que apenas se había revelado una pequeña pista.La líder joven de Rouran observó el encuentro entre Mezu y la misteriosa joven, sin comprender completamente qué los unía. A pesar de la confusión y el misterio que la rodeaban, no podía evitar sentirse agradecida por la presencia de la enigmática pelinegra. La había salvado y la protegía como una líder, a pesar de su corta edad.Mientras la arena se asentaba en el aire, un silencio tenso envolvía el encuentro entre la joven enigmática y Mezu. Sus miradas se encontraron, cargadas de un pasado compartido y secretos oscuros.— ¿Qué estás...? — Susurró la joven, su voz vacilante pero llena de Incredulidad. —— Mirai. — Respondió él con una sonrisa sutil, como si disfrutara cada palabra. — Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. Parece que has crecido y madurado.Sara observó de inmediato a la pelinegra cuando ésta se estremeció notablemente.Mezu se ajustó el borde de su sombrero, como si fuera un gesto rutinario.— Nuestro encuentro quedó grabado como una poesía nostálgica... Saber tu nombre no fue difícil.— ¿Qué estás haciendo aquí? — Preguntó Mirai, manteniendo su mirada fija en él. —¿Por qué estás involucrado en todo esto?— Digamos que tengo un interés personal en este asunto. — Respondió Mezu con misterio. — Me gusta estar al tanto de lo que sucede en el mundo, especialmente cuando se trata de eventos tan... interesantes como este.Mirai frunció el ceño, insatisfecha con su respuesta. Sabía que Mezu estaba ocultando algo, pero no podía descifrar qué. Recordaba su último encuentro con él, cuando apenas era una Genin. En aquél entonces, su encuentro no fue más que una simple coincidencia, en la que Mirai perdería la vida de no ser por la aparición conveniente de su Maestro.Mientras tanto, Sara la observaba atentamente a su lado, tratando de entender sus expresiones.— Lo que estás tratando de provocar aquí es peligroso. — Advirtió Mirai con firmeza. — Debes detenerte antes de que sea demasiado tarde.Sara abrió los ojos, alternando constantemente entre Mezu y Mirai, tratando de asimilar toda la información con una creciente confusión.Mezu sonrió con suficiencia.— Siempre tan protectora y valiente. Pero ya no eres una niña, ¿verdad? Has crecido y aprendido mucho desde la última vez que nos vimos. Me gusta eso en ti.Mirai apretó los puños, sintiendo una mezcla de enojo y frustración. No podía comprender por completo las intenciones de Mezu, Debido a los años que Habían pasado Desde su primer encuentro.Pero sabía que no podía confiar en él.— Lo que sea que estés tramando, no saldrás impune. — Advirtió Mirai con determinación. —Mezu se encogió de hombros con indiferencia.— No importa lo que pienses, Mirai. Las cosas ya están en marcha y nada puede detenerlas ahora. — Mezu extendió su mano, apretándola como si sostuviera el mundo entero en la palma de su mano. — Esas restricciones, rebeliones, opresiones... ya no tienen lugar aquí. A partir de ahora, se crea un mundo nuevo, donde los ninjas que nos oprimieron ya no existen. Pero no te preocupes, no tengo intención de hacerte daño. De hecho, tal vez podríamos trabajar juntos en este pequeño juego del destino.Mirai frunció el ceño ante la ambigua propuesta de Mezu. No podía confiar en él, pero sabía que debía mantener la calma y jugar sus cartas con cuidado. Aunque su sangre hirviera de pura rabia hasta las sienes.Su mente se inundaba de recuerdos. Había conocido a una gran cantidad de ninjas poderosos a lo largo de su vida, un privilegio que pocos tenían. Su madre, retirada pero aún impresionante cuando empuñaba un kunai sin usar.— No me interesan tus juegos. — Respondió Mirai con frialdad. — Solo quiero resolver este problema y asegurarme de que nadie más resulte herido.Mezu asintió con una sonrisa burlona.— Muy bien, Mirai. Tú te encargas de tus asuntos y yo de los míos. Pero no olvides que hay fuerzas en juego que ni siquiera tú puedes controlar.Con esas palabras enigmáticas, Mezu se dio media vuelta y desapareció en la bruma del desierto, dejando a Mirai con más preguntas que respuestas. Sabía que había algo más detrás de la fachada misteriosa de Mezu, pero por ahora, debía concentrarse en su misión y en proteger a Sara y a los demás de los peligros que se avecinaban.El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo del desierto con tonos cálidos y dorados, mientras el viento susurraba entre las dunas de arena. Sara observaba con asombro y admiración la figura de Mirai, quien se mantenía en guardia frente a Mezu, el vaquero siniestro con una cicatriz que cruzaba su rostro de manera amenazante.El combate estalló con ferocidad y rapidez. Los subordinados de Mezu, encapuchados y enmascarados, emergieron de las sombras y rodearon a Mirai en un intento de atacarla desde diferentes ángulos. Sin embargo, la joven ninja demostró su habilidad y agilidad, esquivando cada uno de sus ataques con movimientos precisos y elegantes.Las cuchillas de chakra de Mirai destellaban como relámpagos en la arena, cortando el aire con una danza letal mientras se enfrentaba a los subordinados de Mezu. Con cada golpe, su determinación se volvía más palpable, y su voz resonaba con firmeza mientras rechazaba los ataques que venían hacia ella.La fascinación se apoderó de Sara mientras presenciaba la intensidad del combate. Era como si estuviera viendo a un guerrero legendario en acción, un ser de otro mundo que desafiaba las leyes de la realidad. El poder y la valentía de Mirai la dejaron sin palabras, y su confianza en su salvadora se reafirmó con cada movimiento.Sin embargo, Mezu no era un enemigo fácil de vencer. Aprovechó un momento de distracción para lanzar un ataque sorpresa hacia Mirai, pero esta lo esquivó con una agilidad asombrosa. Los dos se enfrentaron en un breve pero intenso intercambio de golpes y palabras, cada uno determinado a prevalecer en esta batalla de voluntades.— No sabes en lo que te estás metiendo al proteger a esa señorita. — Dijo Mezu con una sonrisa perversa, tan cerca del rostro de Mirai mientras ambos forcejeaban. — Haré la vista gorda si te vas, y cabe la posibilidad de que te ayude en un futuro.— No vine a recordar el pasado, Mezu. Vine a proteger lo que es importante para mí. — Respondió Mirai con una determinación férrea. Al mirar a la princesa pelirroja de reojo, no pudo evitar reflejarla con las jovencitas que perecieron en el cataclismo. Apretó los dientes. — Tomé una decisión... ¡No voy a huir!Sara no entendía completamente el trasfondo de sus palabras, pero podía sentir la tensión en el aire. Había algo más allá de su comprensión en ese encuentro entre Mirai y Mezu, algo que databa de un pasado desconocido.En medio del combate, Mirai se tambaleó momentáneamente, dudando de su siguiente movimiento mientras seguía haciendo los sellos del Genjutsu con sus manos. A pesar de la presión que enfrentaba, su valentía no flaqueó y continuó luchando con una determinación inquebrantable.De repente, un grito resonó entre las dunas de arena. Sara se giró para ver a uno de los subordinados de Mezu caer al suelo, paralizado por el Genjutsu de Mirai. La joven ninja había logrado desorientar a uno de sus oponentes, dándole una oportunidad para escapar.Sin perder tiempo, Mirai tomó a Sara por la cintura y la levantó, lanzando una bomba de humo tóxico para cubrir su escape. La densa nube de humo envolvió a los subordinados de Mezu, y en medio de la confusión, Mirai y Sara se alejaron rápidamente del lugar.El corazón de Sara latía con fuerza mientras se aferraba a Mirai. Había sido testigo de la fuerza y el coraje de su salvadora en medio del combate, y esa experiencia la había dejado impresionada y llena de gratitud.Mientras se alejaban de la escena del combate, Sara miró hacia atrás una última vez, con una mezcla de admiración y asombro en sus ojos. Corriendo con la pelirroja entre sus brazos, Mirai atravesaba las dunas de arena a toda velocidad. Cada paso resonaba como un eco en el vasto desierto, mientras su respiración se agitaba y el sudor corría por su frente. A pesar del esfuerzo, la determinación en sus ojos permanecía intacta.Alerta ante cualquier posible amenaza, Mirai miraba a su alrededor mientras avanzaba. Sin embargo, el mareo comenzó a invadir su mente, distorsionando las imágenes a su alrededor como un torbellino. Aun así, se negó a detenerse y continuó corriendo, buscando un lugar seguro.Finalmente, encontró refugio detrás de un montón de rocas. Con una maniobra rápida, se deslizó por la arena y dejó sentada a la chica pelirroja a su lado. A pesar de la brusquedad del movimiento, la joven permaneció callada y expectante, observando a Mirai con curiosidad y desconcierto.Mirai se llevó la mano al pecho, sintiendo los latidos acelerados de su corazón. Sabía que no podía permitirse desmayarse, no ahora que tenía la responsabilidad de proteger a la joven desconocida. Recordó las palabras de la Gran Anciana, advirtiéndole que no abusara de su Chakra.— Debo controlarme. — Pensó Mirai, respirando hondo para calmarse. —Se concentró en regular su respiración y en enfocar su mente. Aunque se sentía exhausta, sabía que no podía bajar la guardia.Mirai estudió su estado de salud con una mirada preocupada. No sabía qué estaba causando el mareo, pero sospechaba que se debía al uso excesivo de su Chakra en la batalla contra Mezu y sus subordinados. Agradeció internamente que los enemigos no los estuvieran persiguiendo, al menos por el momento.Sara se encontraba sentada sobre sus rodillas, al lado de Mirai, con la mirada expectante y serena, pero llena de curiosidad. A pesar del calor agobiante del desierto y los nervios pasados, no apartaba la vista de la chica de cabello azabache frente a ella.Su cabello estaba algo despeinado por el viento y la adrenalina del escape, pero Sara no prestaba atención a eso. Sus ojos se posaban en las expresiones de Mirai, intentando descifrar lo que pensaba y sentía en esos momentos.Aunque no conocía el nombre de la joven ninja que la había rescatado, Sara sentía una extraña conexión con ella. Desde el momento en que Mirai la tomó en brazos para huir de Mezu y sus subordinados, sintió que podía confiar en ella.Mientras el sudor se deslizaba por su frente debido al calor implacable del desierto, Sara permanecía alerta y atenta a cada movimiento de Mirai. Ignorando su propio malestar, no dejaba de observar a la joven ninja con interés y determinación.Mirai recuperó el aliento y de repente se dio cuenta de que no estaba sola. A su lado, sentada sobre sus rodillas, estaba la chica pelirroja observándola con curiosidad. Un ligero rubor cubrió el rostro de Mirai al darse cuenta de que había olvidado momentáneamente la presencia de la joven.— ¡Lo siento! — Se disculpó Mirai, enderezándose y apartando un mechón de cabello sudoroso de su frente. — ¡No quería ignorarte así! Estaba tan concentrada en escapar que me olvidé de que...La chica pelirroja permaneció callada, mirando a Mirai con una mezcla de curiosidad y expectativa. Mirai tomó aire, tratando de calmarse mientras se presentaba.— Soy Mirai. — Dijo con una voz suave y serena, aunque titubeó al final, intentó transmitir confianza. — Sólo Mirai... Y tú, ¿Te encuentras bien?Mirai sacó un termo marrón de su capa amarilla y lo ofreció a la joven.— Toma, será mejor que bebas algo de agua. Hace mucho calor aquí afuera. — Sugirió con una sonrisa amable. —Sara aceptó el termo con gratitud y bebió ansiosamente el agua fresca. Mirai observó a la chica con atención, preocupada por su bienestar. Aunque el encuentro con Mezu había sido breve, podía ver que Sara había pasado por momentos difíciles.Una vez que Sara terminó de beber, Mirai decidió que era momento de obtener información.— Mezu te tenía cautiva, ¿verdad? — Preguntó con cautela. — ¿Sabes por qué te tenía prisionera?Mirai esperó atentamente a que Sara respondiera, preparada para escuchar cualquier detalle que pudiera ser relevante para su misión. Aunque se sentía preocupada por la seguridad de la joven, también sabía que necesitaba obtener información para entender la situación en la que se encontraban.Su acompañante se mostró reacia a responderle. Sin embargo, contrario al arrepentimiento que se reflejaba en su cara, la chica de cabello rojo suave le narró por lo que había pasado, describiendo lo que creía que habían sido más de dos horas.Mirai escuchó atentamente el relato de la joven. Cabe resaltar que su voz era suave y bondadosa, como si estuviese tejida por un hilo de azúcar de fantasía luminiscente. En sus modales no había nada que retocar, e incluso Mirai, que fue educada por una mujer culta, tuvo que recordar sus lecciones breves de etiqueta cuando la joven de los ojos azules utilizaba expresiones fuera de su dialecto habitual.Cuando la joven dejó un par de segundos de silencio pleno, con los ojos cerrados y semblante arrepentido, Mirai soltó un suspiro apenas audible entre ellas dos. Con sus ojos rojos ensanchados, se atrevió a señalar discretamente a la pelirroja con un dedo.— Entonces... ¿Vives en una comunidad clandestina? — inquirió Mirai, manteniendo su voz baja pero llena de curiosidad. —— ¿Eh? — Respondió la joven de los ojos azules, levantando finalmente la mirada con una expresión dubitativa. — Bueno, en cierto modo... podríamos decir que somos habitantes del lugar, pero la mayor parte del tiempo estamos fuera de nuestro territorio.Mirai se quedó sin palabras, abrumada por una cascada de pensamientos. Era como si un torbellino de recuerdos, ideas y responsabilidades se mezclaran en su mente, creando un zumbido ensordecedor.Los sonidos de confusión salieron de su boca mientras intentaba reorganizar sus pensamientos, masajeándose la cabeza con los dedos. Su cabello sudoroso se despeinaba aún más durante el proceso, y cuando finalmente logró aclarar su mente, dirigió sus ojos blancos hacia la desconocida pelirroja.— ¿Por casualidad... ese "territorio" del que hablas son las ruinas de Rouran? — preguntó Mirai con una impaciencia palpable en su voz. —Su nueva compañera parpadeó un par de veces y, con un tono servicial en el aire, asintió suavemente.— Sí, así es. — Dijo ella, llevándose una mano al pecho mientras sostenía el termo de agua con la otra. — Mi nombre es Sara, y solía ser la reina de Rouran. Aunque ahora todo sea solo ruinas, siento la responsabilidad de velar por mi pueblo. Ellos nunca me abandonan, y como podrás ver... seguramente están muy preocupados por mi bienestar en este momento.— ¿Qué? ¡No puede ser...! — Las palabras se quedaron atrapadas en la boca de Mirai, emitiendo un sonido agudo de incredulidad. — ¡Es imposible!Y no era para menos.La chunin en incógnito mostraba una expresión de incredulidad tan extrema que parecía haber sido petrificada. Aunque cualquiera podría haber teorizado que se debía a estar frente a una joven reina de una ciudad extinta, o tal vez por la sorpresa de la coincidencia, la verdad era mucho más alejada de la realidad.Y solo los ojos de Mirai podían atestiguarlo.Frente a ella, estaba una joven reina de un pasado que casi coincidía con su propio nacimiento. Con el nombre de Sara, su cabello rojo suave y sus ojos azules con contornos que recordaban a los propios de Mirai, se sentaba sobre sus rodillas, tan discreta como seguramente le habían enseñado.Incluso la forma en que sostenía el termo de agua en su regazo parecía genuina a los ojos de Mirai. No solo estaba pisando el pasado; lo estaba observando y acababa de intercambiar palabras con él.— Solo mencióname. — Recordó Mirai, esta vez, asintiendo ligeramente con su mirada incrédula. —— Con ella es con quien tengo que hablar.Un rostro que llenó de una sensación extraña y melancólica su corazón pasó por su mente, lo que provocó un ligero fruncimiento de ceño.— ¡Pero qué coincidencia! Que Mezu se encuentre aquí también... me advierte que debo prepararme. — Mientras pensaba, Mirai escudriñaba el estado físico de Sara con sus ojos. — Pero parece estar más adaptado que yo... ¡Incluso atacó a Sara-chan! ¿Qué quería? ¿Por qué lo hacía? —Tragó saliva bruscamente, sintiendo la arena fugitiva en su boca haciendo cosquillas en su garganta. — El Cataclismo no tiene ni una semana de haber ocurrido, pero, aun así, Mezu y los demás...Mientras Mirai estaba desconcertada por la presencia de una reina del pasado, Sara observaba con curiosidad a la joven ninja. Sus ojos azules brillaban con asombro mientras seguía cada uno de los movimientos de Mirai, como si estuviera presenciando una danza cuidadosamente coreografiada.— No puedo creerlo. — Exclamó Sara con una mezcla de asombro y emoción controlada. — Eres una ninja de verdad, ¿verdad? ¡Es como si estuviera viendo un relato de los antiguos pergaminos ninja!Mirai sintió un cosquilleo de vergüenza en sus mejillas ante la admiración de Sara.— Sí, lo soy. — Respondió con modestia. No quería revelar demasiado sobre su aldea ni sobre su misión, así que decidió omitir detalles específicos. — Aunque soy una ninja, no todos los secretos de mi aldea deben ser revelados.Aunque Mirai había decidido cambiar el tema con una mentira, su curiosidad sobre la razón detrás del secuestro de Sara no disminuía.— Sara-san, siento ser persistente, pero necesito saber por qué Mezu te había capturado. La primera vez que lo cuestioné, no obtuve una respuesta clara.Sara bajó la mirada con nerviosismo, como si rememorara momentos desagradables que preferiría olvidar.— Lamento decir que esta es la primera vez que veo a ese hombre. — Respondió con pena Sara. —Rouran ya no es lo que solía ser. Antes éramos una ciudad próspera y respetada, pero con el tiempo hemos perdido nuestra influencia. Ahora, somos un pueblo pacífico que busca vivir en armonía con la naturaleza y mantener nuestras tradiciones vivas. Nunca antes había experimentado algo parecido.Aunque la explicación de Sara era razonable, Mirai no pudo evitar sentir que había algo más detrás de todo esto.— Sara-san, entiendo lo que me dices, pero siento que aún hay algo que no me estás contando del todo. — Mirai actuó lo menos ansiosa posible. Aunque la impaciencia se desbordaba, hacía lo posible para no intranquilizar a Sara. — Mezu... es un hombre muy peligroso. Te habría matado sin necesidad de alejarte de tu pueblo. He visto su perversidad de cerca... Y es evidente que buscaba algo de ti.Solo Mirai conocía el trasfondo de esas palabras.Mezu era un hombre buscado por múltiples asesinatos. Pero eso era parte del tiempo de Mirai, lo que implicaba que ahora mismo, nadie conocía a ese hombre.Su rostro no estaba en el libro Bingo, y tanto él como muchos otros criminales de su tiempo tenían vía libre para hacer sus fechorías en el pasado.Y Mirai no había pensado en eso hasta ahora.Sara se hundió un poco más en sus pensamientos, consciente de que no podía ocultar la verdad por más tiempo. Con voz temblorosa, respondió:— Tienes razón, Mirai-san. — Se disculpó Sara con profundidad. — Tengo una idea de lo que podría estar buscando.Los ojos de Mirai se abrieron con sorpresa e interés ante la revelación de Sara.— ¿Sello? — Indagó la de los ojos rojos en un susurro. —Para hacer más informativo su relato, Sara medio abrió la parte superior de su vestimenta. Mirai observó con atención el movimiento de su mano contraria y cómo algo notorio fue sacado del escondite de sus ropas.Sara asintió con seriedad, su mirada reflejaba una mezcla de temor y determinación.— Esta cuchilla fue un regalo de mi madre. — Reveló Sara con melancolía. Su apego hacia tal arma sorprendió a la de los ojos rojos. La forma del arma y el mal estado del dibujo del metal dejaron más incógnitas en su cabeza. — Dijo que fue un regalo del príncipe que la visitó en sueños, y desde entonces, el sello que contiene esta cuchilla protege el poder que se sumerge en las ruinas.Mirai se acercó a Sara y puso discretamente sus ojos en lo que alguna vez fue un arma.— Poder...— Así es. — Asintió Sara, poniendo el arma en su regazo. — Fue hace mucho tiempo, pero los adultos me contaron que una bestia atacó, y fue sellada en las ruinas. Claro, todo nuestro pueblo fue devastado por la guerra posteriormente.— ¿Y Mezu... buscaba algo de eso en específico?Sara miró a Mirai con gratitud y un destello de esperanza en sus ojos.Este tema no lo había hablado con nadie, y pensó que la única persona que escucharía ese tema de su boca, sería el encargado de llevar a cabo su caso.Se sentía liberada, y con las aguas de su entorno, apaciguadas.Sara bajó la mirada, rebuscando en sus recuerdos más distorsionados.— Comenzó hace un par de meses. — Dijo. — El sello retumbaba, y a menudo iba a checar el estado de las ruinas. Aquello se repitió un par de veces a la semana, pero no fue hasta... una noche. Me encontraba estudiando el sello que fue utilizado para las ruinas, y llegué al tema de los Ninjas.La mención sorprendió a la Sarutobi.— Los Ninjas fueron responsables de su sellado, por eso está esto. — Discretamente, para no entorpecer el escuchar de la pelinegra, mostró el trazado deteriorado que se encontraba a un costado de la cuchilla. —Era el sello de la Hoja.Mirai ahogó un jadeo. No diría todo de golpe, pero tampoco podía dejarlo pasar. Se hizo evidente en su rostro cuando lo observó más detenidamente, y sabía que su nueva compañera de conversación había notado su sorpresa al percibir el origen de aquel dibujo.El sudor mezclado con el calor, bajaba por su cara.— Investigué e investigué. — Prosiguió Sara. — Y aunque pude descubrir una manera de preservar el sello debilitado, no fui capaz de llevarlo a cabo por completo.La pelinegra la miró a los ojos en duda.— Si hacía lo posible para aumentar la seguridad de ese sello, me vería obligada a liberarlo por completo. Es entonces que... se me ocurrió hacerlo a la inversa.— ¡¿Cómo dices...?! — Jadeó la Sarutobi. —Sara se estremeció por el pensamiento, pero una mirada decidida se contrastaba en sus ojos aterrados.— Fingí que todo estaba bien. — Expresó con la tristeza presente en sus ojos. — Mi pueblo creía que no había nada malo con el sello, mientras que yo estuve semanas reforzando el que tengo en mis manos.En un silencio corto, Mirai dejó que se diera paso a una interrogante, mientras observaba con distancia la cuchilla deteriorada.— Lo que tienes en tus manos no es el sello en sí... ¿No es así?— Estás en lo correcto. — Afirmó la Pelirroja. — Esta es la llave que lo debilita, y me sirve como advertencia en el caso de que algo ocurra. Creí que, si aumentaba la vitalidad de este sello, sería casi imposible hacerse con el poder de las ruinas.Las palabras de Sara, salieron en un hilo de voz.Mirai contemplaba el relato que se desarrollaba frente a ella. Estaba siendo testigo de un acontecimiento fiel al pasado. Sin embargo, había algo que no estaba bien.El trazado de la Aldea de la Hoja en el arma, y el hecho de que se tratara de un sellado. Además, Sara mencionó la anormalidad que aquel deteriorado sello empezó a dar problemas hace un par de meses.Mirai quería saber específicamente cuántos. Pero tenía dos cosas en su contra: temía servirse en bandeja de plata y el desconocimiento de cuándo comenzó el plan de Shikamaru Maestro.Le parecían demasiadas las coincidencias.Era casi un hecho fantasioso, del que nunca imaginó estar. Una jovencita le hablaba de su extrema preocupación respecto a su pueblo, con un sello involucrado, cuando tenía delante a una víctima de uno.Ese factor dejó a la Sarutobi con la lengua seca. Las palabras no salían de su boca, y también temía soltar algo y dejarse expuesta. Sin embargo, fue la Gran Anciana quien le recomendó ver a Sara.¿Qué tenía esa doncella que podría serle de utilidad?No era ninja, pero por lo que acababa de escuchar, parecía saber solo lo básico del sellado. No obstante, Mirai estaba siendo privada de detalles.— ¿Es común... que haya gente detrás del sello? — Preguntó ella con suma discreción, ansiosa por ocultar sus nervios. —En respuesta, Sara, abrazando su tesoro contra su pecho, la observó mientras negaba suavemente con la cabeza.— Esto no ha ocurrido, hasta ahora. Además, parece como si él ya supiera de la debilitación del sello.— ¿Cómo...? — La Chunin soltó, estupefacta. —Ignorante de la situación, Sara miró hacia arriba para recapitular sus recuerdos, frente a una Mirai expectante y ansiosa.— A ver... reforcé este sello con esfuerzo. No soy experta en Chakra, por lo que me tomó días solo reforzarlo a un porcentaje. — Le dijo Sara. — Pero tengo que llevarlo siempre conmigo para llenarlo de energía. Pero...— ¿Pero?Sara miró a Mirai con ojos suplicantes.— Tuve miedo. — Clamó en un audible hilo de voz. — No sabía qué pasaría si algo le ocurría a la cuchilla, así que... mandé... a hacer una réplica.— ¡¿Eh?!Los ojos de Mirai se abrieron de golpe. Apenas conocía a la joven reina, y había obtenido una revelación, respuesta del comportamiento de Mezu hacia Sara.Cuidadosa al estar siendo observada por Sara, la Sarutobi reflexionó para sí misma.— Hace meses que Sara comenzó a tratar el problema de su sello. Meses... eso es definitivamente mucho antes del Cataclismo de nuestro tiempo. — Su vista se dirigió a la cuchilla, con la hoja de Konoha demacrada en el costado. — Pero la Gran Anciana dijo que nuestra presencia en el pasado causaba olas; olas que nos serán regresadas... ¿Esto... será una de ellas?Ella pidió amablemente sostener la cuchilla que sostenía Sara. Esta no declinó su pedido de verla más de cerca.El misterio de la situación seguía atormentando a Mirai mientras su mente daba vueltas en busca de respuestas.— Dijo que era una réplica... Y Mezu lo sabía. ¡¿Cómo...?! ¡No pudo haber venido al pasado antes del cataclismo! ¡¡Eso es imposible!! — Pensó Mirai, sintiendo que estaba en medio de un rompecabezas cuyas piezas no encajaban. —La voz de Sara interrumpió sus pensamientos, sacándola de su ensimismamiento. La joven reina se enderezó y expresó su agradecimiento de manera serena, pero con un profundo sentido de gratitud.— Muchísimas gracias por rescatarme de allí, Mirai-san. Te estoy debiendo mi vida. — Dijo con una corta reverencia. — En agradecimiento por salvar mi vida y el destino de mi pueblo, estaré allí para ti, Mirai-san.Mirai se sintió abrumada por el agradecimiento de Sara. Aunque la reverencia le pareció innecesaria, no pudo evitar sentirse conmovida por las palabras de la joven reina. Sara era joven como ella, pero estaba cargando con el peso de toda una comunidad, algo que Mirai entendía muy bien, ya que ella también tenía sus responsabilidades como ninja en incógnito.Sin embargo, a pesar de la gratitud de Sara, Mirai sabía que no podía dejar de lado su misión y la verdad que buscaba descubrir. Con un tono un poco vacilante, pero decidida, hizo una solicitud a la joven.— Le ruego por favor que no incline la cabeza, Sara-sama. En lugar de eso, ¿podría decirme cómo habría sido posible que Mezu supiera lo de la réplica?El desconcierto se reflejó en los ojos azules de Sara mientras trataba de buscar una explicación.— No estoy segura de cómo lo sabía, Mirai-san. Rouran era un lugar tranquilo y pacífico, no teníamos enemigos conocidos que pudieran habernos traicionado. Es posible que alguien del interior haya filtrado la información, o que Mezu tenga espías que nos espiaban.— Eso es imposible. — Pensó Mirai, escuchando las teorías de la joven reina. Su ansiedad burbujeaba. — Mezu no pudo haberlo sabido en tan poco tiempo, el cataclismo sucedió hace unos días. Alguien tuvo que haberle dado la información...Mirai escuchaba atentamente las teorías de Sara sobre cómo Mezu pudo haber obtenido información sobre la réplica y el sello que protegía el poder de las ruinas de Rouran. Sin embargo, mientras la joven reina hablaba, la mente de Mirai estaba ocupada tratando de desviar la atención de Sara de Mezu, un ninja del futuro cuya existencia era un secreto que Mirai quería mantener a salvo.Decidió cambiar el enfoque de la conversación y preguntó sobre la ubicación actual de las personas de Rouran.— Por cierto, Sara-sama, ¿dónde se encuentran actualmente los habitantes de Rouran? Me gustaría saber más sobre su situación y cómo llevarla hasta ellos. — Dijo con una sonrisa amable, tratando de parecer genuinamente interesada en el bienestar del pueblo. —Aunque si lo estaba de corazón, su mente giraba en otra cuestión. Y solo ese hecho le daba un mal sabor de boca.Sara asintió y respondió con nerviosismo:— Actualmente, estamos de camino a la Aldea de las Campanas. Es allí donde decidimos establecernos temporalmente mientras buscamos reconstruir el armamento de nuestro hogar y mantenernos a salvo de cualquier amenaza.La mención de la Aldea de las Campanas dejó perpleja a Mirai. Jamás había escuchado de ese lugar mientras llevaba a cabo su ocupación como ninja de Konoha.Sin embargo, decidió continuar la conversación y preguntó con curiosidad:— ¿La Aldea de las Campanas? No había oído hablar de ese lugar antes. ¿Qué tipo de aldea es?Sara pareció insegura al hablar de ello, como si fuera un secreto bien guardado.— La Aldea de las Campanas es una aldea de herreros. Decidimos visitarla hace algún tiempo en busca de ciertas habilidades de forjado que necesitábamos para mantener nuestro legado. Nos recibieron amablemente y nos brindaron su ayuda.La curiosidad de Mirai aumentó al escuchar la respuesta de Sara, y sus ojos se abrieron sorprendidos al conectar los puntos.— Espera un momento. — Dijo, un tanto asombrada. — ¿Acabas de decir que visitaron la Aldea de las Campanas y que te ayudaron a forjar ciertas cosas?Sara parecía más nerviosa ahora, como si estuviera a punto de revelar un secreto que había guardado con mucho cuidado.— Sí, eso es correcto. La verdad es que mandé a hacer la réplica del sello en la Aldea de las Campanas. Fue una decisión difícil, pero sabía que era necesario para proteger el poder de las ruinas de Rouran. — Confesó con una mezcla de miedo y alivio al liberar finalmente esa información. — Mi pueblo... no sabe nada de eso. Ellos creen que vamos por rutina. Ya sabes... a ver cómo van nuestros pedidos y aliados.— Entiendo. — Calmó Mirai. Su preocupación era palpable, pero debía de ser cautelosa con sus cartas. — Y si en tus manos tienes la réplica... ¿dónde está el sello original?Por un momento, Sara vaciló al abrir la boca para responder. Fue suficiente para Mirai, y no insistió más en ese tema. Haberla rescatado no era un pase total a la confianza eterna, y Sara no podía arriesgarse a peligrar a su gente filtrando información valiosa.No había nadie más que Mirai para entenderla. Obviamente, la Sarutobi no se lo diría.El sol se ocultaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras Mirai y Sara eran observadas por las dunas de arena. La joven reina se veía inquieta, aun tratando de asimilar la inesperada insistencia de la pelinegra. Su ansiedad no había pasado desapercibida a sus ojos.— Si me permites una petición, Sara-sama... — Comenzó Mirai con voz suave, buscando las palabras adecuadas. — Por favor, créeme, te lo ruego.Sara la miró con curiosidad e intriga.— ¿A qué te refieres, Mirai-san?Mirai tomó un momento para pensar cómo expresar sus palabras con cuidado. No quería revelar demasiado, pero necesitaba que Sara confiara en ella. Así que, desesperada por comprensión y credibilidad, se arrodilló en la arena, llevando sus manos hacia ella en un gesto de súplica.Sara abrazó la cuchilla que replicaba a la original, como si hacerlo protegiera el verdadero paradero del sello metálico.— Lo que te diré puede sonar extraño, pero necesito que me creas. — Dijo Mirai, mirando directamente a los ojos azules de Sara. — Vengo de un lugar lejano, un lugar muy diferente al tuyo. Me encuentro aquí buscando algo que me pueda llevar a casa.Sara frunció el ceño, sin comprender del todo lo que Mirai estaba insinuando.— ¿Qué es lo que buscas, Mirai-san?Mirai suspiró, sintiendo el peso de sus palabras.— No puedo decirte todo ahora, pero necesito encontrar un lugar llamado "El Ocaso Oculto". Es crucial para mí y para mis amigos. Ellos apenas son niños, y no tenemos la ayuda de nadie más para luchar. — El dolor de la verdad raspó su garganta. Aunque miraba a la arena, las imágenes de lo ocurrido aún persistían. — Si de verdad estás agradecida conmigo por haberte rescatado, te pido que confíes en mí y me ayudes a encontrar ese lugar.La Reina de Rouran quedó petrificada ante la desconexión. Estaba incluso más confundida que Mirai, y desconocía sus intenciones. Pero en cambio, no dio indicios de querer ignorar a la pelinegra.Al decir que también era responsable de niños, y sabiendo que Mirai era una ninja... dejó a Sara con una expectativa completamente distinta a la que Mirai alguna vez pensó. La de cabello negro no llevaba una diadema, lo que quería decir que su hogar yacía destruido, o existía algún otro obstáculo que le imposibilitara su regreso.Mirai... se escuchaba sincera. Y verla rogarle así, golpeaba a Sara justo en su fibra sensible.— ¿Cómo... conoces ese lugar? — Le preguntó la de ojos azules. —Mirai respondió sin levantar la cabeza, decidida en seguir rogando.—La Sombra de Ébano. — Dijo Mirai. — Una persona con ese nombre me dijo que... tú, la reina de Rouran, serías capaz de llevarme hasta allí. O Al menos, alguien de Rouran.La ninja dijo aquello, mientras levantaba a medias su frente de la arena. Su dolor interno era palpable, y la suciedad recorría su rostro. Cada letra era un recuerdo, y cada palabra, una experiencia. Mirai dejaba salir una honestidad disfrazada, reviviendo cosas que no le deseaba ni al enemigo más cruel de su aldea.Pero incluso repitiendo el nombre para sí, Sara no fue capaz de hallarle familiaridad.Sara se quedó en silencio por un momento, procesando la solicitud de Mirai. A pesar de su desconcierto, podía ver la sinceridad en los ojos de la joven ninja. Decidió confiar en su instinto y en la conexión inexplicable que sentía con Mirai desde el momento en que la vio correr por las dunas.Y, por sobre todo, por compartir una responsabilidad parecida. Ambas estaban siendo esperadas por personas que pensaban en ellas. Eso pensó Sara.— Está bien, Mirai-san. Te ayudaré en todo lo que pueda. — Respondió Sara finalmente, con determinación en su voz. — No malinterpretes, confío en ti. Pero... la confianza de los habitantes no depende de mí.Mirai asintió, comprendiendo la posición de Sara. Los habitantes de Rouran aceptarían a cualquiera que invitara su reina. Sin embargo, las personas en el lugar de destino posiblemente tendrían otros planes.Además, Mirai y Sara apenas se conocían.— Lo entiendo. Sara asintió, aceptando la respuesta de Mirai. Aunque seguía confundida, estaba dispuesta a confiar en ella y seguir su intuición.Ambas se levantaron en silencio, con el sol elevándose por completo, dejando al desierto envuelto en la cálida atención de su luz.La mano de Sara se extendió hacia Mirai. Su mirada era amigable, y la muestra de igualdad fue aceptada por Mirai, quien vaciló en aceptar su ayuda para levantarse."Modificar el pasado es muy peligroso"; siempre se piensa en eso cuando se narran historias fantásticas sobre los viajes en el tiempo.Pero ese no era el caso de Mirai. Quizás cambiarlo...Sentía una desesperación evidente en su corazón por haber encontrado una posible ayuda que la guiaría hacia su objetivo. Necesitaba encontrar "El Ocaso Oculto" para poder sobrevivir en este mundo desconocido y regresar a su hogar. No podía permitirse fallar, y el apoyo de Sara era fundamental en ese momento.— Gracias, Sara-sama. — Expresó Mirai con gratitud, dejando que una sonrisa iluminara su rostro, un gesto poco común para ella en días anteriores. — Te prometo que no te decepcionaré. Estoy dispuesta a hacer todo lo necesario para evitar que te veas involucrada en esto. Tu colaboración... nos está dando una oportunidad a mí y a mis amigos.Sara asintió, sintiendo una conexión más profunda con Mirai y su misión. Aunque no comprendía completamente lo que estaba sucediendo, estaba decidida a respaldar a Mirai en su búsqueda y protegerla de cualquier peligro que pudiera encontrar en el camino.— Estoy contigo, Mirai-san. Haré todo lo que pueda para ayudarte. — Afirmó Sara con firmeza, tomando la mano de Mirai en un gesto de solidaridad. — Eres muy valiente por soportar tanto en el desierto para proteger a los que amas.Un brillo nostálgico pasó por los ojos de Sara, y en un instante, desapareció.— Cuenta conmigo.