¿Qué rey se sentiría perturbado por la idea de no llevar a sus invitados a un lugar más adecuado para discutir sus asuntos? Él, sin duda. Desde que la mayoría de los ninjas desaparecieron, resultaba imposible saber cuántos guardias estaban comprados por los demás ancianos. Por lo tanto, tampoco podía confiar en ellos más que en sus propios ninjas.Resultaba casi una vergüenza total atender a sus invitados en el gran comedor. Si no fuera por el té y las galletas que había pedido a uno de los pocos ninjas que quedaban en el palacio, la reunión habría sido de las peores que había organizado. Los ninjas de Konoha estaban sentados en sus respectivas sillas del gran comedor, con Saturo liderando la merienda. El ninja de Trozani cerró la puerta tras él, y Saturo no pudo evitar analizar las caras de aquellos ninjas. Hacía años que no veía tan de cerca a ninjas de Konoha.— Él es uno de los pocos que quedan en Trozani. — Explicó el Rey, notando la curiosidad de los ninjas que había contratado. — Son muchos los desaparecidos, y no me quedó de otra que ordenar sus estadías aquí.— Es usted muy comprensivo con sus ninjas, al parecer. — Comentó el Peliblanco con evidente admiración. —Los adolescentes que escuchaban atentos se tomaron el tiempo de escudriñar la habitación con sus ojos. Observaron las decoraciones llamativas y hasta amenazantes, como la cabeza de un águila completamente oscura en una pared, cuyo tamaño era el doble que el de una cabeza humana.— Es mi deber protegerlos a todos, no solo a los civiles. — Dijo Saturo, enlazando sus dedos sobre la mesa. — Los ninjas de aquí son prueba de la justicia y el honor, no puedo permitir que desaparezcan y dejen a Trozani con solo discordia y egoísmo. Es inaceptable.— Disculpe...Interrumpió la muchacha pelirrosa, quien levantaba la palma de su mano a la altura de su rostro, como si evitara hacer un acto ofensivo frente al rey.— Usted se refiere a este lugar como 'Trozani'. Pero, ¿Qué es exactamente? — Cuestionó uno de los ninjas de Konoha. —— ¡Oh...! Ya veo... — Respondió el rey, abriendo sus ojos en sorpresa. — Pensé que lo que se decía del tercer Hokage eran exageraciones. Pero veo que realmente nadie sabe de nosotros. Cumplió con su palabra.Dos de los tres adolescentes mostraron sorpresa por esas palabras, mientras el tercero, el peliblanco, ocultaba su interés en el asunto. El rubio, identificado como Uzumaki, no disimuló su inconformidad con la falta de contexto. Encogiéndose de hombros con las manos por debajo de la mesa, enarcó enormemente una de sus cejas.Saturo se preguntaba por qué parecía ser él el objetivo de esa expresión. Como si el muchacho cuestionase la veracidad de sus palabras.— Fue hace mucho tiempo... yo no era ni siquiera la mitad de alto que ustedes. — Les dijo Saturo, recordando tiempos pasados. — Un buen hombre que huía de Konoha nos mostró a muchos su especialidad con el sellado y habilidades similares, y levantó la barrera, creando así un fenómeno que no podría encontrarse en ninguna parte.— ¿Qué fenómeno? — Preguntó Kakashi con interés. —Saturo levantó su dedo índice en señal de atención.— Todo lo que yace dentro de la barrera, es tal y como se veía en el momento en el que se levantó. — Reveló. — Trozani es el nombre que le puso nuestro primer rey. Es una ciudad, en general. Es muy grande, y la vida aquí no envejece comparada con las personas que residen aquí.— ¿Un lugar que no envejece? ¿Es eso posible? — Cuestionó Sakura, asombrada por la idea. —— Estás aquí, ¿No lo viste cuando entraron? — Respondió el Rey, provocando que Sakura se diera cuenta de la verdad detrás de sus palabras. —— Las decoraciones y edificaciones... ¡Tienen algo de las otras aldeas! — Exclamó Sakura, asombrada por lo que veía. —— Eso es correcto, jovencita. — Confirmó Saturo. — Todo lo que hay aquí, tiene algo de lo que vimos y disfrutamos del exterior antes de levantar la barrera. Aquí el tiempo no pasa, y conservamos cosas de las otras aldeas para enseñar a los más jóvenes sobre ellas.— Eso es increíble... que una barrera pueda hacer eso... — Murmuró Sakura, aún asombrada por la revelación. —— El anterior Rey debió de ser poderoso. — Comentó Sai con tranquilidad. —Saturo asintió con aprobación, complacido de que personas del exterior reconocieran la grandeza del antiguo Rey sin siquiera conocerlo. Se sentía orgulloso de su legado.Un breve silencio envolvió la habitación, trayendo consigo una sensación de paz reconfortante. Solo se escuchaba el suave tic tac del reloj en el pasillo exterior, indicando que el tiempo continuaba su marcha implacable.Kakashi, con los ojos cerrados por un momento, comenzó a organizar sus pensamientos. Saturo sabía que la conversación estaba a punto de tomar un nuevo rumbo.Dejó de lado la emoción de ver a los Shinobis Extranjeros y volvió a poner los pies en la tierra, preparándose para escuchar lo que Kakashi tenía que decir.— Suéltalo de una vez, estamos solos ahora. Nadie puede escucharnos. — Dijo Saturo, concediendo el permiso para hablar libremente. —Con el permiso concedido, Kakashi mostró una expresión apenada y luego se preparó para comunicar adecuadamente las intenciones básicas de la misión, todo lo que podía ser compartido.— Me informaron del estado de emergencia de su ciudad. Sin embargo, hay algo que me inquieta en su pedido. — Explicó Kakashi, atrayendo la atención de Saturo. —— ¿Y eso es? — Inquirió Saturo, arqueando una ceja ante el ligero chisteo que percibió en una voz cercana a ellos. —— Se trata de su historia con Konoha. — Le explicó Hatake, captando la atención de Saturo. — Estoy enterado de algunas cosas, así como también de lo que se mencionó en aquella carta.— ¿Carta? — Preguntó Saturo, intrigado por la mención. —Otra vez, el tono jocoso se dejó sentir en la voz del rubio Uzumaki, mediante un jadeo. Un leve gruñido, apenas perceptible y sofocado por la obligación, escapó de los labios de Saturo.El Rey dirigió su mirada hacia arriba, tratando de recordar todo lo relacionado con aquella carta. Era verdad, cuando pidió ayuda, lo hizo a través de una carta dirigida a Konoha.Esa carta fue enviada por un Ninja que él mismo había despachado desde sus tierras. La última vez que lo vio, fue cuando lo despidió en las puertas del palacio Luna.Si la carta llegó sana y salva, entonces ese Ninja había desaparecido en el camino hacia Trozani.Un malestar comenzó a asentarse en la boca del estómago de Saturo. A pesar de la emoción inicial, había bebido un poco de té para acompañar a sus invitados. Sin embargo, ahora ni siquiera quería tomar un sorbo.Echó a un lado la taza con sumo cuidado, asegurándose de no ensuciar la mesa ni parecer descortés. Tomó un respiro profundo y dirigió su mirada a Kakashi, como si estuviera implorando perdón.— Sé que la forma en que redacté esa carta no fue la mejor. — Empezó Saturo, apoyando los puños sobre la mesa para enfatizar su sinceridad. — Hatake Kakashi, ¿verdad? Perdóname. Lo más sensato para Konoha es venir de esta manera para asegurarse de que no represento una amenaza para ellos.— Eso es...— No es necesario ser tan formal. — Intervino el rey con una reverencia breve — Ambos sabemos que tomaron esa carta como una amenaza, y está bien. Al menos, tengo frente a mí a Ninjas que se toman el tiempo de escuchar mi versión de los hechos primero.Justo cuando el Rey de Trozani terminó su comprensiva explicación, Naruto no pudo contenerse más y explotó. Gruñía mientras golpeaba la mesa con las palmas de las manos, haciendo que temblara por unos instantes.Sus dos compañeros ya no sabían cómo calmarlo. Naruto estaba de pie, con las manos sobre la mesa, clavando una mirada intensa en Saturo como si quisiera atravesarlo con sus ojos azules. Finalmente, Saturo pudo enfrentarlo cara a cara.El muchacho tenía marcas de bigotes en las mejillas y un cabello amarillo brillante. Su piel bronceada añadía un detalle curioso que llamó la atención de Saturo. Sentía una extraña sensación de familiaridad, como si lo conociera de algún lugar, pero no lograba recordarlo. Era una sensación de cercanía que merecía ser celebrada, pero ¿por qué?Con la mirada fija en los ojos de Uzumaki, Saturo se decidió a romper el incómodo silencio.— Oh, Uzumaki-kun. — Dijo finalmente el Rey. — ¿Sucede algo? ¿No te gustan las galletas?— ¡Naruto!El susurro, exclamado con intensidad, desconcertó a Saturo. No le quedó más opción que observar a los adolescentes uno por uno, sumido en una profunda confusión.¿Había dicho algo malo? Quizás en Konoha tenían diferentes costumbres, tal vez el joven no se sentía cómodo con el trato que el Rey estaba dando. Había muchos factores en juego que podrían explicar su reacción.No obstante, el rubio habló sin esperar otra palabra de nadie más.— No puedo soportar esta falsedad. Este trato hipócrita me está enfureciendo...— ¿Trato hipócrita? — Inquirió el Rey, tratando de comprender. —— ¡Así es! — Exclamó el de ojos azules con fervor. — ¡Te atreves a justificar todo lo que hiciste solo para obtener nuestra ayuda! ¿Por qué no hablaste directamente con la Hokage en lugar de recurrir a estas artimañas? ¡No había necesidad de matar a todas esas personas inocentes!— ¡Naruto, siéntate!— ¡Y todavía vienes a contarnos sobre tu reinado... escapaste de Konoha, ¿verdad? — Naruto resaltó este punto, captando la atención de Kakashi. — Eso te convierte en un fugitivo, alguien que abandonó la aldea. Con lo que has hecho, ¿no sería más correcto que te llevaran preso?— ¡¡Naruto, cierra la boca!!Sakura obligó a Naruto a sentarse cuando le golpeó la nuca con la palma de la mano. El chico estaba visiblemente enfadado, apretando los dientes. Sin embargo, ante la mirada resignada de sus compañeros y el adulto enmascarado, se vio forzado a permanecer en silencio.El ambiente se volvió incómodo. Parecía que Saturo era el único que no estaba al tanto de lo que acababa de mencionarse.— Disculpe... — Saturo se dirigió respetuosamente a Kakashi. — ¿Podría explicarme qué está pasando?El hombre de cabello blanco parecía avergonzado.— Perdone la grosería de uno de mis Ninjas, le aseguro que esa no era la intención de la reunión.— Ya veo, pero no me refería a eso. — Corrigió el rey con curiosidad. — Quiero decir... justo ahora, se refirió a nuestra gente como agresores. ¿Ha ocurrido algo de lo que no esté enterado?La aclaración del rey dejó estupefactos a tres de los cuatro Shinobi de Konoha. Naruto, que aún se frotaba la nuca por el golpe anterior, frunció el ceño en su dirección, igualmente confundido por esas palabras.Todos, excepto el rey, parecían ser los únicos realistas en el asunto. El monarca mismo parecía un niño que acababa de revelar un secreto confidencial, mientras que los más jóvenes de la habitación lo miraban como si tuviera tres cabezas.— Saturo-sama. — Kakashi lo llamó con respeto. — ¿Está usted enterado de lo que ocurrió en Konoha?Saturo levantó ambas cejas.— ¡No tengo idea de lo que me estás diciendo, Hatake-dono! Quiero decir, apenas salgo a mi jardín trasero.— ¡Pero eres el Rey! — Nuevamente, Naruto se interpuso, con Sakura sosteniéndolo firmemente por el hombro. — ¡¿Cómo es posible que un Rey no esté al tanto del estado de su reino?! ¡No solo amenazaste a Konoha! ¡Sino que actuaste en consecuencia cuando no recibiste respuesta a la carta!— ¡¿Qué estás diciendo?! ¡Jamás cometería una atrocidad que manchara la corona! — Se defendió rápidamente Saturo, quien se levantó de inmediato. — ¡Mi respeto hacia el primer Rey es infinito! ¡Jamás haría algo que deshonrara su legado!— ¡¿Entonces cómo explica los muertos en Konoha?! ¡¿Eh?!El alarido de Naruto hizo vibrar el gran comedor.Saturo abrió inmensamente los ojos, llevándose la mano al pecho. La seguridad que había mostrado antes había sido completamente quebrantada.— Todas esas personas... ya estaban muertas antes de atravesar los portales. — Murmuró Naruto con suma molestia. La saliva que pasaba por su garganta se esforzaba en no atorarse. — Acabas de decir que el rey anterior era muy bueno en esas habilidades. ¿No es tu ciudad muy buena en eso?— Yo... no tengo idea. ¡Necesito una explicación urgente!— La realidad es, Saturo-sama. — Se interpuso Kakashi, levantándose de su asiento para intentar calmar a Naruto. — Al parecer, luego de que usted enviara la carta, vivimos en Konoha una tragedia. Personas que no eran de allí salieron de los portales y cayeron muertas al suelo. Hubo muchos heridos, y debido al estado de las personas que salieron de los portales, la Hokage no tuvo más opción que considerarlo una amenaza.Saturo no apartaba su atención de Kakashi. Estaba estupefacto.El Jōnin de Konoha se mantenía sereno.— Saturo-sama. — A su llamado, el Rey tragó en seco. — Por su reacción, no puedo evitar pensar que usted no estaba enterado.— Pues es cierto... no sabía nada al respecto, ni siquiera que yo era el principal sospechoso.— Lamento involucrarlo en esto, pero espero que entienda que estas medidas se tomaron para asegurar el bienestar de nuestra aldea. — Se disculpó Kakashi. — Sin embargo, con esto más o menos aclarado, surgen indicios de algo más.Sakura jadeó desde su puesto. La opción de la inocencia del Rey estaba activa si resultaba ser inocente, aunque parecía imposible dado que creían firmemente en su culpabilidad.— Hay demasiadas coincidencias. — Esta vez, Sai se atrevió a agregar. — Primero, esto sucede justo después de que el Rey mandara una carta pidiendo ayuda por las desapariciones. Parece como si el responsable quisiera culpar al Rey.Saturo sentía que su mentón se caería en cualquier momento.— ¿Por qué culparme a mí...? ¡Nunca he salido de estos muros!— ¿Cuánto tiempo hace que no sale al exterior? — Indagó Sakura. —— Nadie aquí ha salido desde que nació o puso un pie por primera vez en estas tierras. — Reveló el rey. Tanto Sakura como los demás se sorprendieron. — Solo los mercaderes de mayor confianza y los ninjas locales pueden salir y entrar, pero bajo estrictos requisitos. Incluso yo necesito cumplir con algunos.— Porque eso pondría en riesgo todo lo construido aquí. — Comentó Sai con certeza. —El Rey Saturo asintió rápidamente. Tener a alguien que comprendiera sus palabras a la perfección en un solo intento era reconfortante.— Pero... — Agregó Saturo, cuando el silencio comenzaba a impregnar la atmósfera. — Es por una razón similar que los llamé a ustedes en secreto.Los ninjas de Konoha levantaron rápidamente la mirada, observándolo con atención para no perder ni un detalle.— Han pasado años desde que asumí el poder, y desde entonces, los que me rodean no han hecho más que traicionarme y abusar de su estatus. — Lamentó Saturo. —— ¿Está sugiriendo que el culpable podría ser alguien desde dentro? — Preguntó Kakashi. —— No me sorprendería. Después de todo, los ninjas comenzaron a desaparecer cuando los informes se volvieron más frecuentes. — Explicó Saturo. — Además, estoy casi seguro de que más de uno ha salido al exterior con libertad. No puedo entender por qué son tan insistentes en que no visite sus palacios sin previo aviso.— Tal vez tengan cosas en su interior que podrían implicarlos. — Sugirió Sakura con astucia. —El hombre asintió en acuerdo con el razonamiento conciso de Sakura.— Les pedí ayuda, y es posible que me hayan descubierto y provocado todo esto. Pero... — El tono de Saturo se volvió más severo, adentrándose en un tema que estaba más allá del conocimiento común de la ciudad. — El único capaz de ejecutar ese tipo de habilidad es el primer rey. Son pocos los que poseen tal destreza.— ¿Conoce a algunos? — Indagó Kakashi. —Saturo endureció su mirada hacia Kakashi, mostrando confianza en él y disposición para colaborar en la protección de los suyos.— De hecho, solo unos pocos de los ancianos poseen esa habilidad. — Declaró. — Pero es extraordinariamente especial, ya que requiere un pergamino y una enorme cantidad de chakra. Sin embargo, solo se utiliza para transportar a una persona o grandes objetos en un solo viaje.— Pero esta vez eran muchos. — Profundizó Sakura. — Aparecieron numerosos portales en todas partes, y personas cayeron de ellos. ¿Reconoce alguna habilidad similar?— Sí lo hago. — Afirmó el segundo rey, su semblante oscurecido. —La mirada de Saturo se volvió distante, como si ya no estuviera presente con ellos. Parecía estar mirando hacia la nada.— Conozco una habilidad que realiza acciones similares. Sin embargo, fue hace mucho tiempo que leí sobre ella en algún lugar de la biblioteca subterránea del palacio. Un lugar al que solo el rey tiene acceso, con escritos prohibidos por el primer rey: el creador de todas nuestras habilidades.Para los ninjas de Konoha, lo que se narraba ya no era desconocido. Quizás era el trasfondo de la verdad oculta tras el incidente que había sacudido su aldea. Ya no consideraban posible ignorarlo, y decidieron investigar por sus propios medios, especialmente cuando el mismo rey dejó en claro que no podía confiar en la gente que debía ayudarlo.Konoha y Trozani estaban unidos por una desgracia: una guerra entre personas adineradas que buscaban obtener más poder y una aldea atrapada en un conflicto ajeno.Esta situación clarificó la perspectiva de Kakashi, quien rápidamente comenzó a elaborar sus planes.— Saturo-sama. — Al llamarlo, el Rey lo miró con calma. — ¿Solo usted sabe de nuestra visita?— Excepto por los Ninjas del palacio. — Respondió el anciano. — Nadie más aquí está al tanto de mi contacto con el exterior.— Pero usted es el Rey. — Sakura, con impaciencia por incitar al Monarca a tomar las medidas necesarias, intervino. — ¿Qué tan grave es la desconfianza aquí?— Es muy grave, jovencita. Si descubren que tengo conocimiento de ello y no estoy de acuerdo, me forzarán a abdicar. Si eso sucede, irán en contra de las personas que confían en mí.— Y si alguno de ellos toma el poder, tendrán acceso a la biblioteca subterránea. — Sai iluminó la conversación con su observación. Sus dos compañeros parecían igualmente sorprendidos. — Usted no solo quiere evitar el daño en Trozani, sino también en las demás aldeas que sufrirán bajo el dominio de lo que se encuentra en ese lugar.— Captas las cosas muy rápido. — Saturo elogió al joven. Luego cerró los ojos en reflexión. — Me informaron sobre algo alarmante. Los llamé para que me ayudaran porque realmente me preocupa el bienestar de mis ninjas. Sus familias están muy angustiadas.El rey les dio la espalda a sus invitados. Como si el mundo estuviera esperando pacientemente por él, se tomó el tiempo de caminar lentamente hasta un cuadro colgado en la pared detrás del asiento principal del gran comedor. Era un cuadro de un atardecer rojizo, casi sangriento, sin colores más llamativos que el rojo y el anaranjado, lo cual combinaba de manera asquerosa con la habitación.Él contemplaba aquel cuadro, reflexionando sobre los errores que había cometido al no actuar más rápidamente cuando descubrió las trampas de los ancianos. Tal vez la información se había filtrado y ahora tenían acceso a la biblioteca subterránea. O quizás habían encontrado la información en otro lugar. Saturo se encontraba en un dilema.— No recuerdo exactamente cuándo leí sobre esa habilidad. — Habló el segundo Rey. — Pero estoy seguro de su nivel de peligrosidad. Esa técnica se considera como Prohibida.— ¿Una técnica Prohibida? — Indagó el enmascarado tras él. — ¿Cuál es el propósito de esa técnica? ¿Qué conlleva?Saturo quiso por un momento fingir que no había escuchado nada. ¿Cuándo fue la última vez que sintió ese temor?Su pecho se sentía vacío, su garganta seca. La biblioteca estaba llena de libros, una cantidad abrumadora. Cualquier persona que anhelara saciar su sed de conocimiento al extremo, desearía vivir allí para nunca divulgar lo que había leído.Pero, tan increíble como peligroso para los demás, pues una habilidad podría beneficiar a unos, pero dañar a muchos otros por un acto egoísta.— No es algo que deba tomarse a la ligera. — Dijo finalmente Saturo, volviendo su mirada por encima del hombro. — Necesito conocer todos los detalles primero. Las técnicas aquí son variadas, aunque algunas puedan parecer similares. Sus objetivos y alcances son distintos.Su mirada se posó directamente en Kakashi, quien asintió sin titubear.Luego, Saturo dirigió su atención hacia los más jóvenes. Ahora que tendría la oportunidad de hablar a solas con Kakashi, esperaba poder calmar al joven malhumorado. No le gustaba ver a los demás afectados de esa manera, especialmente si él era la causa.— Ordenaré privacidad en el palacio. Mientras tanto, un Ninja les mostrará los alrededores y podrán quedarse todo el tiempo que deseen. Solo les pido que eviten acercarse a las puertas y ventanas, por favor.— Entendido. — Respondió la muchacha con entusiasmo, mientras Sai expresó su acuerdo con un gesto de cabeza respetuoso. —Naruto, sin embargo, no parecía convencido de abandonar la habitación. Se notaba que era un joven apasionado por su trabajo y deseaba estar al tanto de todos los detalles relacionados con su misión.Sin embargo, algo preocupaba profundamente a Saturo. Frunció el ceño cuando el Uzumaki cerró la puerta tras él. Era una sensación minúscula, pero deseaba con todo su corazón que la técnica que daba vueltas en su cabeza no se hubiera activado. Saturo se sentiría culpable si esa mezcla de eventos se materializara.— Espero no estar siendo un viejo bastante molesto en este momento.— No se preocupe por eso, todo está bien.Kakashi mostró una sonrisa apenada con su único ojo visible. Era la cuarta vez que el Jōnin le mostraba esa faceta más relajada. Darse cuenta de ello proporcionó un poco de consuelo al segundo Rey.Saturo había estado asomándose por las feas cortinas. Se aseguró de que el exterior estuviera completamente solitario antes de dar su aprobación a la habitación que obligatoriamente debían usar como punto de reunión.De pie, y después de pedirle a Kakashi que tomara asiento para dialogar adecuadamente, sin la presencia de los jóvenes, comenzó sin interrupciones la explicación de su incomodidad.— Quiero ser sincero contigo. — Dijo él. — Porque veo que tú estás siendo sincero conmigo.— Si no es mucha molestia.— Para nada. — Saturo negó suavemente con la cabeza. — La última vez que hablé de estas cosas fue hace muchos años. El primer rey estaba vivo, y en ese entonces apenas sabía las cosas por encima.La mente del segundo Rey comenzó a trabajar a un ritmo rápido, pero sin apuro alguno. Cualquiera que lo observara pensaría que no se trataba de un viejo tonto. Tenía la apariencia de un anciano sabio, fuerte y sereno, pero seguramente tendría un límite de inteligencia para otros.Pero aquello no era del todo cierto. Saturo no ejercitaba demasiado su mente porque no veía la necesidad de hacerlo. Sin embargo, en ese momento, los engranajes de su mente comenzaron a girar, desbloqueando recuerdos y conectándose entre sí. El segundo Rey recordaba todo.— Me habló sobre las técnicas prohibidas. Aquí nos especializamos en sellos que manipulan la física y otros elementos. Se requiere mucha sabiduría y sensatez para dominarlos. Es por eso que las personas de aquí son muy valiosas en tiempos de guerra, y el primer rey decidió mantenerlas ocultas.— ¿Estas técnicas pueden realizar invocaciones?— Sí, igual que cualquier otra. — Respondió Saturo. — Aquí, aquellos que tienen un contrato con criaturas son especialmente destacados. Deben tener una conexión fuerte para que el animal reconozca este lugar y pueda ser invocado.— Entiendo. — Reflexionó Kakashi durante unos momentos. — Lo que impresiona aquí no son las técnicas en sí, sino las personas que pueden dominarlas.— Exacto. — El segundo Rey se cruzó de brazos bajo sus largas mangas. — Existe un límite para las técnicas permitidas. Aquellas que se guardan en la biblioteca subterránea solo pueden ser conocidas por el Rey.Durante unos instantes, mientras el tic-tac del reloj en el pasillo resonaba constantemente, Kakashi se tomó su tiempo para reflexionar. Saturo esperaba que el ninja respondiera por él.Fue cuando Kakashi levantó la mirada que Saturo sintió un alivio interno.— ¿Está sugiriendo que el Rey es la persona más sabia de Trozani? — Inquirió Kakashi. —— No estás muy alejado de la verdad. — Confirmó el anciano. — Podríamos decir que sí. Aquí, el término "sabio" se refiere a aquellos que tienen un fuerte control espiritual y están en armonía con la tierra bajo sus pies. Permanecen al margen de los problemas y siguen un camino dificultoso, donde las opciones son numerosas.— Entiendo. — Respondió Kakashi. —— El Rey aquí es similar, con la diferencia de que no juzga entre el "bien" y el "mal". — Reveló Saturo, levantando su dedo índice. Movía su brazo con delicadeza, como si estuviera en sintonía con la naturaleza. — Debe mantenerse alejado de las opiniones externas, seguir un camino flexible y sin prejuicios. Debe ser imparcial y no dejarse llevar por las emociones.Al terminar sus palabras, Saturo cerró el puño con fuerza y golpeó la mesa secamente. Su rostro mostraba una expresión severa, aunque no era algo inusual en él. Solo aquellos que lo conocían bien o entendían sus ideales podían percibir el contraste entre su expresión y su verdadero corazón.— Es por eso que las escrituras se mantienen bajo el conocimiento del rey. — Analizó Kakashi. — Si es rey, es porque es adecuado para no usar las técnicas para ninguna otra cosa, ya sea buena o mala.— Exacto. Aquí ha habido problemas, aunque sean considerados normales. — Le respondió Saturo. — De vez en cuando, nuestros ninjas no podían salir porque la mayoría de nuestras rutas se cruzaban con las de las aldeas ocultas, poniendo en riesgo nuestro secreto. Podríamos resolverlo creando otro camino con una barrera similar a la que ya está levantada en todas las rutas, pero hacerlo no solo expandiría nuestro territorio, sino que también les quitaría tierras a personas o seres vivos que ya las utilizan. Eso, por más insignificante que parezca, es injusto.— No tenía idea de que el cargo conllevaba tanta responsabilidad. — Comentó Kakashi. Un tanto apenado por lo que estaba a punto de decir, se inclinó hacia adelante. — Viendo cómo es usted, me parece que lo más difícil es mantenerlo alejado de los demás.Desde el otro lado de la mesa, frente a Kakashi, Saturo arrugó aún más la cara mientras observaba la mesa. A pesar de su reticencia inicial, estaba recordando momentos indignantes protagonizados por los ancianos que lo rodeaban.— Tienes razón, no hay motivos para negártelo. — Dijo el anciano con un suspiro resignado, casi deslizándose en su asiento. — Dudo que lo sepan. Solo yo conozco ese lugar, ni siquiera mis ninjas lo saben.— ¿Y qué cree que pasará si algo le sucede a usted? ¿Tiene a alguien en mente que se beneficiaría de su falsa participación en Konoha? — Preguntó Kakashi. —Saturo miró a Kakashi con una ceja enarcada. Quería responderle, pero no estaba seguro si aquel pensamiento insistente no era más que mero fastidio por lo desagradable que le resultaban cada uno de los ancianos que siempre lo acompañaban. No tenía un rostro en específico al cual señalar.— Jojo, ¡Si eso sucede, entonces le daría a uno de mis ninjas esa información! — El rey soltó una breve carcajada. —Aún, sonriendo bajo su expresión serena, suavizó su tono de voz, como si estuviera orgulloso de hablar de sus ninjas.— Quién sabe lo que pasaría si descubren ese detalle. Mandaría rápidamente a uno de mis ninjas a destruir ese lugar con todo dentro. Y tal vez... con algo que pueda proteger a todos los que deseen irse.Kakashi observaba el rostro del sabio anciano. Reconocía a un hombre resignado, rendido ante el fracaso, cuando lo veía.Cuando Kakashi era joven, había presenciado lo mismo antes de que su padre terminara fríamente tumbado en el suelo de su casa. Todo hombre que perdía la razón para luchar por los suyos tendría ese final.A veces, Kakashi se preguntaba si podría haber hecho algo en aquel entonces. Pero la verdad era clara para el Kakashi de ahora. En ese entonces no era más que un niño, y ahora era un hombre que apenas se enteraba de la existencia de este lugar.El Rey de Trozani se había rendido, pero no lo gritaba porque no veía justo dejar a las personas que confían en él en manos de gente egoísta, capaz de matar a los ciudadanos de hambre.El asunto en sí era bastante grave. Una biblioteca subterránea con técnicas prohibidas que ponen en peligro a todas las aldeas que desconocen este lugar. Konoha no tendría tiempo de dar aviso a Tsuna si Kakashi mandara el mensaje en este momento.Alguien parecía estar estudiando los pasos del rey para involucrarlo en pleitos externos que le quitaran la corona. Si eso es así, significa que la posibilidad de que la existencia de la biblioteca haya sido filtrada de alguna forma.De ser así, ¿Quién sería capaz?Entendido, aquí tienes la revisión con los cambios en la narración y los diálogos:Saturo había dejado claro momentos atrás que él era el único conocedor de ese lugar. Ni siquiera sus propios Ninjas estaban al tanto. La mención de compartir esa información solo había surgido en caso de una emergencia en Trozani. No parecía ser alguien que revelaría secretos a la ligera.Kakashi, al ajustar sus pensamientos, decidió abordar el tema que había surgido recientemente.— Saturo-sama, mencionaste una habilidad, una técnica prohibida similar a la que apareció en Konoha.— Exactamente.— Entonces... — Kakashi tomó una pausa, aumentando la intriga de Saturo. — ¿Qué motivaría a alguien a usar esa técnica? Sabemos que el principal objetivo parece ser usted. Pero no comprendo por qué está tan preocupado por esa habilidad. ¿Es tan peligrosa?La demora en la respuesta de Saturo inquietó aún más a Kakashi. El ceño fruncido del Rey, tan fugaz como intenso, fue suficiente para aumentar la gravedad de la situación en la mente del Ninja. Si alguien había logrado llevar a cabo esa técnica prohibida, significaba que habían obtenido acceso a la biblioteca subterránea de Trozani. Esta sola idea llenó a Kakashi de inquietud y determinación.No permitiría que lo desbordara nada. Estaba acostumbrado a mantenerse firme en medio de la incertidumbre. Pero actuar con claridad sin conocer todos los detalles no era algo que hiciera a la ligera, a menos que estuviera frente a un problema de gran magnitud.Ahora se encontraba solo, enfrentando al Rey de una ciudad desconocida.— Entiendo que querías más detalles... Pero, sinceramente, no hay suficientes detalles que puedan desacreditar la posibilidad de que se trate de la técnica que tengo en mente. — Saturo se hundió en su asiento, mostrando un hombre de buen juicio y regla, ahora perdido en una verdad creciente. Era difícil negar la realidad cuando se mostraba tan claramente delante de él. —Ante esto, Kakashi optó por el silencio, demostrando su atención y preocupación.— Quiero que me escuches atentamente, Kakashi-dono. — Pidió el segundo Rey, endureciendo su mirada hasta parecer que emanaba una niebla helada. — Esta habilidad no es un juego, ni tampoco algo que se pueda desactivar como un simple interruptor. Tras ella se esconden muchas cosas, y hay que tener mucho cuidado y comprensión, por más desconocido que sea.— ¿Comprensión hacia lo desconocido? — Indagó Kakashi. — ¿Acaso esa técnica invoca criaturas extrañas? ¿Algo peligroso?En los ojos de Saturo, se reflejaba la oscuridad de las leyendas de su antiguo pueblo. Los inicios de Trozani eran poco más que tierra y agua, con algunas casas diminutas que apenas podían albergar a cinco personas como máximo. Saturo se esforzaba por sumergir a Kakashi en el contexto de su tierra, desenterrando historias enterradas profundamente en la memoria colectiva.Nunca antes había tenido la oportunidad de liberarse de ese peso. Desde la muerte del primer rey, Saturo se había sentido limitado en su capacidad para hablar con total sinceridad. Aunque confiaba en los Ninjas de la ciudad, ocultaba muchas cosas porque sentía que no era adecuado cargarlos con preocupaciones innecesarias. Después de todo, él era el rey, y su responsabilidad era mantener el orden en las almas y cuerpos de sus ciudadanos.Olvidando momentáneamente sus pensamientos sobre el café en la mesa, Saturo dio un sorbo al té ya frío. Disfrutó brevemente del sabor amargo en su boca antes de sumergirse en el tema prohibido."En los albores de la aldea del Espejismo, se erigió una biblioteca destinada a preservar todas y cada una de las técnicas documentadas por sus habitantes. Algunas eran inofensivas, como métodos para prolongar la longevidad o para regenerar células importantes del cuerpo humano.En un principio, la intención era noble. Se creía que estas técnicas podrían ser utilizadas en el futuro por generaciones posteriores para fortalecer y expandir nuestras tierras, extendiendo la paz incluso a aldeas que desconocían nuestra existencia.Todo marchaba bien, hasta que cumplí dieciséis años. En ese momento, me dieron muchos regalos. Cosas que, en su momento, consideré simples molestias necesarias, pero que ahora valoraría como tesoros. Cañas de pescar de alta calidad, libros que relataban las leyendas de ninjas extraordinariamente poderosos; e incluso recibí mi primera mascota,