El viaje de regreso a la mansión transcurrió en un silencio tenso. Amelia se esforzaba por mantener una expresión serena, mientras Mei y Li Wei conversaban en voz baja en el asiento trasero. Jason, al volante, intercambiaba miradas preocupadas con Amelia a través del espejo retrovisor, consciente de la tensión que flotaba en el aire.
Por alguna razón, su hermana seguía empeñada en desacreditar a Amelia a pesar de que incluso su amiga Li Wei se mostraba conciliadora y amistosa con ella. Esto empezaba a enojarlo. Mei siempre había sido su miembro favorito de la familia, e incluso la mimaba sobremanera, pero todo tenía un límite.
Los pensamientos de Amelia giraban en torno a cómo ganarse a Mei. Sabía la importancia de Mei para Jason y deseaba su aprobación. Aunque no la necesitaba realmente, era consciente del cariño de Jason y de las nulas ganas que él tenía de aceptar una esposa impuesta por otros. En ese aspecto, Amelia era distinta: había sido encargada a Inmaculada Montalbán por él y sabía con claridad su posición, una esclava aunque fuera tratada como una princesa por Jason.
Con Jason y Amelia encerrados en sus pensamientos, la conversación entre Mei y Li Wei transcurría en susurros.
—¿Quieres dejar de tratar bien a Amelia? —regañaba Mei a su amiga, sin quitar la vista de Jason y Amelia. Para ella, Li Wei era la esposa ideal para su hermano: hermosa, de una de las mejores familias, inteligente, atenta y, sobre todo, su amiga.
—Ya te lo expliqué antes de venir, en el avión, y lo vuelvo a repetir. Jason ha encontrado a su mujer ideal. Mientras ella no parezca malvada con tu hermano, no deberías intimidarla.
Mei miró con enojo a su amiga. ¿Desde cuándo había desarrollado esa afición a desobedecerla? Li Wei siempre había sido la esposa perfecta para Jason por haber sido siempre obediente hacia ella. Esta nueva novia no la conocía y, aunque parecía dispuesta a agradarle, no estaba asegurada su obediencia.
—Li, eres la mejor esposa para mi hermano y así estaríamos juntas siempre.
Ese era el problema, pensó Li Wei. Siempre habían estado juntas. Su familia tenía muchos negocios con la familia Xiting, pero en una clara posición de dependencia de esos negocios. Desde pequeña, su padre le había obligado a ser respetuosa con Mei. Cuando en la universidad finalmente fue aceptada en su grupo, las expectativas de su padre aumentaron aún más.
Todo eso era el pasado. Ahora seguían siendo muy buenas amigas, pero dado su gran inteligencia y capacidad, Li Wei había ascendido rápidamente en una empresa de tecnología y no dependía de su padre, haciendo que no quisiera seguir siendo solo la sirvienta de Mei.
—¿Y has pensado en qué quiere tu hermano? Amelia puede ser lo mejor para él, aunque no lo sea para ti.
Mei se recostó enfadada en el asiento de cuero del coche y se dedicó a mirar el resto del viaje por la ventanilla. ¿Por qué su amiga no la comprendía?
Había lanzado la campaña de descrédito hacia Amelia en cuanto se enteró, por el ama de llaves de la mansión de Jason, de la llegada de esta nueva novia. Había conseguido hacer ver la mala decisión de su hermano a su padre, pero Jason seguía empeñado en esa mujer.
Al llegar a la mansión, el personal de servicio estaba preparado para recibirlos. Los guardaespaldas se apresuraron a descargar el equipaje del Maserati y del BMW que los seguía, llevándolos hacia las habitaciones designadas.
Jason ayudó a Mei a bajar del coche, mientras Amelia hacía lo propio con Li Wei.
—Espero que el viaje de regreso haya sido agradable —dijo Jason, sonriendo a su hermana.
—Sí, hermano, ha sido tranquilo —respondió Mei, aunque su tono dejaba entrever un rastro de insatisfacción.
Amelia se adelantó, abriendo las puertas de la mansión y conduciendo al grupo hacia el vestíbulo principal. Las altas columnas y los suelos de mármol reflejaban la luz del sol, creando un ambiente cálido y acogedor.
—Vuestra habitación está en el ala este de la mansión, con vistas al jardín y el mediterráneo —explicó Amelia mientras caminaban—. Espero que encontréis todo a vuestro gusto. Si necesitáis algo, por favor, no dudéis en decírmelo.
Mei observaba cada detalle con ojos críticos, desde los cuadros en las paredes hasta la disposición de los muebles, sabía que la decoración actual era cosa de su hermano. Amelia llevaba poco tiempo y criticar algo a ese respecto sería ofender a su hermano, no a su futura cuñada.
Li Wei, por otro lado, parecía más relajada, aunque seguía de cerca a su amiga. Estaba un poco preocupada por el enfado de Mei en el coche ante su negativa a ponerle las cosas difíciles a Amelia. Mei era la hermana de Jason, quizás pasara por alto la falta de respeto de ella, pero dudaba mucho si era ella la ofensora.
Al llegar a la puerta de la habitación de Mei, Amelia se detuvo y sonrió.
—Aquí estamos. Esta es tu habitación, la de al lado es la de Li Wei. He intentado pensar en todo lo que podríais necesitar.
Mei entró primero, seguida de Li Wei y Jason. Amelia permaneció en la puerta, observando las reacciones de ambas jóvenes.
La habitación era espaciosa y luminosa, con una gran cama con dosel en el centro. Las sábanas eran de un tono suave de marfil, y había arreglos florales frescos en las mesitas de noche. Un gran ventanal ofrecía una vista panorámica del jardín.
Mei se dirigió directamente hacia la cama, pasando la mano sobre las sábanas.
—¿De verdad crees que este color de sábanas es apropiado? —preguntó, girándose hacia Amelia con una ceja levantada—. Esperaba algo más… refinado.
Amelia sintió un nudo en el estómago, pero mantuvo la calma. —Lamento que no sea de tu agrado. Puedo pedir que las cambien inmediatamente por otro color que prefieras.
Jason, notando la tensión, intervino. —Estoy seguro de que Amelia ha hecho todo lo posible por asegurarse de que estéis cómodas. Si hay algo que no os gusta, podemos solucionarlo.
Li Wei, tratando de suavizar la situación, añadió: —La habitación es encantadora, Amelia. Gracias por tomarte el tiempo de prepararla para nosotras.
—Gracias, Li Wei —respondió Amelia, agradecida por el apoyo—. Haré que cambien las sábanas de inmediato, Mei. ¿Qué color preferirías?
Mei se encogió de hombros, aparentemente satisfecha por haber encontrado algo que criticar. —Tal vez un tono más oscuro, algo que refleje mejor la elegancia de esta mansión.
—Entendido —dijo Amelia, haciendo una señal a uno de los criados para que se encargara del cambio.
Mientras los criados se apresuraban a cumplir con la solicitud, Jason se acercó a Amelia y le susurró al oído: —Lo estás haciendo muy bien. No dejes que te afecte.
Amelia asintió, agradecida por el apoyo de Jason, y se volvió hacia Mei y Li Wei. —Si necesitáis algo más, por favor, no dudéis en decírmelo. Quiero que vuestra estancia aquí sea lo más agradable posible.
Mei asintió, su expresión un poco más relajada, pero aún buscando la oportunidad de lanzar otra crítica. —Gracias, Amelia. Espero que podamos disfrutar de nuestra estancia aquí. ¿Qué planes hay para el resto del día?
Amelia miró hacia Jason, sabiendo que no había planeado nada específico hasta el día siguiente. —Hoy había pensado en dejaros descansar la tarde, disfrutando de las comodidades de mi hogar —respondió Jason, recalcando la palabra "mi" para subrayar quién estaba a cargo, intentando no tensar más la situación—. Teníamos previsto cenar en el jardín y descansar para el día de mañana.
Mei recordaba el informe recibido del ama de llaves. Sabía que Amelia era muy sensible al alcohol, y esa debilidad podría ser una oportunidad para hacerla quedar mal. —¿Dormir? Estamos en verano, y esta zona es conocida por su ambiente nocturno. ¿Acaso sois viejos? Vamos a una discoteca.
Jason miró hacia Amelia, buscando una salida. —Podríamos indicar a un par de guardaespaldas para llevaros a alguna. Mañana debo levantarme temprano para atender mis negocios —respondió, esperando evitar la salida nocturna.
La mirada de Mei se volvió sonriente hacia Amelia, casi relamiéndose ante la idea de lo que podría hacer. —¿Y Amelia? Ella iba a ser nuestra guía —argumentó, sabiendo que sin Jason, tendría más libertad para ejecutar su plan. Su intención era clara: emborrachar a Amelia, conseguir alguna foto comprometida y destruir su reputación.
Amelia miró con ojos suplicantes a Jason, rogando silenciosamente que la sacara de esta situación. No terminaba de fiarse de Mei, y tenía razones para sospechar que algo planeaba. Sin embargo, Jason interpretó mal su mirada.
—Me parece muy buena idea, así podréis conoceros mejor. Verás como Amelia es una gran persona —dijo Jason, convencido de que esta salida ayudaría a estrechar lazos.
Amelia bajó la mirada, intentando ocultar su enfado tanto hacia Jason como hacia Mei. La propuesta de Mei era una trampa evidente y Jason la estaba empujando hacia ella.
—No soy muy de bailar, pero os acompañaré —contestó Amelia, resignada.
Mei sonrió, satisfecha al ver su trampa cerrarse sobre Amelia. Necesitaba conseguir algún valium o antihistamínico para mezclarlo con su bebida y provocar una borrachera más intensa. Buscaría al ama de llaves para ver si podía conseguirlo. —Tranquila, podemos ir a un reservado y disfrutar del ambiente y unas bebidas. ¿Aquí hay reservados?
—Por supuesto, son caros para personas normales, pero me encargaré de tener uno para nosotras —respondió Amelia, con preocupación, sin saber si podría conseguir un reservado con tan poco tiempo—. Os dejamos para que podáis instalaros en vuestras habitaciones, nos veremos en un rato en la piscina o en la cena.
Li Wei, percibiendo la tensión, intentó suavizar la situación. —Gracias, Amelia. Estoy segura de que lo pasaremos bien.
Tras eso, Jason y Amelia se dirigieron a sus aposentos. Amelia, desesperada, buscaba en su smartphone cómo reservar en alguna de las discotecas de moda. Mientras tanto, Jason intentaba consolarla.
—Lo siento, no quería que te sintieras presionada —dijo Jason, poniendo una mano sobre su hombro.
Amelia dejó el smartphone de lado, sus ojos chispeando de rabia contenida. —¿Presionada? ¡Jason, es una trampa y tú lo sabes! Mei está buscando cualquier excusa para desacreditarme. No puedo permitirme fallar. ¡Necesito que vengas conmigo!
Jason frunció el ceño, su expresión se endureció. —Amelia, entiende tu posición. Eres la anfitriona de mi hermana y debes cumplir con tus responsabilidades.
—¿Mi posición? ¡Mi posición es quedar mal delante de tu hermana y su amiga mientras tú te quedas aquí tranquilo! —Amelia alzó la voz, sus emociones desbordándose—. Ella me odia y quiere destruirme, y tú me estás enviando directa a su trampa.
Jason la miró fijamente, dejando que se desahogara. Cuando Amelia finalmente se quedó en silencio, agotada, él habló con firmeza. —Entiendo tu postura y tu miedo, pero es necesario que acates mi decisión. Mei es mi hermana, y tú debes demostrarle que eres una buena anfitriona.
Amelia respiró profundamente, intentando calmarse. —Jason, por favor, te lo ruego. Ven conmigo. No puedo enfrentarme a ella sola.
—No puedo, Amelia. Mañana tengo que arreglar tu problema con los rumores y otras cosas muy importantes. Tienes que manejar esto tú misma —respondió Jason, su tono inflexible.
Amelia bajó la cabeza, aceptando con resignación. —Está bien. Iré con ellas a la discoteca, aunque no sé cómo conseguiré un reservado en tan poco tiempo.
Jason sonrió levemente y le mostró su smartphone. —Ya me he encargado de eso. Tienes un reservado esperándote. Confío en ti, Amelia. Sé que lo harás bien.
Amelia levantó la mirada, viendo la determinación en los ojos de Jason. Aunque aún estaba molesta, su confianza en él la reconfortaba un poco. —Gracias —murmuró, aceptando su destino con una mezcla de temor y determinación.
Jason la abrazó una vez más, susurrando en su oído. —Eres fuerte, Amelia. No dejes que Mei te haga dudar de ti misma.
Amelia asintió, sintiendo cómo la ira se transformaba en amargura. Se sabía una res camino del matadero. Se separó de Jason y tomó el smartphone, antes de desaparecer en su vestidor para decidir qué ponerse esa noche y colocarse un bikini para relajarse en el jacuzzi.
—¿Ocurre algo? —inquirió Jason, apareciendo en el vestidor con una gran sonrisa.
Amelia lo miró; solo tenía puesto el bañador y unas chanclas, haciéndola relamerse de deseo al observar su torso de dios griego al descubierto. Meneó la cabeza para quitar sus pensamientos lascivos antes de contestar.
—Pensaba en qué ponerme esta noche, pero estoy lista para acompañarte a la piscina.
Cuando llegaron a la zona de la piscina, todavía no habían llegado ni Mei ni Li Wei, por lo cual se metieron en el jacuzzi a relajarse un rato. Sin esas dos mosconas, Amelia trató una táctica desesperada para evitar ir sola a la discoteca con ellas.
Amelia se sentó a horcajadas encima de las piernas de Jason y comenzó a besarlo mientras decía con voz melosa. —Jason, mi amor, ya sabes cómo me pone el alcohol. Si vinieras conmigo esta noche, podrías aprovecharte y tras un par de copas volveríamos para... tú ya sabes. —Jason no tardó ni un segundo en reaccionar, sintiendo Amelia su erección—. Tu amiguito de abajo está de acuerdo conmigo.
—Amelia, no sigas. Te tomaría aquí mismo, pero lo sabes bien. No voy a ir. No me gusta trasnochar, ni la música alta.
—Pero te gusta mi cuerpo, ¿verdad?
Jason se daba cuenta del ataque desesperado de Amelia, tratando de seducirlo y arrastrarlo esa noche. Recordaba cómo el gusano dentro de Amelia actuaba al sentir el alcohol y cómo ella se volvía un tanto descarada tratando de obtener sexo. Si iba, al día siguiente se encontraría mermado de facultades; si no iba, posiblemente sería un peligro si Mei se empeñaba en hacerla beber.
—Compórtate, Amelia, no estáis en vuestra habitación.
La voz irritante de Mei se clavó como dos dagas en Amelia. Se volvió y sonrió a su cuñada, antes de observar a Li Wei. Con la ropa era mona, pero ahora, con un bikini que apenas tenía tela, su figura era envidiable. Amelia miró a Jason, quien miraba a Li Wei claramente sorprendido. Volvió de nuevo la mirada a Mei mientras se sentaba al lado de Jason.
—Lo siento, estaba intentando convencer a tu hermano de acompañarnos, pero quizás mejor si se queda en casa.
Jason captó la indirecta y la miró divertido, apartando la mirada de Li Wei, inclinándose para susurrarle al oído. —Tranquila, solo me sorprendió su bikini. —Tras esto, volvió a mirar a su hermana y su amiga, añadiendo—: Te has vuelto muy atrevida en los últimos dos años que no te veo.
—Tu hermana se empeñó en que me pusiera esto. La verdad, me siento un poco incómoda. ¿Vendrás con nosotras entonces?
Jason dudó cómo salir de esta. Tras el último intento de Amelia por convencerlo, había caído en la cuenta del peligro de no ir, pero si contestaba afirmativamente justo ahora, Amelia pensaría que era por Li Wei. Miró nuevamente a Amelia, quien lo observaba esperando su contestación con una sonrisa dispuesta a protestar de cualquier forma.
—Amelia me ha realizado una propuesta irrechazable, por lo cual os acompañaré, pero bajo la condición de regresar pronto a casa.
Mei sonrió ante las palabras de Jason. Su plan era conseguir una foto de Amelia borracha y en brazos de otro, pero igualmente podía emborracharla y dejarla hacer el ridículo delante de su hermano. Mei ya había conseguido el antihistamínico, por eso habían tardado algo más, y esperaba poder echarlo en la bebida de Amelia.