Amelia regresó al salón acompañada de Mei, con cada paso sintiendo el peso de la humillación reciente. La cálida iluminación del comedor y el murmullo de la conversación se sintieron ajenos, casi irreales, comparados con la tensión que todavía vibraba en su cuerpo. Tratando de recuperar su compostura, caminó con elegancia hacia Jason, quien la esperaba con una sonrisa tranquilizadora.
Mei se detuvo a unos pasos, observando con una mirada evaluadora. Amelia, decidida a mantener las apariencias, se acercó a Jason y, con una suave sonrisa, se inclinó hacia él. Sus labios rozaron suavemente su cuello mientras le susurraba al oído, su voz apenas un murmullo.
—Jason, aquí estoy de vuelta. —dijo, susurrando lo suficiente para que solo él la escuchara—. Todo está bien, no te preocupes, pero pásate por la habitación y consígueme unas bragas.
Jason respondió con un ligero estremecimiento, girando la cabeza para mirarla a los ojos. En su mirada había una mezcla de preocupación y alivio. Su mano se posó sobre la de Amelia, apretándola con un gesto de apoyo silencioso. Amelia cerró los ojos por un breve momento, permitiéndose un segundo de consuelo en la cercanía de Jason.
Mei, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, se unió a ellos, interrumpiendo la intimidad del momento.
—¿Todo bien, hermana? —preguntó Jason, tratando de mantener un tono ligero.
—Por supuesto, hermano —respondió Mei, su voz tan dulce como el veneno—. Amelia y yo solo estábamos resolviendo algunas diferencias.
Amelia asintió, manteniendo una expresión serena. —Sí, solo algunas diferencias.
La tensión en el aire era palpable, pero Jason, sintiendo la incomodidad de Amelia, se volvió hacia ella y le ofreció una copa de vino.
—Aquí tienes, amor. —dijo, entregándosela con una sonrisa—. Vamos a disfrutar el resto de la noche.
Amelia aceptó la copa, agradecida por el gesto. Sabía que la batalla con Mei estaba lejos de haber terminado, pero en ese momento, con Jason a su lado, sentía una chispa de esperanza. Mientras bebía un sorbo de vino, se prometió a sí misma que encontraría la manera de superar las pruebas que Mei le impondría.
—¿A qué hora se suele ir aquí de discoteca? —preguntó Li Wei, tratando de encontrar una conversación neutral y sin segundos significados.
Amelia aceptó el cable lanzado por Li Wei y, poniendo cara pensativa, contestó. —Depende del ambiente. La mayoría abren a las diez de la noche, pero hasta las doce la gente no suele comenzar a llegar. Lo normal es tomar alguna copa antes en alguna terraza o bar.
Jason no quería contradecirla, pero sabía que no iban a llegar tan tarde a la discoteca y volverse a las seis de la mañana. Evaluó un poco las caras de las tres chicas e intervino.
—Depende mucho del sitio. Yo he reservado en el Star Dust. Nos pilla un poco lejos, en Bravura, pero ahí se suele llegar antes de las diez porque a esa hora comienzan los conciertos de las estrellas invitadas.
¿El Star Dust? ¿Con solo unas horas de anticipación? Amelia abrió su smartphone y, con sorpresa, vio el grupo que tocaba esta noche en el Star Dust: era una de sus bandas de Power Metal alemán favoritas. Amelia levantó la vista del smartphone y miró emocionada a Jason.
—El Star Dust es el lugar de conciertos más impresionante de la bahía. Las entradas suelen estar agotadas con meses de antelación, y hoy actúa Powerwolf. Tengo que cambiarme.
Mei miró con enfado a Amelia. No iba a dejarla cambiarse ahora. Quería hacerla ir sin bragas a la discoteca. Si se subía a cambiarse, se pondría unas bragas.
—Lo siento, Amelia. Recuerda lo que me prometiste hace un momento —dijo Mei, su tono frío y autoritario.
Amelia miró desesperada a Li Wei y luego a Mei. Estaban locas si pensaban ir allí con esas pintas.
—Es un grupo de Heavy Metal —dijo, tratando de mantener la calma—. Necesito algo más adecuado para la ocasión. Prometo que no tardaré nada.
Mei se cruzó de brazos y sonrió con malicia. —No, Amelia. Creo que estás perfecta así. Además, sería una pena que te perdieras parte del concierto por tener que cambiarte de ropa.
La tensión en el aire era palpable. Amelia sintió un nudo en el estómago, pero sabía que no podía romper su promesa sin enfrentarse a las consecuencias. Jason, percibiendo la incomodidad de Amelia, trató de intervenir.
—Mei, déjala ir. No es razonable impedir que se cambie para estar más cómoda.
Mei mantuvo su postura desafiante, sin ceder un ápice. —Jason, es solo una cuestión de disciplina. Amelia necesita aprender a cumplir sus promesas, ¿verdad, Amelia?
Amelia tragó saliva, sintiendo la presión. Su mirada se dirigió a Jason, buscando apoyo, pero también sabiendo que debía manejar esta situación por su cuenta.
—Está bien —dijo finalmente, con voz resignada—. Iré así. Gracias por entender, Mei.
Jason apretó los labios, claramente disgustado, pero no dijo nada más. Amelia sintió una mezcla de humillación y determinación mientras se preparaban para salir. Sabía que esta era solo una de las muchas pruebas que tendría que enfrentar, y estaba decidida a superarlas, una por una.
—Bueno, yo voy a cambiarme de camisa y pantalones. Aunque no dejes cambiarse a Amelia, quizás deberíais cambiaros vosotras.
Mei asintió mientras Jason desaparecía. Sin perder tiempo, se dirigió a Amelia. —Vamos, Amelia, tenemos que prepararnos —dijo Mei con un tono que no aceptaba un no por respuesta.
Amelia caminó con la cabeza baja, desesperada. ¿Cómo iba a ir con ese vestido a un concierto de Power Metal de su grupo favorito?
Cuando llegaron al dormitorio de Mei, esta cerró la puerta tras ellas. La habitación, decorada con buen gusto, reflejaba el estilo elegante y lujoso de su ocupante. Mei se sentó en la cama, cruzando las piernas con una sonrisa calculadora.
—Bien, Amelia, tenemos un acuerdo. Así que ahora, como primer acto de sumisión, quiero que prepares nuestros conjuntos para la noche. Quiero que elijas cuidadosamente nuestros vestidos y zapatos. Y, por supuesto, que te asegures de que mis zapatos estén limpios y listos para usar. —Mei la miró con ojos brillantes, disfrutando de cada momento de su humillación. Mei recogió las bragas de Amelia que habían permanecido en el suelo de la habitación y se las lanzó a la cara.
Amelia respiró hondo y asintió, comenzando a moverse por la habitación. Revisó los armarios, seleccionando cuidadosamente los vestidos y zapatos que Mei y Li Wei usarían. Hizo su mejor esfuerzo para mantener la compostura, enfocándose en la tarea en lugar de la indignidad de la situación.
Mientras Amelia trabajaba, Li Wei la observaba con una mezcla de compasión y culpa. Quería ayudarla, pero sabía que cualquier intento de intervenir solo empeoraría las cosas. Mei, por otro lado, disfrutaba del espectáculo, lanzando ocasionalmente comentarios mordaces para mantener a Amelia en su lugar.
—Amelia, asegúrate de que mis zapatos brillen. No quiero ningún defecto. Y recuerda, usa tus bragas para ello. No quiero que arruines la imagen perfecta que estamos creando esta noche. —Mei sonrió maliciosamente.
Amelia siguió limpiando los zapatos, usando sus bragas que ya comenzaban a estar realmente sucias. Hizo todo lo posible para mantener su dignidad intacta, sabiendo que cada acto de sumisión la acercaba más a su objetivo de ganar el respeto, o al menos la tolerancia, de Mei.
Finalmente, Mei se levantó y revisó el trabajo de Amelia. —No está mal, cuñada. Veo que puedes ser útil cuando te lo propones. —Se giró hacia Li Wei y le hizo un gesto para que se acercara. —Vamos, Li Wei, es hora de prepararnos para la noche. Amelia, tú permanece aquí de rodillas.
Amelia asintió, sintiendo una oleada de alivio al ser liberada, aunque temporalmente, de la presencia de Mei. A pesar de la humillación, sabía que tenía que mantenerse fuerte. Esta era solo una batalla en una guerra mucho más grande, y estaba decidida a salir victoriosa. Con un poco de suerte, al menos Jason le traería unas bragas limpias y podría ir con ellas.
Cuando bajaron a la entrada, Jason ya estaba allí, esperándola con una sonrisa cálida. Amelia se fijó en la camisa de Powerwolf que llevaba Jason, sorprendiéndose gratamente. —¿Estás lista? —le preguntó, extendiendo una mano hacia ella.
Amelia tomó su mano y asintió. —Sí, estoy lista. Vamos a disfrutar de la noche. No sabía que te gustaba Powerwolf.
Jason le dedicó un guiño, sus ojos brillando con complicidad. Juntos, se dirigieron hacia el coche, preparados para enfrentar lo que fuera que la noche les deparara. Amelia sabía que la batalla con Mei estaba lejos de terminar, pero con Jason a su lado, se sentía más fuerte y más capaz de enfrentar cualquier desafío que viniera.
—¿No vamos en el mismo coche? —preguntó Mei, visiblemente contrariada al ver que ella y Li Wei eran dirigidas al BMW mientras Jason y Amelia se encaminaban hacia el Jaguar.
—Por supuesto que no. Yo no salgo sin guardaespaldas y vamos a beber, por lo cual tenemos que llevar chofer. Además, ¿por qué achucharnos los cuatro en el Jaguar cuando podemos ir dos atrás en cada coche?
Una vez dentro del Jaguar, el guardaespaldas sentado en el asiento del copiloto se volvió hacia Amelia con un conjunto de ropa en las manos. Había una camisa de Powerwolf, una falda, unas bragas limpias y varios accesorios como muñequeras y gargantillas.
—Puede cambiarse tranquila. Nadie mirará hacia atrás —sonrió Jason, sus ojos mostrando un brillo de travesura.
Amelia miró encantada la camisa de Powerwolf y el resto de prendas. No desentonaría en el concierto, aunque hubiera preferido unos vaqueros negros. ¿Cómo había podido conseguir estas prendas un domingo con tan poco tiempo?
Mientras se cambiaba, sentada en el asiento trasero del Jaguar, Amelia miraba de reojo a Jason, quien no perdía detalle de su cuerpo. Sentía una mezcla de vergüenza y emoción, sabiendo que él entendía la situación con Mei. Jason observó cómo ella estaba sin bragas y comprendió inmediatamente la petición silenciosa.
—Gracias, Jason. ¿Cómo conseguiste tanto tu conjunto como el mío en domingo?
Jason la miró con una sonrisa amplia, pero fue el conductor quien respondió.
—Para el señor Xiting no hay tienda cerrada un domingo. Simplemente nos envió a comprar cuatro conjuntos. La señorita Xiting y su amiga también deben estar siendo obsequiadas con ellos. Como el BMW tiene la posibilidad de subir un panel negro entre los asientos delanteros y traseros, seguramente también se cambien como ha hecho usted.
Amelia se sintió agradecida y un poco más segura al saber que Jason había pensado en todo. Mientras terminaba de abrocharse la falda y ajustarse las muñequeras, sintió una oleada de cariño y aprecio por él. Estaba dispuesta a enfrentar cualquier cosa con Jason a su lado. Una vez lista, se giró hacia él y le dio un beso en la mejilla.
—Estoy lista —dijo, su voz cargada de determinación.
Jason la observó con admiración y orgullo. —Vamos a disfrutar de la noche, Amelia. Recuerda, estamos juntos en esto.
En el BMW, Mei y Li Wei estaban sentadas en el asiento trasero, el ambiente tenso y cargado de expectativas. El conductor y el guardaespaldas intercambiaron una mirada antes de que el conductor activara el panel negro que separaba los asientos delanteros de los traseros, brindándoles privacidad a las dos mujeres.
El guardaespaldas se volvió hacia ellas, extendiendo un conjunto de ropa para cada una. Había dos camisas de Powerwolf, dos faldas, y varios accesorios como muñequeras y gargantillas. Mei y Li Wei se miraron con sorpresa.
—¿Qué es esto? —preguntó Mei, tomando las prendas con una mezcla de curiosidad y desdén.
—El señor Xiting ha pedido que les entreguemos estos conjuntos para que se cambien. Él desea que todos estén adecuadamente vestidos para el concierto —explicó el guardaespaldas con profesionalidad.
Mei frunció el ceño, molesta por la imposición de su hermano, pero sabiendo que no podía hacer mucho al respecto. Suspiró y miró a Li Wei. —Supongo que tendremos que cambiarnos.
Li Wei asintió, tomando su propio conjunto. —Sí, parece que Jason lo ha planeado todo. Será mejor que nos cambiemos rápido.
Mei empezó a desvestirse con movimientos precisos y controlados, mientras Li Wei hacía lo mismo, algo más nerviosa. La camisa de Powerwolf le quedaba sorprendentemente bien, aunque no era su estilo habitual. Mei, por su parte, se veía increíblemente elegante incluso con una camiseta de banda y una falda corta.
—Jason siempre tiene que hacer todo a su manera, ¿verdad? —comentó Mei, abrochándose la falda con una expresión de fastidio.
Li Wei intentó calmar el ambiente. —Bueno, al menos no desentonaremos en el concierto. Y estas prendas son de buena calidad. Jason debe haber hecho un gran esfuerzo para conseguirlas tan rápidamente.
Mei se miró en el espejo pequeño del coche, ajustando su cabello y asegurándose de que su apariencia seguía siendo impecable. —Sí, pero no me gusta que me impongan cosas. Aun así, supongo que no tenemos otra opción.
Li Wei, ahora vestida con su nuevo conjunto, observó a Mei con una mezcla de admiración y preocupación. —Mei, sé que no te gusta todo esto, pero tal vez podamos intentar pasar un buen rato. Al menos por esta noche. Tómatelo como un regalo de Jason hacia nosotras y no una imposición.
Mei suspiró, su expresión suavizándose un poco. —Tienes razón, Li Wei. No dejaré que esto arruine nuestra noche. Pero no creas que voy a olvidar fácilmente esta imposición.
Li Wei sonrió ligeramente, aliviada de ver a su amiga un poco más relajada. —Eso suena más como tú. Vamos a disfrutar del concierto y de la noche.
El coche continuó su camino hacia la discoteca, con Mei y Li Wei listas para la noche que les esperaba. Aunque Mei seguía molesta por la intervención de su hermano, decidió que haría lo mejor de la situación, al menos por ahora. Li Wei, por su parte, se sentía un poco más optimista, esperando que la noche no se convirtiera en otra ocasión para que Mei humillara a Amelia.
Ambas mujeres estaban listas, no solo con sus nuevas ropas, sino también mentalmente preparadas para lo que la noche pudiera traer.
El trayecto hacia la discoteca transcurrió en un ambiente de expectativa. Ambos coches avanzaban por las calles iluminadas de la ciudad, con el Jaguar de Jason y Amelia liderando, seguido de cerca por el BMW que transportaba a Mei y Li Wei.
Al llegar al recinto, los coches se detuvieron momentáneamente en la entrada VIP del Star Dust, donde ya se congregaba una multitud de fans emocionados, esperando el concierto de Powerwolf. Las luces de neón de la discoteca brillaban intensamente, reflejándose en los coches mientras la música pulsante se filtraba por las puertas.
Amelia, con su nuevo conjunto, salió del coche junto a Jason. Se sentía más cómoda y lista para disfrutar del concierto. Cuando se volvió para mirar el BMW, sus ojos se encontraron con Mei y Li Wei que salían del coche. A pesar de la tensión de la noche, Amelia no pudo evitar sonreír al ver lo bien que les quedaban las prendas a ambas.
Mei lucía elegante y a la moda con la camiseta de Powerwolf combinada con la falda corta y los accesorios. Su porte siempre impecable parecía realzar incluso el atuendo más informal. Li Wei, por otro lado, se veía radiante y natural, con la camiseta y la falda adaptándose perfectamente a su figura.
—Mei, Li Wei, realmente os queda genial el conjunto —dijo Amelia con sinceridad, tratando de aliviar cualquier tensión restante.
Li Wei le devolvió la sonrisa, agradecida. —Gracias, Amelia. Tú también estás muy bien. La camiseta te queda perfecta.
Mei, sin embargo, frunció ligeramente el ceño. Aunque no podía negar que Amelia también lucía impresionante, la rabia burbujeaba en su interior al darse cuenta de que se había cambiado y desafiado su orden. —Sí, claro, Amelia —respondió Mei con un tono despectivo, preguntándose si seguirías sin bragas, aunque seguramente su hermano se había dado cuenta y no parecía importarle.
Jason, percibiendo la tensión, decidió intervenir rápidamente. —Vamos, entremos. El concierto está a punto de empezar y no quiero que nos perdamos ni un minuto.
Con esa señal, se dirigieron hacia la entrada VIP, preparados para la noche. Amelia, a pesar de las palabras mordaces de Mei, se sintió fortalecida por el apoyo de Jason y la amabilidad de Li Wei. Sabía que tendría que mantenerse firme, pero estaba decidida a disfrutar de la noche tanto como fuera posible. Mei, por su parte, aún tenía el as en la manga de tratar de emborrachar a Amelia.