Evelyne Elisadne Plebeya
Ya faltaba solo un día para que el príncipe volviera. Y estaban con los preparativos, para cuando el príncipe volviera.
Pregúntenme por qué... la verdad es que ni yo le encuentro sentido. No es que vuelva de una guerra o algo así. Total al príncipe le vale todo eso. Según se, nunca le ha prestado atención a esas cosas.
Fui asignada a OBVIAMENTE limpiar los aposentos del "señor, el príncipe"
Todos ejecutaban la misma rutína: correr de un lado a otro
Odiaba correr de un lado a otro, eso mareaba
.-.-.-.-.-.-.
El sol comenzaba a descender, cuando me vi en la necesidad de apresurarme, instigada por los reproches de una supervisora.
Choco con alguien y el sonido hueco de la colisión nos envuelve.
.- ¡Maldición!
.- Lo siento, no fue mi intención...-Intento explicar, pero entonces reconozco a la persona en el suelo: era Caelia. Por un instante, agradezco que el choque la haya desequilibrado.
.- Ayúdame a levantarme-Me pide.
Siguiendo mi instinto, me apresuro a ayudarla.
Estoy a punto de retirarme cuando ella me retiene.
.- ¿Y ahora qué, Caelia?-Le pregunto, ya un tanto agotada.
.- Así que ahora eres la nueva sirvienta personal de nuestro príncipe-Su tono lleva un rastro de indignación.
.- Vaya novedad-Murmuro apenas audible.
.- Literalmente me apartaron para ponerte a ti-Dice con amargura.
.- Qué pena-Respondo.
.- O sea que...
.- Oye, Caelia. Si te sirve de consuelo, sigo pensando que eras la mejor para ese trabajo, aunque no supiera de qué forma lo hacías. El hecho de que estés aquí quejándote de que te... apartaran y me pusieran a mí, demuestra que algo no cuadra. Seguro y eras apasionada en lo que hacías-Expreso.
.- Exacto
.- Vaya, entonces gracias por tu comprensión-Hago un gesto para irme, pero ella vuelve a retenerme.
.- No podrías simplemente decir que no quieres?-Sugiere.
.- Moriría diciéndolo. El punto es que me hagan caso
.- ¡Renuncia! O no sé, haz algo... escapa
.- Nadie más sagaz que tú-Respondo sarcásticamente.
Trato de alejarme, pero nuevamente me jala.
.- No soy un trapo. Deja de jalarme. No soy la culpable de tus problemas-La enfrento.
Ella cambia su mirada a una sombría y me estampa contra la pared. ¿De dónde sacó tanta fuerza?
.- Aléjate de él-Me advierte.
.- ¿Te gusta el príncipe? ¿Es eso?-Pregunto, un tanto desconcertada.
.- Qué rápido te enteraste, Eveline-Responde con sarcasmo.
.- Pues estás muy confundida. Él ni siquiera...
.- Aléjate de él-Repite lentamente.
.- Bien, tengo noticias para ti: es imposible. Trabajo para él como su sirvienta personal
.- Pues si no puedes alejarte de él, haré que no puedas ver por dónde va-Aprieta su agarre.
De repente, saca una daga de su vestido y la aprieta contra mi cuello.
.- Caelia, estás tomando un camino muy peligroso. Esto tendrá consecuencias-Le digo, ocultando el miedo.
.- Solo hay una forma de averiguarlo
Todo sucede tan rápido y a la vez tan lento. Mi vida parpadea ante mis ojos tres veces. Grito al sentir el pinchazo, la horrible sensación.
Solo recuerdo haber levantado el brazo antes de que aquel metal se dirigiera a mi ojo y cayera al suelo.
Mi vestido queda manchado de carmesí, el rojo es abrumador. Hiperventilo.
Pero aquel metal sigue atravesando mi antebrazo.
Algunos supervisores y miembros del personal llegan al escuchar mi grito.
.- Oh Dios mío-Todos me miran en el suelo.
Estoy pegada a la pared, la daga casi atraviesa mi brazo por completo.
.-Eveline-Escucho llegar a Hala.
Todos miran a Caelia, quien está en estado de shock.
.- ¿Qué has hecho, Caelia?-Pregunta una de las chicas.
.- No... yo... no sé cómo... solo...
.- Tendrás serios problemas-La chica repite.
Y yo sigo en el suelo.
Mis ojos se apagan y lo último que veo es a un guardia llevándose a Caelia.