Príncipe Adrik Corvus
Llegó el día del castigo de Caelia
El anuncio fue regado en todo el palacio el día anterior.Todos estarían ahí.
Algunos pensaban que sería pena de muerte. Pero yo no era como mi padre... no llegaba a tal punto. No podía, aunque dejé que Eveline pensara que sí
Me siento en un sillón, apollando mi cara contra mi codo, con expresión cansada, con dos guardias a ambos lados, frente al terreno de castigos, con mi bata real.
Tengo un libro en mano. En ella escrita, todas las personas encarceladas en el palacio por sus faltas agraviadas.
Pronto veo a lo lejos como dos guardias tiran de Caelia, casi arrastrandola.
Ella lleva un vestido blanco que le llega por debajo de la rodilla, con manchas de suciedad.
Su pelo ondeando en el aire, casi cubriendole la cara. Ella cabizbaja. Con el polvo del suelo elevandose, con cada pisada
La tienen atada con cadenas, como si fuera ella delincuente.
No me gusta eso, así que me paro, hasta que llegan a mí, y hago señas para que le quiten las cadenas. Y así lo hacen
.- Hola, Caelia-Le digo, inclinandome, mirandola
Ella me no me responde aún cabizbaja.
No parece tener fuerzas para hacerlo tampoco.
.- Nuestro señor te ha hablado, respónde!-Dice uno de los guardias detrás de ella, jalandola del pelo para que alze la cabeza
Ella hace una mueca de dolor.
Su cara está lastimada, al igual que sus brazos
.- ¿Por qué está en ese estado?-Pregunto a uno de ellos
.- Ella se rehuso a venir, señor. Dijo que si usted la iba a matar preferiría que fuera en la celda; la trajimos a la fuerza.
.- Mhm-Digo pensando.- Así que te rehusaste a venir, Caelia-Susurro, para que solo ella me escuche
.- No me mate, señor... perdóneme; hágame lo que quiera pero no me mate... porfavor-Dice en súplica. Lágrimas rodando por sus mejillas.
Recuerdo lo que Eveline me dijo
.- Señor-Me dice antes de que salga de su habitación, luego de haber estado con ella
.- Dime, Eveline-Le digo voltenadome a ella.- ¿Necesitas algo-
.- Ehm, no es para mí-Dice como si pensara en si decirlo o no, frotando sus mano y mirandolas
.- ¿Qúe pasa?-Digo acercandome a ella, e inclinandome frente a su cama, que era donde estaba
.- Bueno. No quisiera que hiciera algo... cómo decirlo
.- Oye, puedes decirme todo lo que quieras-La hago mirarme.- Dime. ¿Que te tiene tan agustiada?
.- Señor. No mate a Caelia-Me dice mirandome
Debo decir que me sorprendió sus palabras. Todo de ella me sorprende
.- ¿Por qué? Si te hizo algo tan malo...
.- Dele esa oportunidad... se que ella era una amiga suya. Hacer algo así solo por impulso, podría afectarlo mucho luego de que se le pase esa emoción-Me mira buscando una respuesta
Sabía que eso no era todo. Que tenía algo más que decir. Pero no lo hacía
Sonrío bajando la cabeza. Porque es un alma de corazón muy noble. Después de todo lo que ella le hizo, desea perdonarla
.- ¿Eso era todo?-La miro, firmemente
.- ¿Eh? Sí-Dice volviendo a bajar la cabeza
.- Haré lo que me pides, después de todo, ella atentó contra tí. Y sería justo que eligieras su destino... ahora descansa, duerme tranquila. Y puedes tomarte el día de mañana.
.- Gracias-La escucho decir cuando estoy a la puerta
Asiento con la cabeza, mirandola por encima del hombro. Y me voy
...-------...-------...
.- ¿Eso quieres?-La miro
.- Se que no me lo merezco. Hice algo muy malo. Tampoco merezco su perdón, pero...
.- Si tampoco mereces mi perdón, ¿Por qué hay un pero?
.- Eh... le temo a la muerte, demasiado. Si quiere puede aislarme. Pero no me mate señor. Se lo suplico. Yo seguiré siendole fiel hasta el final. Pase lo que tenga que pasar.
.- Mhm-Pienso, y me paro.- Pues vamonos. Cumpliré tu petición.
Ella me mira a la expectativa, abriendo mucho los ojos como si fuera de no creer
Hago una seña para que la hagan parar, y así lo hacen.
.- Entremos-Digo. Y me siguen hasta dentro de la gran casa que había justo detrás de mí
Caelia se tensa detrás de mí. Puede sentir la opresión en el aire, la tensión que delata que ese lugar no es más que una sala de tortura...
.- ¿S-señor? Lo prometió
.- Yo no prometo nada, Caelia
Pero ella estaba equivocada... en esa casa, ocurren mucho más que simples actos de tortura. Es el epicentro de reuniones clandestinas, donde se fraguan las estrategias más cruciales para la guerra y se planean las más siniestras matanzas. Hay mucho más en juego de lo que ella imagina. Lo que aún no sabe es que hay mucho más que aguarda en las sombras, algo que va más allá de sus peores temores. Secretos ocultos se esconden tras esas puertas
Entro a una habitación Oscura, y que la única luz es proveniente del gran balcón. Que alumbra un poco más, por el radiante sol de hoy.
.- Caelia-La llamo sentandome, y tomando un gran libro en la mano
.- Dígame señor-Dice luego de que la obligaran a caminar estando cerca de mí
.- A cuál pueblo de todo el reino piensas correcto ir, para así cumplir tu castigo?-No la castigaría más fuerte; ya quedó claro para todo el mundo, lo que pasa cuando dañas algo de la realeza... sea aún el menor servidor.
Abro el libro observando su interior... en ella contenía todos los estados, pueblos y más cosas del reino
Al no obtener respuesta, ladeo la cabeza para mirarla
.- ¿Señor?
.- Te hice una pregunta Caelia
.- Ahmm...
.- Hargtang-Respondo porque ella no parecía querer hacerlo
.- ¿Eh?
.- Hecho-Digo parandome de mi asiento para ir a la puerta
.- Antes de que amanezca. Debes estár ya fuera del palacio, de camino a Hargtang. Te daría la oportunidad de agradecer a la persona que suplicó por tu vida. Pero el tiempo es oro, y no es amiga de nadie. Dedes irte.
Salgo de ahí. No antes de ver a Caelia desplomarse en el suelo, sorprendida, asustada y triste mientras la guardia real entra para llevársela...
. Pero eso ya no era de mi importancia
Una sensación de malestar persiste en el aire. Hargtang esconde más de lo que puedo imaginar, y mientras me alejo, una inquietud creciente me hace cuestionar si mi decisión fue la correcta
.-.-.-.-.
Tomo un carruaje para llegar al palacio, siendo escoltado por 10 hombres y Amnon.
Al llegar nos dividimos, y yo voy directo al lugar que quise ir desde esa mañana
Entro a la sala de médicos, y voy a una habitación en específico.Ella está de espaldas a mí por lo que no me ve. Pero el médico si lo hace, y antes de que salude, lo detengo sacudiendo la cabeza al mismo tiempo que fruncia el seño.
Me apoye del marco de la puerta, cruzándome de manos y pies, y recostando mi cabeza de la puerta
El médico termina de vendarle el brazo, y le dice que descanse. Pues es algo que yo le ordené decir antes de irme. Ella se acuesta aún de espaldas a mí. Y el médico recoge todas sus cosas para salir. Se para frente a mí, se reverencia, y sale de la habitación dejándonos a solas.
La conocí de una manera inusual, la hice mi sirvienta de una manera inusual... todos nuestros encuentros han sido inusuales.
En mi defensa, la hice mi sirvienta porque quería conocer la razón por la cual la pensaba tanto, la razón por la cual quería mirarla, y la razón por la cual la quería cerca. Cada una de esas razones tienen respuestas
A la primera: fue la única persona que me retó tanto el primer día de conocerla
A la segunda: quería ver... qué en ella me resultaba agradable
A la tercera: para que, eh... no hiciera otra cosa estúpida
Y me vale muy poco si me quieren creer o no.
El sol no molestaba la habitación, gracias a las delicadas cortinas blancas
Tampoco entiendo la razón por la cual di esos 4 pasos para estar frente a su cama. Tenía el pelo suelto, se veía delicada y frágil. No quiero mentir así que lo diré. Ella es muy hermosa
Deduzco que no duerme, y para asegurarme de eso le pregunto:
.- Cómo te sientes ahora?
Ella da un respingo, y se incorpora rápidamente mirándome.
No entiendo porque su disgusto hacia mí. La primera vez, fue en mi balcón. Y eso me molesta.
Alzo una ceja al ver que no me responde
.- Creo que bien-Responde finalmente
.- Crees-Digo en burla, y reconozco el camino que he tomado y lo cambio rápidamente.- Cualquier cosa... avísame
.- No es para tanto señor-Dice mirando su cama como si hubiera en ella una hermosa obra, y eso no me gusta. Estoy intentando con todo mi ser ser amable y ella me corta.- Que no se inquiete su corazón por eso
Lo ha arreglado. La miro un momento. Tiene largas pestañas, y sus ojos claros hacen contraste con su delicado rostro. La línea de sus labios, están bien dibujados, y se ven suaves... esta última tendré que comprobarlo,
(...Me siento en el borde de la cama, y ella se incorpora rápidamente, evitando rozar mi cuerpo. Mostrando nueva vez su disgusto hacia mí...)
pero no ahora
Cambio de tema para despejar mi mente
.- Te ha pasado antes?
.- Eh?-Dice para dejar de mirar su cama y mirarme a mí. Por fin, digo... después de tanto
.- Te han perforado con una daga antes-Sueno tan calmado. Lo contrario a mis pensamientos
.- Emm... no-Y vuelve a mirar la grandiosa obra de arte invisible en su cama
.- Pues sí es para tanto-Y se calla, no dice nada, no me mira. Pero yo como un estúpido espero a que hable y la miro
Eso es algo que odio. Ser el único que intenta no dejar morir la conversación. Es algo que núnca me ha pasado; normalmente es al revés, y me importa muy poco si alguien intenta hablarme. Pero me molesta que se invierta con ella
Dejo de mirarla para observar todo a mi alrededor, hasta que veo algo encima de una mesa
.- veo que encontraste tu libretita-Digo y no aparto los ojos de la mesita
Ella deja de mirar la obra en su cama, y mira a la mesita: así es-Dice y se remueve inquieta en su cama.
La siento mirarme, pero yo no le devuelvo el acto
.- Puedo preguntar...
.- Sí pensaba devolvértelo-La interrumpo para no responder más de lo que quiero.- Pero no ahora
Y vuelve a ignorarme
No Adrik, no le hables
Pero como terco que soy, ignoro mi conciencia y hablo:
.- Es muy interesante
Ella me mira, y ahora si le devuelvo el acto. Ella parece sorprendida, de que leí su libretita
.- Me ayudó a conocerte un poco-Y así mismo, veo pasar ante mis ojos un puñetazo que me deja en el suelo, dado por mi subconsciente, reprochándome por bocón
Pero todo eso pasó en mi conciencia y agradezco el hecho
Ella no dice nada. Más bien parece no poder, no sabe que decir, y solo me mira.
Le agradeceré hasta la muerte que no dijo nada, pues se que si hablara yo seguiría también
Me paro de la cama, y camino hasta la puerta abierta. Me volteo y le digo: .- Descansa un poco, y luego ven a verme, te estaré esperando.
Y me voy dejándola en la habitación