¿Cuál es el propósito de la vida si, a pesar de ser una buena persona, la vida te trata injustamente y la mala suerte te sigue a todas partes, incluso hasta en otro mundo? Esta es la historia de Miguel.
La historia comienza con Miguel despertándose temprano con alegría y entusiasmo para comenzar su día de trabajo. Sale de su casa y se dirige hacia su lugar de trabajo, saludando alegremente a las personas que encuentra en su camino. Miguel es conocido en la comunidad por ser una persona amable y servicial, siempre dispuesto a ayudar a los demás. En su ruta hacia el trabajo, se detiene en una tienda de café para comprar una bebida. Una vez en el trabajo, comparte la bebida con su amigo Rafael, quien se ve agotado y agradece el gesto de amable. Miguel cumple con sus responsabilidades y luego brinda su ayuda a sus compañeros para completar sus tareas. Después de un día completo de trabajo, se dirige hacia su segundo empleo, dedicando su tiempo y esfuerzo a cumplir con sus obligaciones laborales. Al concluir su segunda jornada,
El se encamina para ir al hospital el hace una parada para comprar una revista y comida
Miguel visita a su abuela en el hospital, quien también estaba luchando contra la misma enfermedad que había causado la muerte de sus padres. Con cariño, le entrega la revista y la comida para brindarle un momento de distracción y alimentación reconfortante a su abuela.
"Mi dulce niño, no necesitas esforzarte tanto por mí", dijo la abuela con voz débil mientras acariciaba su mejilla. "Soy una anciana y he vivido mucho. Ahora es tu momento de vivir."
"¿Qué dices, abuela?" respondió Miguel con una sonrisa. "Cuidaré de ti y estaré contigo siempre, hasta el último de tus días."
"La abuela de Miguel lo observa y siente que está fingiendo la sonrisa. "Te pareces mucho a tus padres", dijo con voz débil. "Ellos eran personas maravillosas, siempre dispuestos a ayudar a los demás".
Miguel alimenta a su abuela y le lee la revista hasta que ella se queda dormida, luego le da un beso en la frente y se despide. Al salir del hospital ya de noche, camina con una sonrisa en el rostro a pesar de sentirse muy cansado y sufrir por dentro. Al llegar a casa, se va directo a dormir.
Al día siguiente, se levanta sintiéndose muy mal, pero no le importa. Sabe que tiene que ir a trabajar para poder cubrir los gastos médicos de su abuela. A pesar de estar pálido, se encamina a su trabajo repitiendo una y otra vez en su mente: "no me siento bien, no me siento bien".
Los amigos de Miguel se preocupan realmente por él, a pesar de la sonrisa en su rostro, notan que está sufriendo, pero Miguel miente diciendo que está bien. Así transcurre todo el día. Luego, se dirige al hospital para visitar a su abuela junto a su amigo Rafael. En el camino, Miguel se marea y cae al suelo. Su amigo se preocupa por él, lo sujeta y le pide que aguante, pero Miguel se siente incapaz de moverse o hablar. Desesperado, en su mente clama: "No puedo dejar a mi abuela sola. ¡Levántate! ¡LEVÁNTATE! Maldita sea, no puedo dejar sola a mi abuela. A pesar de siempre haber sido bueno en la vida, la vida me maltrata. No puedo permitirme morir". Su vista se nubla y todo se torna negro. todavía era capaz de reflexionar
molesto, en su mente dice: "Estoy cansado de ser siempre el bueno, de que la vida me maltrate injustamente. No lo permitiré de nuevo. Si tengo una nueva oportunidad, seré la peor persona, aunque la vida me trate bien. Ya no más seré el que siempre está en segundo plano, es hora de ponerme primero."
Repentinamente, una luz intensa lo ciega, dejándolo momentáneamente desorientado. Al desaparecer la luz, recobra sus sentidos y distingue a dos personas desconocida que lo sostiene; sin tener idea de dónde se encuentra. Al observarse, se percata de que se halla en el cuerpo de un bebé, comprendiendo de inmediato que ha renacido en otro mundo.
En su mente, se cuestiona: "¿Me han brindado la oportunidad de renacer en este nuevo mundo? En esta ocasión, no seré benevolente; ya no seré el chico bueno de antes. Aunque no puedo evitar pensar en mi abuela y en cómo habrá sentido al saber de mi muerte".
Al observar a su alrededor, Miguel se da cuenta de que se encuentra en una época desprovista de tecnología, ya que la habitación está iluminada por velas y el atuendo de las personas es distinto al actual. Miguel se sorprende al notar en las caras de sus padres, en lugar de la habitual felicidad, una expresión de desprecio y asco dirigida hacia él. En ese momento, la puerta se abre y un hombre de tez oscura comienza a hablar con sus padres en un idioma desconocido para Miguel.
El hombre entregó una bolsa de monedas a los padres, quienes a su vez le entregaron a Miguel. Él sabía perfectamente lo que estaba sucediendo: lo habían vendido. Esto lo enfureció y no podía entender cómo podían hacerle algo así. Juró vengarse y prometió a sí mismo que cuando fuera mayor, encontraría a sus padres y lo mataría. El hombre salió de la habitación con Miguel en brazos y se dirigieron hacia lo que parecía un puerto. Luego, subieron a un barco y emprendieron un largo viaje. Durante todo el trayecto, Miguel se preguntaba en su mente a dónde lo llevaban.
Finalmente, llegan a tierra después de bajar del barco. Su viaje aún no había terminado. Se suben a un carruaje y continúan por 4 días más. El viaje llega a su fin cuando el hombre con Miguel en brazos entra en una especie de iglesia. Deja a Miguel en una habitación pequeña y se marcha. Miguel se indigna al ver cómo dejan a un bebé recién nacido en una habitación oscura y pequeño, sin cuidado alguno. Escucha los llantos de otros bebés y comprende que no es el único en esa situación.
El hombre alimentaba a Miguel tres veces al día y, una vez que terminaba de darle de comer, se iba y lo dejaba encerrado. Todos los días eran iguales hasta que Miguel cumplió tres años. En ese momento, el hombre le indicó con gestos a Miguel que saliera. Una vez afuera, el hombre le hizo una seña para que lo siguiera. Llegaron a una especie de sala llena de libros y una chimenea, donde también había aproximadamente 20 niños de su edad. Desde ese momento, el hombre comenzó a enseñarle a hablar a todo los niño.
Hasta cumplir los 5 años, Miguel ya sabía hablar y entender el idioma. Ahora, la rutina era diferente: el hombre los despertaba por la mañana y los obligaba a hacer ejercicio durante todo el día. A los niños que no podían seguir el ritmo, el hombre le daba una paliza con una espada de madera. También estaba prohibido que los niños hablaran entre ellos. Todos los días eran iguales.
Miguel, a los 7 años, ya tenía una excelente condición física y era uno de los 5 mejores del lugar en resistencia y fuerza. Ahora, el hombre nos enseñaba a usar la espada y pasábamos todo el día entrenando.
A los 10 años, Miguel era uno de los 5 mejores niños del lugar, destacando por su habilidad en el manejo de todas las armas: espadas, arcos, lanzas y hachas. El hombre decidió llevar a los 20 niños al bosque para cazar un ciervo con las manos. A pesar de los esfuerzos de todos, nadie lograba atrapar al ciervo, hasta que después de 2 días de sobrevivir en el bosque, Miguel se adaptó al entorno y con su agilidad y sigilo logró atrapar al ciervo. Al llevarlo al hombre, este solo aplaudió. Miguel presenció cómo llevaban al cuerpo de los 5 niños que intentaron escapar, quienes fueron asesinados con arcos por los otros guardianes.
Un día, el hombre reunió a todos los niños, los limpió, les puso un buen atuendo y los peinó. Les dijo que formaran una fila. Pronto llegó un carruaje muy bonito y lujoso, de donde descendió un señor elegante con sombrero y vestimenta distinguida. El hombre gritó "¡formación!" y todos los niños se enderezaron con orgullo mientras el señor paseaba entre ellos, observándolos detenidamente.
El hombre saludó diciendo: "Buenos días, Señor Duck. No esperaba verlo tan temprano. Por favor, eche un vistazo, aquí tengo a los mejores niños que le servirán de manera excepcional. Están especialmente entrenados, estoy seguro de que no se decepcionará".
"Voy directo al grano, muéstrame a los mejores de los mejores", respondió el señor Duck.
"¡Grupo élite, un paso al frente!", exclamó el hombre. "Estos son los 5 mejores niños, poseen una resistencia y fuerza asombrosas".
"Por favor, indíqueme las fortalezas de cada uno de ellos", pidió el señor.
El hombre procedió a detallar las cualidades de los cinco mejores niños.
"Este es Dirion, el número uno de los mejores. Su fuerza bruta y velocidad es asombrosa, ."
—Muéstrame al siguiente, por favor —pidió el señor Duck.
"Este es Gale, el número dos. Sus habilidades son excepcionales, especialmente con el arco. Logró darle a un ciervo a 100 metros de distancia con una flecha."
—No es lo que busco. Muéstrame algo más interesante —expresó el señor.
"Este es Miguel, el número tres. Su resistencia, sigilo e inteligencia son increíbles. Aprendió a hablar, leer y hacer matemáticas antes que los demás. También se puso su propio nombre, aunque su nombre extraño. vamos con el siguie...
—Quiero comprar a Miguel, tiene todas las cualidades que busco —interrumpió el señor.
El hombre le informa al señor que el valor de miguel es de 500 monedas de oro, las cuales el señor paga sin ningún inconveniente. Miguel se siente sorprendido por la transacción. El señor Duck le indica que camine hacia el carruaje, al entrar, Miguel se queda asombrado al ver lo lujoso que es. Momentos después, el señor también entra en el carruaje y comienza su viaje hacia un destino desconocido.
Fin del capítulo