Capítulo 7: Primera Etapa
Narra Brenda
Me desperté a las 6 am, tendí la cama, me bañé y luego repasé los temas de literatura que había estudiado con Alan. Tenía mucho tiempo antes del concurso, que comenzaba a las 8 am.
Toc, toc. Alguien llamó a la puerta.
- ¿Quién es? - pregunté intrigada.
- Soy yo, Brenda, soy Alan - dijo Alan sonriendo.
- Profesor Freeman - tartamudeé. - Ah, sí, adelante - dije nerviosa.
Alan entró y se sentó a mi lado para ayudarme a repasar los temas que habíamos estudiado.
- ¿Cómo te sientes? - preguntó Alan.
- Un poco nerviosa - respondí.
- No te preocupes, lo harás bien - dijo Alan sonriendo.
Toc, toc. Alguien llamó a la puerta de nuevo.
- ¿Quién es? - pregunté.
- Soy mamá, ¿puedo pasar? - dijo sonriendo.
- Sí, pasa mamá - dije sonriendo.
Mi madre entró y nos invitó a desayunar.
- Buenos días, señor Freeman - saludó mi madre.
- Buenos días - respondió Alan sonriendo.
- ¿Qué van a desayunar? - preguntó mi madre.
- Un café con leche y una tostada - respondió Alan.
- Yo quiero un té con leche y una medialuna - dije sonriendo.
Después de desayunar, volvimos a repasar los temas.
- ¿Recuerdas quién es el autor de "Cien años de soledad"? - preguntó Alan.
- Gabriel García Márquez - respondí.
- Muy bien, y ¿cuál es el tema principal de "La metamorfosis" de Franz Kafka? - preguntó Alan.
- La alienación del individuo en la sociedad - respondí.
- Excelente, estás lista para el concurso - dijo Alan sonriendo.
Cuando llegó las 8 am, el supervisor del concurso hizo su aparición y comenzó la primera etapa.
- Buenas tardes, jóvenes - dijo el supervisor, Óscar Escalante, con un tono serio - Soy Óscar Escalante. Yo, junto con sus profesores, vamos a supervisar sus exámenes y el mejor será el ganador de la primera etapa. Tienen cinco horas para terminar... ¡suerte!
Nos entregaron un examen de 20 páginas. Estaba un poco nerviosa, pero recordé algo que Alan me había dicho antes del examen.
Flashback
- Estoy nerviosa... ¿y si me equivoco? ¿Y si no soy tan inteligente como piensan? - dije nerviosa.
- Brenda, mírame a los ojos - dijo Alan con una mirada que transmitía ternura. - Cuando estés nerviosa, solo olvídate de dónde estás. Ve a tu lugar feliz y olvídate de la presión
Fin del flashback
Comencé a hacer el examen y me llevó dos horas terminarlo. Luego saqué una carpeta folio y puse cada hoja en un folio. Después saqué una etiquetadora y escribí mi nombre, y lo pegué en la carpeta. Me pareció que así quedaba más prolijo que escribir mi nombre a mano.
- Aquí tiene, Señor Escalante - dije entregando mi trabajo.
- Muy bien, Señorita Brown - dijo el supervisor con seriedad. "Puede retirarse. Mañana estarán los resultados".
Veía cómo algunos empezaban a terminar detrás de mí. Salí del aula y me encontré con mamá y Alan.
- ¿Cómo te fue, hija? - preguntó mi madre acariciándome el brazo.
- No lo sé, mamá. Mañana darán los resultados... pero creo que me fue bien - dije sonriendo.
- Seguro que te fue bien, porque estudiaste mucho - dijo Alan mirándome a los ojos.
De repente, me acordé de lo que Alan me había dicho antes del examen.
- Profesor, gracias por lo que me dijo antes - dije. - Me ayudó a mantener la calma.
- Siempre estoy aquí para apoyarte, Brenda - dijo él.
- Podemos irnos al hotel a descansar - propuse, cansada.
- Está bien, hija. Vamos - dijo mi mamá, abrazándome.
Regresamos al hotel después del examen y decidimos mirar la película Titanic. Alan se sentó junto a mí en la cama y mi mamá se sentó en la silla que estaba junto a la cama. A pesar de que estábamos en mi habitación, con las luces encendidas y sin la intimidad del cine, me sentía cada vez más cerca de Alan.
- ¡Qué romántico! – Dije sonriendo, dejando caer mi cabeza en el hombro de Alan.
- ¡Muy romántico! – Dijo Alan, poniendo su cabeza sobre la mía.
Fue solo por un momento, pero al instante nos dimos cuenta de que mamá estaba al lado y nos alejamos. Me sentí un poco incómoda, pero traté de disimularlo.
Cuando terminó la película, fuimos a almorzar a un restaurante muy elegante que Alan había elegido. A pesar de que el lugar era hermoso, me hubiera gustado estar a solas con él.
Después fuimos a pasear por el centro comercial. Mi mamá se alejó un momento y en ese mismo momento Alan me compró un algodón de azúcar. Me sentí muy feliz y agradecida por el detalle.
- Toma, es para ti, Brenda – Dijo Alan sonriendo.
- Gracias – Dije y cuando agarré nuestras manos, se juntaron.
- Toma, hija, es para ti – Dijo mi mamá y me dio un osito de peluche.
- Gracias, mamá – Dije sonriendo y abrazando el oso. - Sabes cuánto me gustan los ositos de peluche.
Fue una larga caminata y volvimos al hotel a descansar. Al día siguiente, después de levantarnos y desayunar, fuimos a la escuela para conocer los resultados del examen. Aunque estaba emocionada por saber cómo había salido, no podía evitar pensar en Alan y en lo mucho que me había gustado pasar tiempo con él.
- Sinceramente, los felicito a todos – dijo el Señor Escalante.
- Son muy buenos estudiantes – dijo sonriendo.
- La verdad fue difícil elegir un ganador, todos son muy buenos estudiantes, todos sacaron muy buen promedio. No tienen ningún error... - dijo mirándonos con orgullo.
- Pero por un punto extra, la ganadora por ser muy organizada y presentar en una carpeta folio, ya sé que nosotros no le pedimos eso, pero que lo haya pensado por sí misma amerita un punto extra.
- Felicitaciones para la Señorita Brown Brenda.
Alan se acercó a mí, sostuvo mi cara con sus manos y me miró a los ojos.
- Felicitaciones, hermosa – dijo Alan mirándome a los ojos.
- ¿Qué haces? – pregunté nerviosa – Mi mamá está aquí.
- No me importa, ya es hora de que todos se enteren lo que siento por ti – dijo acariciándome la cara.
- ¿Lo que sientes por mí? – pregunté entusiasmada – y ¿Qué sientes?
- Tú sabes lo que siento ¡YO TE AMO! – dijo acercándose a mí.
- Yo también TE AMO – dije sonriendo.
Él se acercó a mí y me besó. Yo le seguí el beso, en serio no tenía idea de lo que hacía, pero sus besos eran únicos.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? – pregunté.
- Porque tenía miedo de que no sintieras lo mismo – respondió Alan.
- ¿Cómo podrías pensar eso? – dije con ternura – Siempre he sentido algo por ti, pero nunca lo dije porque pensé que tú no sentías lo mismo.
- Nunca he dejado de pensar en ti – dijo Alan con una sonrisa – Siempre he querido estar contigo.
- Yo también – dije con una sonrisa – Pero ¿qué pasa ahora? ¿Cómo vamos a hacerlo funcionar?
- Lo haremos funcionar – dijo Alan con determinación – Te quiero a mi lado, y haré lo que sea para que eso suceda.
Nos miramos a los ojos, sabiendo que este era solo el comienzo de nuestra historia juntos.