Cuando bajo las escaleras, Phoenix está colgando el teléfono. Me impacta cuánto he cambiado cuando me doy cuenta de que no tengo curiosidad, ni chispa para preguntar con quién estaba hablando.
No me importa.
O está relacionado conmigo de una manera que no será agradable, o no tendrá nada que ver conmigo. Eso es todo. Esas son las dos opciones.
No tengo ningún deseo de acercarme más al gilipollas que comparte mi genética, así que no pregunto.
En cambio, planeo.
No podré escapar de inmediato. Ni siquiera estoy segura de cómo puedo escapar. No tengo dinero, teléfono, ningún contacto con el mundo exterior. Pero ahora que he estado allí fuera? ¿Ahora que he estado por mi cuenta?
No parece tan imposible como cuando vivía aquí.
Si tan solo tengo una oportunidad, la tomaré.
—Algunos de los chicos vendrán para vigilarte —anuncia Phoenix, acercándose a olisquearme—. No empieces nada. Hay bastante en la nevera, así que solo prepara algo para cenar. No olvides que Alfa Renard viene.