—Phoenix pasa por aquí poco después de que renuncio a hablar con Jessa, dejando que mis palabras germinen en su mente.
—Es hora de almorzar, y no hago mucho, solo preparo unos sándwiches simples y algunas verduras que quedaron de la cena de anoche.
—Veo a Phoenix entrar a la habitación, mi corazón acelera su ritmo. Me da una breve inclinación de cabeza antes de sentarse en la silla frente a mí y a Jessa. Hay una tensión alrededor de sus ojos que reconozco: está preocupado por algo.
—Finalmente, Phoenix deja su comida y se reclina en su silla, su mirada oscilando entre Jessa y yo —Necesito hablar con ustedes dos sobre algo.
—Jessa levanta una ceja, su expresión cuidadosamente neutral —¿Sobre qué?
—Phoenix duda, y por un momento, pienso que lo va a dejar pasar. Pero luego suelta un pesado suspiro —Sobre Ava y toda esta situación de la omega.
Respiro hondo y me ahogo. —Esto es.
—¿Qué pasa con eso? —pregunta Jessa, su voz tajante.