Beatriz frunció el ceño ante las palabras de Rhys. ¿Qué quería decir con que no podía entender las emociones?
Sintió que el agarre de Damián en ella se apretaba. Era como si ambos hermanos intentaran descifrar lo que acababa de decir.
—¿Lo dices en serio? —preguntó Damián.
Beatriz volvió la cabeza para mirarlo, jugueteando con sus dedos, se sonrojó y asintió.
—S-sí... Yo-yo lo hago —tartamudeó.
—Entonces, ¿estás diciendo que estás enamorada de ambos, de Rhys y de mí? —preguntó él despacio, y ella inhaló profundamente mientras su corazón latía más rápido en su pecho.
Tenía miedo de cómo iban a reaccionar. ¿Y si no sentían lo mismo? Sería tan incómodo y sabía que su corazón se rompería en pedazos.
Pero decidió correr el riesgo.
—Sí... —respondió Beatriz.
La cara de Damián se puso pálida. Los segundos parecían horas mientras bajaba la mirada al suelo, mirando a todas partes menos a su cara.
—Digan algo... ambos... por favor —rogó prácticamente.