El pánico inicial de Matteo se torció en shock e incredulidad, la apariencia de su hermana desafiaba toda lógica. Beatriz estaba frente a él, envuelta en un inmenso poncho que apenas ocultaba su embarazo avanzado. La genuina risa de Remo cortó la tensión, rompiendo el silencio que había envuelto la habitación mientras los hermanos se miraban fijamente.
—¿Pero qué diablos es esto? —La voz de Matteo era un gruñido bajo, una corriente de shock y enojo entrelazando sus palabras.
—Pues, querido hermano, ¿qué crees que sea? —respondió Remo a su pregunta con una réplica teñida de diversión.
—¿Dónde está ella? —las facciones de Beatriz lentamente se transformaron en una potente mezcla de shock y furia, sus palabras prácticamente goteaban incredulidad.
Matteo se dio cuenta de que resistirse era inútil. Con un gesto fluido, se hizo a un lado, revelando la cama donde Stella yacía, quieta e inmóvil.