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Después de la comida, Stella volvió a su habitación, que no era más que la habitación de Matteo asignada a ella por él. Por alguna razón, no soportaba estar lejos de él, pero como él acababa de llegar a casa, necesitaba darle tiempo para que descansara, dondequiera que lo hiciera.
Desde que comenzó su estancia obligada en su mansión, él se había distanciado de su espacio original de cama, entrando a la habitación solo cuando necesitaba algo como ropa o accesorios. No la irrespetó ni invadió su privacidad ni una sola vez, llegó un punto en que ella empezó a sentirse culpable de haber tomado de alguna manera la casa como suya.
Y lo que es peor, empezaba a acostumbrarse a ello. Le perturbaba que, cuando llegara el momento de dejar la casa, la echaría mucho de menos, deseando de alguna forma poder quedarse más tiempo. En tal caso, tendría que ser alguien especial para Matteo para que se le concediera tal favor.
La novia de Matteo.