Matteo podía ver la pregunta en sus ojos, era una especie de mirada tonta que le provocaba ganas de romper en carcajadas. Pero el momento no lo requería, necesitaba darle una pista sobre lo que estaba pasando y su plan ya pensado.
—Te dispararon por mi culpa. Te traje a mi casa para que te trataran —hubo un escalofrío repentino en su voz que casi hizo temblar a Stella bajo las sábanas.
Ella no sabía la causa de su repentino cambio de actitud, y por esa razón, estaba aún más inquieta.
¿Estaba pensando qué hacer con ella incluso en este momento que compartían? Quería saberlo por todos los medios, pero no sabía cómo preguntar.
Y entonces finalmente, la pregunta ideal vino a su mente.
—¿Por qué estás haciendo esto? —le preguntó sin rodeos.
Matteo fue tomado por sorpresa con la pregunta ya que no esperaba que esa fuera su primera indagación. A pesar de eso, le dio su respuesta.
—Hiciste lo mismo por mí cuando llegué a la oficina herido, estoy seguro de que lo recuerdas.