Beatriz lo atrajo hacia sí con más fuerza, ansiosa por sentir todo lo posible de él. Agarró su cabello, tirando suavemente e intentó trepar sobre él para tener más de su cuerpo contra el suyo. Rhys gimió y le subió el vestido para agarrarle el trasero.
—Mierda, ¿estás usando ropa interior? —gruñó en su oído.
—Quizá —respondió Beatriz mientras se mordía el labio inferior—. Apuesto a que quieres averiguarlo.
Un hombre carraspeó y tanto Beatriz como Rhys dirigieron la mirada hacia el conductor de aparcacoches. Éste le extendió la llave a Rhys. —Tu coche.
Rhys asintió una vez y se desenredó de Beatriz, solo para colocarla en el lado del pasajero del coche. Beatriz abrió sus piernas para provocarlo y él gimió cuando vio el pequeño tanga que ella se había puesto.
Él se metió en el lado del conductor, se abrochó el cinturón, luego arrancó el coche antes de acariciar la pierna de Beatriz hacia arriba. Ella se mordió el labio y abrió más las piernas. —Así que ahora sí quieres tocar, ¿eh?