Beatriz observó cómo Rhys se quitaba con confianza su mono, su cuerpo revelado ante sus ojos hambrientos. Su figura esculpida y sus músculos tensos la dejaron sin aliento, confirmando el efecto que tenía sobre ella. Su mirada seguía cada uno de sus movimientos, cautivada por la sensualidad cruda que emanaba de él.
Rhys entró en la ducha, el agua tibia cascabeleaba sobre su cuerpo, acentuando cada curva y plano. Sus ojos nunca dejaron los de Beatriz, su mirada llenaba de una mezcla de deseo y adoración. Lentamente, alcanzó el jabón, sus manos deslizándose sobre su cuerpo en un baile seductor.
Beatriz sintió una ola de calor concentrarse entre sus muslos al observarlo, su corazón latiendo fuertemente en su pecho. No podía apartar sus ojos, hipnotizada por la vista de él dándose placer, sabiendo que todo era para ella. La anticipación crecía dentro de ella, su propio deseo aumentando con cada segundo que pasaba.