Damián cruzó sus brazos, su expresión una mezcla de preocupación y frustración. —¿Qué pasó? ¿Confrontaste a Carlos? Se suponía que me actualizarías sobre lo que sucediera. Me estaba volviendo loco de preocupación por ti.
Rhys asintió, su garganta se apretaba con un nudo al intentar componerse. —Lo sé, y lo siento. Es solo que... las cosas se complicaron con Beatriz, y no lo manejé bien.
Los ojos de Damián se suavizaron, y él dio un paso más cerca. —¿Complicado cómo?
Rhys tomó una respiración temblorosa, luchando por encontrar las palabras adecuadas para transmitir la profundidad de su turbulencia. —La cagué, Damián. La lastimé, y después de eso, no pude enfrentarla. Dejé que mis propias inseguridades se apoderaran de mí, y la alejé. Ahora ella no contesta mis llamadas, y no la culpo.
El ceño de Damián se frunció, su preocupación se profundizó. —¿La lastimaste? ¿Qué hiciste, Rhys?