Rhys estaba parado en medio del gimnasio, los puños apretados con fuerza mientras miraba hacia abajo el saco de boxeo que tenía enfrente. Su mente era un torbellino de emociones y no conseguía calmarse.
Mañana era el día en que iba a encontrarse con el hombre que lo había aterrorizado, y no podía evitar sentirse inquieto y ansioso. Habían pasado años para tener el coraje de enfrentarlo y ahora que el día finalmente había llegado, no estaba seguro de estar listo.
Tomó una respiración profunda y comenzó a golpear el saco con todas sus fuerzas, sus puños golpeaban el cuero con un fuerte estruendo. Cada golpe estaba lleno de ira y frustración, una manifestación física de las emociones que giraban dentro de él.
Rhys siempre había sido un luchador disciplinado, pero hoy sus golpes eran salvajes y descontrolados. Sentía su corazón latir rápido, la adrenalina bombeando en sus venas mientras desataba todas sus emociones reprimidas en el saco.