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Desde que Beatriz volvió de su viaje al baño de confort, estuvo callada todo el camino de regreso a casa. Matteo pensó que solo era cansancio del viaje, así que lo ignoró ya que también creía que ella estaba ansiosa por volver a casa y ver a sus otros hermanos mayores.
En cuanto llegaron al aeropuerto, el secretario de su padre vino a recogerlos con el coche. Mientras conducían de regreso a casa, Matteo miró a su hermana menor de reojo y le habló.
—Ya casi llegamos a casa. ¿Estás bien? —preguntó él.
—Sí —dijo Beatriz, mordiéndose la uña del pulgar—. Con tener sueños sobre Damien y Rhys, de ese tipo además… obviamente no podía sacarlos de su cabeza.
—¿Emocionada por ver a tus otros hermanos? —preguntó Matteo.
—Por supuesto —respondió Beatriz casi de inmediato, girando la cabeza para mirar a Matteo.
—Eso es bueno. Mientras descansas y te recuperas, seguro que te divertirás con nosotros —comentó él.