Matteo echó un vistazo alrededor de la habitación, notando la tensión espesa en el aire. Avanzó y justo en ese momento la puerta se abrió de golpe y capturó su atención; y ella miró para ver... ¿globos?
Detrás de la montaña de globos cubiertos de grandes letras, aparece la cara radiante de Stella, seguida por un Ares que tenía cara de compasión sosteniendo flores.
Damián y su padre también entraron justo después de ellos. Damián y Rhys habían salido antes y le habían dicho que le traerían una sorpresa. Supuso que su familia y su mejor amigo eran la sorpresa de la que hablaban.
—¡Oso! —gritó Stella, haciéndola sobresaltarse por el volumen de su voz y Remo suspiró, frotándose la nuca como si estuviera cansado de su amiga.
Mientras todos se acercaban a la cama, Beatriz miraba la cantidad excesiva de globos redondos de colores en palitos que Stella sostenía y fruncía el ceño en confusión mientras los leía.
—Feliz cumpleaños
—¡Es un niño!
—Felicidades
—¡Es una niña!
—Mamá hermosa