Alina soltó una risita —¿Quién soy yo?
Beatriz asintió, su corazón latiendo fuerte en su pecho. No podía evitar tener un mal presentimiento.
—Soy tu amiga, ¿o no? —dijo entre risitas, jugando con un mechón del cabello de Beatriz.
—No, me refiero a quién eres tú realmente. ¿Qué es lo que quieres de mí? —A Beatriz le costaba creer que Alina no tuviera segundas intenciones ahora.
Desde que se conocieron hasta ahora, no estaba segura de que todo fuera una coincidencia. Probablemente se había hecho amiga de ella por sus propios intereses personales, ¿pero cuáles?
¿Por qué se le acercó en primer lugar?
—Vamos, Beatriz, no quiero nada de ti. Solo quiero ser tu amiga —dijo simplemente, pero Beatriz no le creyó.
El brillo maquiavélico y la sonrisita traviesa en sus labios hicieron que sintiera que solo estaba jugando con ella.
Es como si todo fuera un juego.
—¿De verdad? —preguntó Beatriz, su voz apenas por encima de un susurro.