Pesadillas. Una simple palabra que puede ser singularmente angustiante para cada persona. Es como una manifestación personal de tus miedos y ansiedades más profundos.
Cuando las contemplas, se siente como si tu propia mente te atrapara en una película de terror interminable.
En estas vívidas pesadillas, no hay escape del terror, y puede ser aún más abrumador cuando no puedes distinguir entre la realidad y el mundo de los sueños.
La experiencia se vuelve tan real que parecía que ya no era un sueño.
Los sueños habían llegado a ser tan vívidos e intensos que al despertar, se sentían como recuerdos de la vida real.
Damien había sufrido otra pesadilla traumática, y el tormento que sentía en ese sueño era tan insoportable que no se lo desearía a nadie.
Los sueños se habían convertido en una fuente de preocupación constante, como una bomba a punto de estallar en cualquier momento.