—¡Rhys! —gritó Xavier pero no hubo respuesta. Se dirigió hacia el baño y giró la perilla de la puerta, pero la puerta no se abrió, estaba atascada.
Le palpitó el corazón porque había visto esto antes y no era una experiencia que quisiera vivir de nuevo.
—¿Rhys? Soy yo, soy Xavier. Abre la puerta, venga.
—¡Rhys! —gritó Xavier cuando no obtuvo ninguna respuesta.
Estaba golpeando la puerta con su puño,
—Rhys, abre la puerta, por favor, mierda, abre la puerta.
Nada.
Absolutamente nada.
Puro pánico y adrenalina le recorrían.
Xavier empezó a sentir un presentimiento de miedo al darse cuenta de que algo podría estar mal. Tomó una respiración profunda.
—¡Voy a romper la puerta! —gritó y luego levantó su pie y pateó la puerta con todas sus fuerzas.
La puerta se astilló y quebró, y Xavier tropezó al entrar al baño.
Xavier había sido entrenado para ser un asesino y despiadado desde joven pero nada podría haberlo preparado para la escena frente a él.