—Cuando se vació en ella —por segunda vez— Eli no pudo evitar sentir que toda su vida sexual hasta hoy había sido una mentira.
Todo lo que ocurrió en esta parte de la última hora era completamente nuevo para él. Esta sublime intimidad de enredarse profundamente el uno en el otro, verdaderamente piel con piel y alma con alma. Este anhelo desesperado que lo hacía quererla abrazar más y más fuerte hasta que ella se convirtiera en parte de él y hasta que sus latidos se convirtieran en uno solo. Esta necesidad insaciable que no disminuía ni un poco incluso mientras se relajaban flojos en brazos del otro, jadeando pero negándose a soltar su apretado abrazo.
Si esto era lo que se suponía que debía sentir el sexo... entonces, ¿qué había estado haciendo todos esos años?
O tal vez, esto había dejado de ser simplemente sexo para él hace ya mucho tiempo. ¿Tal vez esto era lo que la gente llamaría... hacer el amor? Y en ese caso, él era de hecho tan novato en eso como la chica en sus brazos.