Hace muchos años, en el imperio de Arcaria, Jackson se despertó sintiéndose especialmente cansado. Sentado en el borde de la cama, estiró el hombro en un movimiento circular con la mano sobre él. Mirando a su alrededor, profundas líneas se formaron entre sus cejas.
—¿Por qué siento que ya he hecho esto? —tal vez fue su intuición animal la que lo puso a pensar. Sin embargo, no se detuvo en ello mientras continuaba con su día.
Hoy era el primer día de festividad por la fundación del imperio. Por lo tanto, Jackson se preparó ya que acompañaría al príncipe heredero al terreno de caza.
Las festividades, los reales y hasta los nobles eran justo como los recordaba antes de volver de la guerra. No había nada nuevo para él. Por lo tanto, descartó la sensación de familiaridad en su corazón como algo que estos nobles normalmente harían —se sentía igual.
Pero entonces, esta sensación se intensificó cuando una rama cayó repentinamente hacia Quentin.
